Un sol que no quema [Itadori/Fushiguro]

Día 7: Libre.

¿Podía existir un sol que no quemara?, fue lo que Fushiguro se preguntó una vez cuando tenía 16 años.

Después de todo, el único calor o cariño que percibió fue el de Tsumiki, y a veces el de Gojō, cuando era más joven. Sin embargo, no era algo que pudiese compararlo con aquel astro rey, encargado de iluminar y anunciar un nuevo día.

Y aunque ser acogido por Okkotsu-senpai, Nobara, Inumaki-senpai y Panda, le recordasen ese cariño de tener a un ser querido, como una familia, todavía, no podía decir que ese calor se asemejase a un sol.

Pero entonces, ¿Por qué Yuuji sí? ¿Por qué él?

No le encontraba una razón lógica a sus preguntas, no sin antes acabar más eclipsado que antes. Sintiéndose atraído por la calidez que él brindaba con una sonrisa o con el simple hecho de llamarlo por su nombre.

Yuuji fue un sol que iluminó sus sombras y que ciertamente, cambió su mundo. Fue ese sol molesto pero que no quemaba en su vida.

...Pero también, fue un sol que fue apagándose lentamente, hasta finalmente, morir. Porque así era como estaba destinado a ser; porque nada es eterno en este mundo, ni el mundo en sí, es eterno.

Yuuji fue un sol que no quemaba, y que en quienes conoció, dejó una calidez inmarcesible. O eso es lo que Megumi pude percibir en los demás.

Y en él.

Su partida dolió, sin embargo, él iba a seguir adelante. Porque es lo que Yuuji, su mejor amigo y ese primer amor, hubiera deseado.

Por ello, al dejar su ramo de flores, prender incienso y rezar, termina por sonreírle a la lápida. Agradeciéndole, al sol que no quema, por todos esos momentos y vivencias a su lado.

Y sobre todo, por permitirle caminar a su lado.

-Traumada Taisho