TENDO
Me levanté un poco mareado, la droga consumida siempre pasaba factura al día siguiente. Especialmente si la combinas con alcohol. Estaba hecho un asco, físicamente hablando. En cuanto a la cruda moral…, mejor no mencionarlo.
Como pude caminé hasta el lavabo y me lavé la cara, volteé la cabeza en dirección al hombre con el que me había vuelto loco durante la madrugada. Él dormía apaciblemente, a pesar de encontrarse en una posición bastante rara. Tenía la mejilla y su brazo sobre la baranda de la tina, como si estuviera abrazando a alguien.
El deseo de volver a besar aquellos labios entreabiertos lo invadió. Tendo no iba a mentir. El de anoche había sido el mejor sexo que había tenido en meses, o quizás incluso años.
Siempre tenía la suerte de encontrarse con sadomasoquistas o personas tan inexpertas que se dejaban hacer y deshacer a voluntad, pero aquel… Ese hombre había guiado cada uno de sus movimientos con miradas, caricias y besos.
Costaba creer que ese chico de apariencia inocente al dormir lo había hecho correrse hasta secarse. El simple recuerdo y el cuerpo desnudo de su compañero bastaron para que Tendo se empalmara una vez más -debo salir de aquí-.
Se apresuró a ponerse "bien". Intentó arreglar su de por sí alborotada cabellera y quitar esa cara de masacrado que tenía.
Quería irse rápido. No quería que Suna despertará e intentara averiguar sobre la identidad del hombre con el que había tocado el cielo por una noche. No quería que supiera nada sobre él o sobre su pasado… No quería más problemas y molestias, Tendo solo quería estar en paz. No quería involucrarse con nadie.
Se sintió como nuevo después de esa noche. La felicidad de eso solo se veía opacada por el pensamiento recurrente de que aquella sería la primera y última vez. Que el destino se divertía a su costa juntandolos y ahora separandolos para siempre, dejando dos almas errar por el mundo sin saber más uno del otro.
Lo único que sabía de aquel hombre eran 2 cosas.
1. Su nombre era Suna
2. Era el mejor en el sexo.
Cruzó la puerta dispuesto a olvidar aquel hombre experto en dar placer. Decir que no extrañaría ese sexo candente y jugoso sería autoengañarse, pero así tenía que ser. Era momento de seguir adelante y dejar todo aquello atrás, por mucho que le hubiera gustado.
Salió de aquel lugar viendo a su alrededor, el panorama era desolado. Parecía que el apocalipsis había ocurrido en esa casa. Varias personas estaban tiradas en el piso, algunas de ellas desnudas, durmiendo en las posiciones más inverosímiles.
Las botellas y los clásicos vasos rojos estaban por doquier, ¡era todo un desastre! Buscó entre todas las cosas hasta encontrar una gorra y un cubrebocas.
De camino a casa el cuerpo de Suna lo acosó sin cansancio en su mente. No podía evitar recordar cómo sus largos dedos habían recorrido la espalda trabajada de Suna. Sus caderas chocando entre sí en un ritmo hipnótico. Cada vez que se sorprendía recordándolo se reprendía a sí mismo por permitirse fantasear con una segunda vez. Tenía que hacerle saber a su cuerpo que no lo volvería a ver y que tendría que pasar un buen tiempo en abstinencia.
No sabrían nada de sus vidas, a penas y habían logrado intercambiar nombres. La mente de Tendo se detuvo en seco al recordar ese "asunto" que tanto odiaba y que lo había llevado a cruzar caminos con aquel chico de mirada gatuna.
Hogar dulce hogar rezaba un cuadro a la entrada de la casa, que más que hogar era sólo un edificio al que podía llegar y esta vez había llegado hasta ahí por inercia.
Se había sentido más cómodo durmiendo en la tina con un cuasi desconocido con la fría baldosa en la espalda que frente a ese estúpido letrero.
Había recorrido todo el camino hasta ahí con la mente entretenida en repasar todos los surcos de la musculatura de Suna. Pensando en todo lo que habían hecho apenas unas horas atrás, una y otra vez.
Lo único que Tendo no sabía era que en realidad el destino los quería juntos. Quería que estuvieran para siempre juntos y el destino haría TODO por juntarlos tantas veces fuera necesario.
Finalmente se armó de valor y entró. Atravesó el umbral de la puerta para ser recibido por un cuarto que, de haber tenido las paredes del color del concreto, habría pasado por una cárcel o un lugar de tortura.
A pesar de ser un lugar ordenado y cómodo, Tendo siempre se sentía fuera de lugar ahí. Incómodo hasta con su propia sombra.
SUNA
Los tambores de My Sharona anunciaban una llamada entrante. Como pudo abrió los ojos y tanteo en el piso en busca de sus pantalones, para cuando los encontró la voz de Mike Kerr había sido cortada de golpe, anunciando que la persona al otro lado de la línea había desistido en su intento por contactarlo.
17 llamadas perdidas de Samu.
-Mierda- dijo entre dientes. Estaba solo, no había rastro del chico con el que había pasado la noche. Bueno, eso era algo normal para él, pasar de brazo en brazo, arrancando gemidos y escuchando a desconocidos pronunciar su nombre contra su nuca mientras los llevaba al clímax.
El teléfono volvió a sonar. Una foto de Osamu gritandole a su gemelo saltó en la pantalla a modo de identificador de llamadas. Esta vez la llamada fue ignorada a propósito. La cabeza le iba a estallar y no necesitaba un sermón a esa hora de la mañana.
La imagen de un pelirrojo embistiendolo frente al espejo del baño vino a su mente al inclinarse sobre el lavabo para lavarse la cara. Su reflejo desnudo había disparado los recuerdos de lo acontecido
-¿por qué recuerdo eso ahora?- pensó, pero le quitó importancia con un leve movimiento de hombros. Un rostro y un nombre más que olvidar.
Después de todo la fiesta había resultado entretenida.
No encontró su ropa interior, la buscó aquí y allá. En su lugar encontró unos bóxers negros que no eran los suyos. Tal vez su compañero los habría tomado por error.
-Mierda - arrojó la ropa interior ajena al bote de la basura y se subió los vaqueros a pelo. Se enfundo la blanca polera y tendría que salir a buscar su chaqueta para poder salir de ahí.
Caminar sin calzoncillos sería un problema, por lo que la idea de abandonar su chamarra se le atravesó por la mente. Por suerte para él, estaba colgada en el perchero de la entrada. La tomó y salió de aquella zona de guerra.
Ya afuera encendió un cigarrillo y lo colocó entre sus labios mientras revisaba las notificaciones en su celular. La batería estaba por agotarse. Intentó devolverle la llamada a Samu, pero tan pronto el otro saludó, el teléfono se apagó.
-Mierda- quitó el tabaco de sus labios, lo arrojó al piso y le pasó la negra bota por encima para apagarlo. Colocó la colilla aún caliente en la basura ya sin temor de iniciar un incendio que consumiera toda la evidencia de lo que había ocurrido en ese terreno de poco menos de una hectárea.
-¿Ahora qué le diré a Samu?-
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La versión de My Sharona que se menciona aquí es la de Royal Blood, no la original de The Knack.
Dense el tiempo de escucharla.No se arrepentiran xD

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Daffodils
Fiksi PenggemarEl nombre se traduce como Narciso, en realidad creo que no tiene nada que ver con la historia que leerán, pero me flipa ese nombre. Este es un pequeño relato erótico, una aventura de una noche (?) entre Tendou Satori y Suna Rintarou, fuera del vólei...