Esperando el momento.

156 13 5
                                    

Varias cajas se encontraban en la hacitación de invitados. Resultó ser que los hombres que me encontré abajo eran los que fueron contratados para ayudar en la mudanza.

Raúl llegó para ayudar a los hombres a subir las cajas. Ahora estaba tomando un café con mi madre hablando para organizarse con todos los trastos que se había llevado con él.

Cuando por fin se marchó ya era tarde. Las once de la noche. Mi madre vino a tocar a mi habitación.

-Ya se ha ido.

-Ya lo sé. Me he dado cuenta -hablaba sin ganas, probablemente no me haga mucha ilusión que unos desconocidos se vengan a vivir a mi casa.

-Cariño, ¿te encuentras bien?

-No lo sé.

-¿Que te pasa, Chiara?

-¡Ay mamá! ¡No lo sé! ¿Por qué se tienen que venir a vivir aquí? No lo puedo entender. Si no les conozco, para mi son desconocidos.

-Chiara ... No me dijiste nada de esto cuando te pregunté que te parecía. Me dijiste que lo aceptabas.

-Sí mamá... -tomo aire, pero no aguanto, se lo tengo que decir, necesito protestar-. Pero siempre fuimos nosotras dos en casa, solas, sin nadie más. Y ellos son chicos. No sé si me voy a acostumbrar. Ellos harán cosas diferentes a lo que nosotras hacemos normalmente y ya no tendremos tanta intimidad como hemos tenido hasta ahora.

-Cariño... No digas eso. Lo pasaremos muy bien todos juntos.

-No sé si creérmelo.

-Venga. No seas así. Yo creo que estás un poco negativa -me dice mamá intentando mejorar nuestra conversación, intentando que no se convierta en algo serio.

-Puede ser.

-Sí pequeña. A lo mejor mañana vuelves a cambiar de opinón. Ya lo verás.

Más vale que tenga razón.Porque sino lo voy a pasar muy mal.

Apago el reproductor de música, que estaba en pausa y me meto en la cama con intención de dormirme aunque no lo consigo a causa de los nervios que siento por esta mudanza.

...

Al día siguiente.

Maldito despertador.

Será la primera vez del nuevo año que suena. Tan solo hace cuatro días que fue uno de enero y ya lo tengo que escuchar. No es que hayan empezado la clases, pero ayer le prometí a mamá que me levantaría temprano para ordenar mi habitación, que está patas arriba.

Hoy será la última vez que estaré sola en casa con mamá, así que anoche, con todas las vueltas que di en la cama se me ocurrió que podía hacer como una despedida de soltera, como en las pelis, pero con mi madre y con otro tipo de despedida.

Así que manos a la obra.

De momento dejaré la limpieza de lado. Ya me pondré con ella después de hacer unas cuantas locuras.

Me metí en el baño y empecé a hacer de las mías.

Me maquillé con el rimel y también me puse la raya. En cada mejilla me pinté dos rayas negras simulando un militar.

Me peiné el pelo y después me lo recogí en un moño muy mal hecho, y que varios mechones se salían por el lado. Nunca me ha gustado llevarlo suelto.

Para vestirme voy y cojo unos pantalones cortos, pese al frío, que en sus tiempos fueron largos. Una sudadera de color esmeralda me llama la atención y no dudo en cogerla.

Me acabo de dar cuenta de que voy a pasar frío, así que será mejor que me ponga unas medias o algo por debajo del pantalón.

Lo único que he encontrado a sido unas mallas negras bastante rotas. No me puedo permitir estropear las buenas.

Tengo unas pintas de lo más raras, parezco un tipo de rockera cursi, pero da igual.

Hoy voy a pasarlo bien.

Amor, no existe en mi diccionarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora