Control Enemigo

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El Hechizo de las Mariposas

Basado en el anime de Yu Gi-Oh!

Fanfic por Yukino

Seto - Joey

Capítulo 6

Control Enemigo




Bakura miraba al mar, fijándose en el vaivén de las olas y como estas se llevaban de la arena, las huellas de los que allí pasaban. Le gustaba eso, pensaba que el océano era un perfecto baúl de secretos, el más confiable de los amigos. Suspiró un poco y dejó que el barullo de las olas invadiera sus oídos y que el viento meciera su cabello. Cerró los ojos y dirigió su rostro hacia el cielo que ya se tornaba en ocaso, cuando lo escuchó venir y su corazón se llenó de alegría.

—Bakura, me alegra haberte encontrado.

El joven de mirada inocente sonrió para saludar a su amigo, le extendió la mano y sonrió aún más al saber que estaba bien. Se miraron largo rato a los ojos, cada uno a su vez intentando recuperar de sus pupilas los buenos recuerdos.

—Me lo pediste y aquí estoy Marik. No es de mi agrado de nuevo participar en lo que sucede, pero si tu piensas que puedo ayudar, lo haré encantado.

—Bakura, sabes que puedes renunciar a ayudar si lo deseas. Sé además que te estoy pidiendo algo que no es muy agradable pero cualquier cosa que puedas decir será de mucha ayuda.

—¿Sabes? —intervino Bakura con un guiño —es raro que estés tan interesado en ayudar, hasta donde recuerdo lo único que pasaba por tu cabeza era escapar de todo esto.

—Es imposible escapar del destino Bakura. Además una vez hui de alguien y eso me costó muy caro.

Y ambos sabían a qué se refería. Bakura volteó su rostro entristecido mientras la vista de Marik igual o mas triste miraba morir la tarde. Marik había escapado a lo que sentía por el otro y eso lo llevó a esconderse de él mismo en las profundidades de la tierra. El joven de cabellos lilas que apenas si se enteró, odió que el otro chico hubiese preferido irse antes de decirle algo. Pero Bakura era demasiado noble y sabría esperar. No estaba feliz con lo que tendría que hacer, temía al hechicero y si era cierto lo que vio, no la pasaría muy bien en sus manos. La propuesta de Marik era muy arriesgada para la poca tranquilidad que había tenido en la vida. Pero como dijo su amigo, no se podía escapar al destino.

—Marik, mi papá se irá de viaje otra vez hacia Oceanía, si sobrevivimos a esto ¿te gustaría venir conmigo?

El joven de cabellos de arena sonrió y lo abrazó, tenía entonces su respuesta positiva, si vivían, si todo salía bien, se merecían ambos una segunda oportunidad. Por ahora, el tiempo apremiaba y tenían que ver con urgencia a aquel al que llamaban Faraón.

___

Abrió las puertas de par en par, entrando con la elegancia de una mujer hermosa. Parecía que a las damas egipcias nadie les podía impedir el camino y mucho menos a una que hipnotizaba de tal manera. Kaiba que estaba prendido al teléfono, no tuvo más opción que virar su asiento para verla y colgar para atenderla. Se sentó entonces frente al presidente, quien tampoco pudo escapar a la enorme atracción de esa mujer.

—¿La he hecho esperar mucho señorita?

—Miles de años señor Kaiba, miles de años. —Ante la extraña respuesta Kaiba se sorprendió, la mujer entendió esto y agregó —es solo una expresión señor Kaiba —suspiró un poco y vio hacia el ventanal —no sabe cuanto lamento que las desgracias del mundo hayan pospuesto esta reunión hasta hoy, pero usted y yo somos gente de negocios, y no nos van a detener unos cuantos insectos ¿verdad?

Seto Kaiba estaba sorprendido con aquella dama, no solo su figura era esbelta, sino también su forma de hablar y de moverse, cada palabra que decía era tan llena de una seguridad que lo asustaba. Y a pesar de todas estas cualidades que la adornaban, en el presidente había algo que no le gustaba.

—Tiene razón señorita, Rilara, nada nos puede detener. He leído su propuesta.

—¿Y qué le ha parecido señor Kaiba?

—Algo arriesgada para mí señorita. Hacer un torneo en Egipto, aún no logro comprenderlo.

—Señor Kaiba, mi empresa desea fomentar el turismo de mi nación, un torneo patrocinado por su corporación nos daría la credibilidad de los participantes. Sería tan beneficioso para todos. Señor Kaiba, por si no lo ha notado yo soy de Egipto. Además, a partir de su torneo en ciudad batallas, se ha corrido un rumor, sobre un antiguo juego llamado «De las sombras» que al parecer tuvo sus orígenes en el antiguo imperio.

La mujer sabía perfectamente de lo que hablaba. Seto disimuló muy bien el impacto que eso le había causado. La dama con sus preciosos ojos sesgados miraba y esperaba de él alguna reacción que le indicara así fuese algo mínimo, pero Seto se mantuvo como una roca. Y antes que su voluntad se viera afectada, de nuevo intervino.

—Señorita Rilara, eso de lo que habla no son más que cuentos de hadas difundidos por mentes ociosas, no arriesgaré mi dinero si lo que piensa es promover historias tontas.

—Señor Kaiba —refutó la mujer llevando su mano a la barbilla —esos cuentos de hadas como usted les dice, fueron los directos responsables de la creación del juego de monstruos. El señor Maximilian Pegasus tuvo que creer para poder iniciar, y usted mismo tuvo que hacerlo para poder hacer del juego lo que es ahora. Nuestra única intención es esparcir la leyenda que surgió de Egipto, a la gente le gusta esa clase de historias, que los aparten de esta horrible realidad ¿no lo cree usted señor Kaiba?

Kaiba la miraba fijamente mientras hablaba. Su voz suave y cautivante le recordó mucho a la que tenía Ishizu, y al parecer sabía más de lo que aparentaba. Decidió seguir escuchándola, de esa mujer no se huía tan fácilmente.

En ese mismo instante Joseph Wheleer se reunía con sus amigos a los que no veía hacía días. La escuela seguía cerrada por reparaciones y eso le daba la mañana libre. Le pareció curioso que Yugi se hubiera excusado para no ir.

—Y dime Joey dónde has estado durmiendo —preguntó Tristán algo molesto.

—Ohm, en la casa de un amigo.

—¿En serio Joey? —intervino Thea —Hasta donde sé, tus únicos amigos somos nosotros —el chico se sonrió y se sonrojó. No podía aún decirles que vivía en un departamento de Seto Kaiba y peor aún, que lo compartía con él. Por el momento dejaron el tema, pues Tristán debía dar una noticia nada alentadora para Joey.

—Amigo sabes recibimos una carta de May y lo que nos dijo no te va a gustar —hizo una pausa para ver hacia Thea —May va a casarse.

—Ah, ya lo sé, su novio es un arqueólogo muy famoso.

—¿Cómo? ¡se supone que con esa noticia te tirarías de un quinto piso!

—Tristán, yo he madurado mucho y sé aceptar las cosas como un hombre, si ella no me quiere pues que le voy a hacer.

—Si cómo no —intervino de nuevo la joven Thea —lo que pasa es que tienes a alguien más a quien querer verdad?

Lo jóvenes se echaron a reír ante el sonrojo total del rostro de Joey. Y los recuerdos de esa mañana se le agolparon en la cabeza a pesar que ya debería estar acostumbrado. Pero no dejaba de pensar que era eso que alteraba tanto a su Kaiba cuando dormía y mucho menos dejaba de pensar en lo que estuvo a punto de decirle esa misma madrugada.

El hechizo de las mariposas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora