𝘔𝘺 𝘚𝘦𝘤𝘳𝘦𝘵 𝘖𝘧 𝘔𝘺 𝘓𝘪𝘧𝘦 ━━━━ 𝘕𝘰𝘻𝘦𝘭 𝘚𝘪𝘭𝘷𝘢

3- ¿Por qué?

Fueron a esa misión luego de  que me despidiera de ti, estabas feliz y luego de sonreír me dijiste:

—Te traeré un recuerdo.

¿Que recuerdo podrías traer de un lugar así?

En fin, tú y otros dos fueron. Pasaron tres, cinco y siete días, pero no regresaban.

Ya era por la tarde de nuevo y no había pistacde ustedes,te extrañaba, quería volver a escuchar tu risa causada por alguna tontería y pasar tardes contigo. Pero extrañarte estuvo bien, no fue en vano, sirvieron para darme cuenta de algo.

Y ese algo que me di cuenta, era que te amaba, comencé a sentir algo por ti ya un tiempo atrás, pero no me di cuenta de ello, o en todo caso, no quise darme cuenta,

Eras totalmente unica, intrépida y creativa, amaba cada cosa que hacías, era la única que me alegraba. Muchas veces pensé en decírtelo, pero también pensaba en mi posición, yo era de la realeza y tu una plebeya, en el caso que aceptaras mis sentimientos, ¿Como verían los demás nuestra unión? Lo pensé tantas noches y al final decidí que te lo diría.

Estaba enamorado de ti y que más daba? Era eso lo que en realidad me importabs en esos momentos, por eso, no me importaba que fueras una plebeya, lo único que sabía era que te amaba.

Se lo había comentado a Noelle quien era la única de mis hermanos con quien te llevabas bien y incluso eran amigas, la cuál con emoción dijo que sería muy probable tu sientas lo mismo.

Esa tarde llegó uno de los miembros de la orden diciendo que los tres ya habían llegado, me tranquilizó bastante saber que ya estaban allí. Salí de la oficina tratando de lucir calmado pero en realidad quería saber como estabas, me oprimía la idea de que estuvieras herida.

Llegué hasta el lugar donde se suponia debías estar, pero sólo estaban los otros dos miembros que te acompañaron, los cuales dijeron que habías ido a tu cuarto. Fui hasta allí, toque la puerta, pero nadie respondió.

Volví a hacerlo y escuche a alguien caminar hacia la puerta, me aleje un par de pasos. La puerta se abrió y eras tu, pero... Tu semblante era pálido y tus ojos estaban entre abiertos, parecía que en cualquier momento caerías desmayada.

Sonreiste levemente— ¿Como estas? ¿me extrañaste?— la misma voz animada que tanto quería.

—¿Estas bien?, estas muy pálida.

—S...si. Estoy bien, sólo tuve un mareo, creo que estoy cansada por el viaje.

—Mañana tienes el día libre— sentencie.

—No es necesario, ya estoy bien— sonrío.

—Tengo algo que decirte— era el momento.

—Dime.

—Te lo diré en la noche— dude.

- Bueno, pues... hay algo que debo decirte, te lo diré en la noche entonces.

Asentí y te pedí que descansarás, dijiste que lo harías y volviste a cerrar la puerta. Me fui de allí pensando en que sería lo que me dirías, tal vez sería algún logro en tu misión.

Lo que nunca pensé es que preferiría nunca haber escuchado eso.

Ya era casi media noche, esas eran las horas en las cuales nos encontrábamos. En parte era algo sin ningún tipo de sentido. ¿Por que nos reuníamos a esas horas a escondidas?

Después de todo, no estábamos haciendo nada malo, solo lo hacíamos como una costumbre tonta que teníamos. Escuche a alguien acercarse y voltee encontrandome contigo, tan hermosa como siempre. Ambos nos sentamos, como siempre miramos al cielo como si tratáramos de ver algo que ninguno de los dos podía.

—¿Que querías decirme?— Dijimos ambos al mismo tiempo, te escuche reír un poco y decías:

—Habla tu primero.

Asentí, volví a mirar al cielo estrellado y comencé—: __________, me e dado cuenta que siento algo por ti. Yo te amo, eres la única persona que me alegra con sus tonterías, la única que tal vez a logrado soportar mi mal carácter, y la única que ha conseguido robar mi corazón al tal punto de amarte. Estos días en que no estuviste sirvieron para darme cuenta de eso. No me importa que seas plebeya, lo único que me importa es que te amo y quiero que...

No seguí diciendo nada ya que me di cuenta de que lágrimas no paraban de deslizarse por tu mejilla, ¿había dicho algo mal? No lo sabía. Sollozando un poco y con los ojos llenos de lágrimas dijiste:

—Nozel... por que lo haces más difícil ¿eh?, ¿por que?

¿A que te referías?