« Capítulo 10 »

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Estábamos en la carretera, rodeados de arboles de nuevo, con las ventanas abajo, sintiendo el aire frío, estaba amaneciendo.

-Oye Simón -Me miro con una sonrisa burlona

-Todavía no llegamos, no hace falta decirlo -Reí

-¿Como renunciaste a tu trabajo?

-Un compañero llamo y le dije que le informara al jefe que renunciaba, ¿Y tu?

-Hice que me despidieran, le tire un café caliente a una compañera

-Eso no hizo falta

-Lo se... pero era una perra, criticaba todo lo que hacia, se lo merecia

No pude evitar reírme, en todo el tiempo que estuvimos en esa ciudad ninguno pudo llevarse bien con nadie, ni pudimos adaptarnos al trabajo.

-En mi trabajo el jefe odiaba que fumara

-¿Fumas? -Dijo de una manera chistosa

-Lo probé durante unos días, no me gusto, ya lo deje

Mientras hablábamos pude ver como a lo lejos había un hotel

-¿Quieres descansar? -Pregunte

-Si, dejemos nuestras cosas, durmamos unas horas y sigamos

-Esta bien

Dejamos el auto en el estacionamiento, fuimos a la recepción, en donde pedimos una habitación.

La cama era suave, todo estaba limpio, era un buen lugar.

Dejamos nuestras cosas en el suelo, nos tiramos en la cama, donde nos quedamos dormidos casi al instante, era tan suave.

———————————

Los edificios, las personas y el sonido de los autos atascados en el trafico, estábamos conduciendo en una pequeña ciudad muy cerca de la carretera que lleva al hotel.

-¿Sabes en que pienso? -Dije

-En que

-Quiero cambiar de auto, uno mejor

-Podríamos ir a un estacionamiento y robar uno mejor

-Dios no soporto este auto, lo tenemos desde que lo robamos en la ciudad luego de deshacernos del que tomamos del hospital

-Lo se

Seguimos hablando mientras nos acercábamos cada vez más, hasta que pude verla, habíamos llegado.

La playa.

Aarón B.

Wheather (actualizando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora