Gemini Bar

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Esta vez el capítulo es bastante más largo. Disfrútenlo.

Gracias Yushuba por tu paciencia y apoyo 🧡
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SUNA

Al llegar a casa se encontró con Osamu en la entrada. Los doloridos ojos de Suna, no daban crédito a lo que veían.

- Suna- dijo el de pelo azabache con una voz que era mezcla de alivio y enojo.

-¿Qué haces aquí? - A Suna le fue imposible ocultar su molestia, pues aquel posgrado en Chicago representaba su libertad.

En EEUU podía hacer lo que quisiera lejos del yugo protector de su padre. Este país se había convertido en su santuario, un lugar en el que podía hacer su voluntad.
Estudiar lo que en verdad le apasionaba y ver a quien se le antojara lejos de la mira pública. Aunque fueran amigos de toda la vida había que admitir que Suna estaba huyendo de Samu.

-¿Así es como me recibes? Vamos, no podía dejarte toda la diversión. He venido a divertirme contigo-. Las palabras de Samu lo lastimaron. Quizás esa era la manera que tenía su padre de extender su dominio. Enviando un chivo expiatorio, alguien que reportara como se estaba comportando. El tono meloso con el que lo había dicho le preocupaba.

Como única respuesta Samu recibió una rodada de ojos y a Suna haciéndolo a un lado para entrar al departamento. La luz del día se colaba por el ventanal de la sala a desnivel. Era un apartamento espacioso y moderno, -Solo hay una habitación, puedes dormir ahí, yo dormiré en el sofá- o en cualquier otro lugar pensó.

-Por las fachas que traes dudo que acostumbres dormir en tu propia cama-. Aquel interrogatorio a indirectas lo estaba fastidiando. Ya se sentía lo suficientemente agotado como para tener que lidiar con eso ahora. A pesar de no pasar tiempo en ese lujoso apartamento era lo más cercano a un hogar. Entre esos cuatro muros podía ser él mismo.

Había fotos regadas por todos lados. Sobre la barra de la cocina, la mesita de la sala y los sofás, incluso algunas colgaban en lazos contra la ventana. Tenía que huir de la presencia de aquel chico que aunque quisiera no tenía ánimo de ver.

-Ponte cómodo, iré a traerte algo para comer -.

A la mitad del camino hacia la puerta los brazos de Samu lo rodearon. Invadieron la intimidad de su piel por el borde de la playera subiendo hacia sus pectorales y acariciando su cintura. Mientras besaba la curva de su cuello dijo
-¿Crees que vine de tan lejos solo para que me invitaras a comer? -. El deseo de Samu se sentía en sus palabras y en la erección en sus pantalones.

El sexo entre ellos había dejado de ser algo casual, si lo vemos desde el punto de vista de Osamu, pero para Suna no significaba nada más que solo sexo de “amigos” y por ahora no quería tener que aclarar esas cosas con él. -Tengo hambre. Ahora vengo- se deshizo del insistente abrazo y abandonó el lugar.

Cerró la puerta tras de sí. -Que molesto- dijo entre dientes mientras se frotaba los ojos y se dirigió al restaurante/bar más cercano con la esperanza de que algo ocurriera en el camino y le impidiera volver temprano a casa.

TENDO

-¿Eres tú, Tendo?- la voz de Ushiwaka lo asustó en su misión de llegar a su habitación sin ser descubierto. -¿por qué llegas hasta ahora? ¿qué es ese olor? Déjame adivinar. Estuviste buscando sexo y drogas por ahí, ¿no es así?- a pesar de su complexión gruesa e intimidante, el tono de voz de aquel hombre con el pelo verde denotaba verdadera preocupación. A pesar de que sus ojos marrones y grandes músculos podrían intimidar a cualquiera, en Tendo ya no surtian efecto.

DaffodilsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora