Capítulo 16

968 39 3
                                    

•Emiliano•

Al recordarla siempre me llegaba una extraña sensación en el pecho, como si de repente me faltara la respiración no me gustaba sentirlo, así que trataba de ignorarlo. 

Seguí mirando a través de la venta me concentre en el sonido que provocaba la tormenta, el cielo estaba plagado de nubes grises, se estaba haciendo tarde, no me arrepentía de haber venido aunque si de haberle pegado a Max aunque no me gustaba ver llorar a Bash odiaba verlo triste, pero en definitiva ver así de destruido a Max fue horrible quería decirle mil cosas, pero no salía ni una de mis labios, lo conocía desde que él tenía tres, el saber que me necesitaba y que yo no estuve ahí para él fue un golpe que no estaba preparado para recibir.

 Siempre había sido muy perceptivo la mayoría del tiempo me daba cuenta de lo que sucedía a mi alrededor podía ver muchas cosas que otros no pero últimamente no prestaba mucha atención a algunas cosas, eso me hizo preguntarme si no había sucedido algo más que estaba dejado pasar. 

 -Emi que haces aquí- pregunto Janet con cariño tocando mi hombro, me sobresalte un poco al oírla porque ni siquiera me di cuenta cuando se acercó a mí, como es que ni siquiera oí la puerta cuando se abrió. 

 -Perdón te asusté-se disculpó acariciando mi mejilla con su mano 

 -No, pasa nada, Jan solo estaba distraído, no te preocupes- dije apartando su mano cuidadosamente, ella me miro con tanta dulzura que dolía, podía tolerar esa mirada, pero no el roce de su mano me era imposible. 

 Su mirada poco a poco cambio a tristeza, me aparto el cabello del rostro y tomo mi brazo para dirigirme cuidadosamente a la sala al llegar ahí me indico que me sentara 

 -¿Qué pasa mi niño?- pregunto tomando mi mano que tenía el yeso, la beso y dirigió su mirada hacia mí como tratando de adivinar si me pasaba algo, yo me quede callado y ella pareció entender que no quería hablar de eso 

 -Pero mira nada más como estas dijo refiriéndose a mi yeso- en un tono nada amigable 

 -No está bien que andes saliendo de casa sin avisar que tal si te hubiera pasado algo peor y todos sin saber donde estabas- regaño estaba a punto de decir lo siento cuando tocaron a la puerta 

 -Que haces aquí Julián-se extrañó Jan 

 -Vine a ver a Max me llamo hace un rato pidiéndome que fuera a una citación mañana, me dijo ustedes tienen revisión con el bebé y no les daba tiempo, pero se oía mal, así que decidí venir siento no haberte avisado-se disculpó 

 -Ya sabes que no tienes que avisar es tu hijo- 

 -¿Que fue lo que paso?- interrogo debo admitir que se veía bastante preocupado 

 -Se oía destrozado, estoy seguro de que estaba llorando- informo 

 -¿Qué te dijo?- se extrañó Jan 

 -Pues básicamente eso fue lo único que me dijo Pa... puedes ir mañana al colegio, me dieron una citación, mamá e Iván están ocupados porque irán a la cita de su bebé, puedes venir tú por favor, pero si lo hubieras oído Jan lo dijo de una manera tan suplicante que pensé que algo malo debía estar pasando después solo me colgó, le llame y envié mensajes, pero nada no contesta-explico, Jan lo miro extrañada y luego me miro a mí como averiguando si sabía algo 

 -¿Dónde está?-justo cuando me hizo esa pregunta bajaron Max e Iván, él lo abrazaba cariñosamente con el brazo derecho mientras besaba su cabeza, Max tenía los ojos rojos obviando el hecho de que había estado llorando enseguida, Jan se acercó a ellos con delicadeza aparto a Max de Julián para ella poder abrazarlo, cuando se separaron ella comenzó a inspeccionarlo y pudo ver los golpes que tenía en la cara, ya que se estaban haciendo más visibles en especial ese que le había dado en el pómulo que para mi desgracia fue en el que se fijó Jan 

Destruido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora