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Samanta


El día de la boda, estoy super nerviosa mientras las doncellas me visten con el precioso vestido de color marfil con flores que yo no he elegido, y me peinan con un moño bajo que me estiliza la cara.

Llevo 3 días sin comer de lo nerviosa que estoy, no sé si mi plan saldrá bien, o será un desastre, pero de todas maneras lo llevaré a cabo, sea como sea.

Tampoco he podido ver a Daina, pero sé que va a estar en la ceremonia real cuando me vaya a "casar". Sé que ella no confía mucho en mi plan, pero yo tengo esperanzas de que me va a salir bien (o eso espero).

Las doncellas me dirigen hacia un espejo, y lo que veo me gusta, y mucho, pero lo que justamente entra por la puerta no. Marcus, ahí está, con su traje, dispuesto para todo, lo que no sabe es que yo le voy a fastidiar sus planes para hacer los míos

- Estás preciosa, amor mío.

- Gracias.

- ¿Estás nerviosa?

- ¡Si! No puedo con la emoción que tengo dentro. Estoy esperando el momento de dar el "Si quiero" - Digo con cierto sarcasmo que por su cara de emoción él no sabe.

- Vale amor, ahora nos vemos - Se despide dándome dos besos en las mejillas.

Sale por la puerta y al poco tiempo vienen a buscarme para ir al altar.

Veo a mi padre, al padre de Marcus, y a Marcus. Bueno, y por supuesto al hombre que nos iba a casar.

Me dirijo hacia ellos y mi padre me recibe cogiéndome de las manos y con una sonrisa ancha. Se aleja hacia atrás y me deja con Marcus. Me dedica una sonrisa tierna y el hombre que nos iba a casar empieza con lo que yo llamo "El Sermón".

Cuando acaba, le pregunta a Marcus que si quiere casarse conmigo, y claramente dice que sí. Se dirige hacía a mí y me hace la misma pregunta. Todos se quedan esperando mi respuesta, y yo me giré y localicé a Daina. Me dirigí hacia ella y todos emitieron un "oh".

Daina se quedó blanca y me dijo que si con la cabeza, con las lágrimas cayendo sin parar sobre su dedicada piel. Me voy acercando hacia ella y se escucha una serie de cosas.

"¡LESBIANA!"

"¡DISPAREN!"

Y un sonido que me destrozó el alma.

Una bala aterriza en la cabeza de mi pequeña, ella no se lo merece, porque ella.

- ¡¿Qué habéis hecho?! - Grito desesperada - ¡Ella no! ¡No se lo merece! ¡Hacedme lo mismo a mí si os atrevéis! ¡Papa por favor, un médico!

- Lo siento mi niña, pero te vas con ella. Disparen.

BUM

FIN

Amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora