Prólogo

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Desde muy joven soñé con ser alguien reconocido, con dejar mi huella en el mundo arquitectónico. Imaginé edificios que redefinieran el paisaje de Nueva York, obras maestras que hablaran de mi dedicación y talento. Y ahora, puedo decir con orgullo que lo logré. Soy Christopher Harper, el arquitecto más solicitado de la ciudad, el nombre que todos quieren en sus proyectos.

Pero la cima del éxito no siempre es tan brillante como parece.

El teléfono interrumpe el silencio ordenado de mi oficina, arrancándome de mis planos.

—¿Qué pasa, Liliana? —pregunto, intentando mantener la paciencia mientras escucho la voz aguda de mi asistente.

—Señor Harper, disculpe la interrupción, pero hay alguien que insiste en verlo.

—¿Tiene cita?

—No, señor.

—Que regrese cuando tenga una.

Cuelgo y vuelvo a concentrarme en mi trabajo, pero no pasan ni cinco minutos cuando los gritos al otro lado de la puerta captan mi atención.

—¡Señorita, no puede pasar! ¡Señorita!

La puerta se abre de golpe, y allí está ella. Grace. Su cabello rubio perfectamente arreglado, el abrigo de diseño abrazando su figura, pero con una expresión tensa que nunca le había visto antes.

—Señor Harper, lo siento mucho —se disculpa Liliana, jadeando detrás de ella.

—No te preocupes, yo me encargo. —Me levanto y fijo la mirada en Grace, intentando leer sus intenciones.

—¿Necesitas algo?

—Christopher... —Su voz tiembla, y en ese instante algo se revuelve en mi estómago.

—Grace —respondo, pronunciando su nombre como un eco del pasado.

—Tenemos que hablar.

—En este momento estoy ocupado.

—Por favor, es importante, no me llevará mucho tiempo.

Frunzo el ceño, pero asiento con desgano.

—Cinco minutos.

Grace hace una pausa, mordiendo su labio inferior. Luego suelta las palabras como una bomba.

—Estoy embarazada. Y tú eres el padre.

Por un segundo el mundo se detiene. Todo lo que puedo hacer es mirar cómo desabrocha su abrigo, revelando un vientre que comienza a notarse. Mi corazón late con fuerza, pero mi mente intenta racionalizarlo.

—¿Es una broma? ¿Cómo puedes pensar que ese bebé es mío?

—¡Tengo cuatro meses, Christopher! —grita, su voz temblando de frustración.

El aire en la habitación se vuelve denso. Paso una mano por mi cabello, tratando de calmar la tormenta que comienza a formarse en mi interior.

—Haremos una prueba de paternidad. Si el bebé es mío... me haré cargo.

...

Dos semanas después, estoy en mi oficina con el sobre en mis manos. No he podido abrirlo desde que llegó esta mañana. Siento el peso de su contenido como si pudiera cambiar el curso de mi vida para siempre.

—Vamos, Christopher, no le des tantas vueltas al asunto —dice Joshua, sentado en el sofá con Gustavo a su lado.

—¿Y si lo soy? —pregunto, apenas audiblemente.

—Te harás cargo. Así de simple —responde Gustavo con firmeza.

Mis manos tiemblan mientras rasgo el sobre. Los resultados están allí, claros y contundentes.

—Cincuenta dólares a que es el padre —bromea Gustavo, intentando aliviar la tensión.

—Trato —responde Joshua, igual de despreocupado.

Ignoro sus comentarios y leo el resultado que marcará el resto de mi vida.

99% de compatibilidad.

El silencio cae en la habitación. Cierro los ojos, dejando que la realidad se asiente. Soy el padre.

...

Hola de nuevo.
Después de tanto tiempo y noches largas de edición eh decidido reescribirla (otra vez), nuevas escenas pero en el mismo camino.

Espero que esta nueva edición les guste (lo bueno es que son pocos capítulos jeje).

Y les quiero agradecer por todo el apoyo que a recibido esta historia, estoy agradecida <3

Papá SolteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora