CAP 25 | Te amo

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Este CAP va dedicado a una criaturita que, por desgracia, esta pasando por un momento difícil pero queremos dejarle claro que tiene una nueva familia, en la que confiar, que le dará todo el cariño y apoyo de este mundo.
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- Pero ¿por qué no me lo advertiste, por qué no me dijiste nada?
- Aqui viene lo difícil.- expiró fuertemente y se quedó mirandome a los ojos durante largos segundos.

Sonrió y miró abajo de la verguenza. Noté como se le sonrojaron las mejillas.
- Rubén, ¿qué es tan dificil de decir? Me está entrando miedo.
- ¡No! Tranquila, no es nada malo.

Pensó un rato más y dijo:
- Solo, respondeme a algo. ¿Como reaccionarias si te besara?
- No seria la primera vez que...- respondí rápidamente pero me interrumpió.
- ____, enserio, que harias?
- Rubén, no sé como actuaría en ninguna situación hasta que no sucede.

Tragó saliva, expiró fuerte y alzó la mirada a mis ojos. Nos quedamos un buen rato mirándonos. Estabamos sumidos en una mirada perfecta, enamoradiza...Parecía como si nos estubieramos escuchando pensar. Y parece que los dos deseábamos lo mismo.

De repente la luz se apagó. Los dos miramos extrañados al pasillo para ver que la luz se habia ido en toda la casa. Su hermana apareció segundos después abrazandonos.
- ¡Mmm! Tengo miedo.- dijo la pequeña.
- Tranquila tonti.- dijo Rubén agarrándola en brazos.- Solo se ha ido la luz.

Rubén habia acudido a la llamada de su padrino para intentar arreglar lo de la luz mientras yo y su hermanita jugábamos con muñecas al lado de dos velas que improvisamos como luz.

Escucho como Rubén entra en la habitación:
- ¡Nada! No sabemos que ha pasado. Hemos llamado a alguien y a ver cuando vengan que pasa...¿A que jugais?
- A las casitas.- respondió su hermana.- Esta princesita se llama como yo, este chico alto se llama Rubino, es su hermano!- dijo sonriendole.- Y esta es la amiga de Rubino. Se llama Princesa.

Rubén y yo nos miramos a causa de la ternura de su hermana. Enseguida nos pusimos a hablar y su hermanita se distrayó jugando a su rollo con los muñecos.

- Aún tienes que decirme eso tan difícil.- dije medio bajito para que su hermanita no se enterara.
- Aún estoy pensando en ello.- mira hacia abajo.- Pienso todos los dias, a todas horas.
- Rubén, ¡por favor! No me hagas esperar más.- hice que sonriera y respirara profundamente.
- Te amo.

Creo que esas palabras hubieran quedado perfectas si las hubiera dicho Rubén y no Rubino.
- ¡Te amo!- repitió su hermana moviendo el muñeco.- ¡casate conmigo! ¡Si, oh!- hizo que los muñecos se juntaran.

Pensé "ojalá lo hubieras dicho tu, Rubén" pero no pude evitar sonreir, junto a él, porque su hermana es súper dulce.

A continuación, se giró y nos habló:
- ¡Ahora Rubino y Princesa estan juntos!- se levantó y vino a nosotros. Aseñalando a Rubén- Tú eres Rubino y ____.- aseñalandome.- Princesa.

¡Que gran sorpresa! No sabia que Rubino era Rubén...

- Ahora os vais a casar. Rubino, cogelé la mano a Princesa. ¡Ui! ¡Pero no os podeis casar sentados en el suelo!
- Porfa.- Rubén le dijo llamandola por su nombre.- ¿Podemos jugar más tarde?
- ¡Joo! Es que siempre que la gente dice eso luego no quieren jugar conmigo...- empezaron a brillarle los ojos.
- Vale, vale.- dijo en tono relajador.- Jugamos ahora ¿vale? ¿Que hago?
- ¡Vale! Pues...sentados, le coges la mano a Princesa.- Rubén me cogió de la mano y algo me recorrió el cuerpo, como un cosquilleo.

Su hermanita vino corriendo con un libro infantil y abriendolo dijo:
- Mira.- aseñaló a un texto de tres lineas.- tiene que ser así.

Rubén empezó a leer el dialogo:
- ¡Oh, dulce princesa! He cruzado mares, tierras lejanas y derrotado rivales por uno de tus besos.- me pasó el libro a mi.- Te toca.- me sonrie.
- ¡Y tan merecido te lo tienes, valeroso caballero!- los tres nos reimos ya que Rubén y yo exageramos los dialogos.
- ¡Ahora viene el beso!- gritó la pequeña. Con sus bonitos y castaños ojos se nos quedó mirando esperando ese beso.
- ¡Si me permite, mi lady!- improvisó Rubén riendose. Cada vez nos acercamos más y más sin parar de reirnos. Estabamos bastante lejos pero suficientemente cerca cuando empezamos a reirnos muchísimo los tres.

En ese momento, nuestras miradas se cruzan. Los dos parece que nos entendemos y ponemos cara de traviesos ya que coincidimos en lo que queriamos hacer. A la vez dirigimos una mirada malvada a su hermanita pequeña y nos levantamos corriendo y haciendo ruidos de monstruos detras de ella.

Ella gritó un chillido como de miedo pero empezó a reirse huyendo de nosotros. La alcanzamos y la tiramos sobre la cama para hacerle cosquillas y bromas. No paraba de reirse mientras los tres nos revolcábamos en la cama.

Rapidamente la pequeñita se escabulló y corrió escaleras abajo en busca de su madre.

- ¡Que bonita!- dijo Rubén
- Lo sé.- le respondí.- Tienes una hermana muy dulce.- dije mirando a Rubén. Después, por la mirada que tenia, me di cuenta de que lo de "que bonita" iba por mi.

No me di cuenta hasta ahora. Estaba tumbada en la cama y Rubén encima mio. Toda la habitación estaba a oscuras y solo dos pobres velas nos iluminaban.

Se acercaba poco a poco a mis labios y cuando estabamos a punto de besarnos se apartó.
- ¿Crees que va a ser tan fácil besarme?

Así que ejercí fuerza sobre él y después de pocos forcejeos conseguí colocarme sobre él. Le agarré de las muñecas y le puse las manos contra la cama, de tal forma que no podia defenderse. Me acerqué muy lentamente a su oido y le dije:
- ¡Claro que sí!- con voz suave, grave y sensual.

Él se limitó a soltar un "uff" muy flojito.
Empecé a rozar mis labios por el lado de su cuello para después besarlo lentamente. Poco a poco iba bajándo a la zona del pectoral pero no bajé demasiado. Siempre manteniéndome cerca de cuello. Hice un camino de besos hasta su barbilla. Luego me mantube mirandole a los ojos, muy cerca. Dejé que las puntas de nuestras narices se tocaran. Incliné la cabeza un poco a la izquierda para abanzar hacia sus labios.

Entonces sucedió la razón de mi existencia. Nuestros labios al fin se fusionaron en uno en un beso tierno y cálido. Mantuvimos ese beso durante mágicos segundos que significaban la vida para nosotros.

Nos separamos por falta de respiración pero enseguida volvimos a besarnos, esta vez con más ganas y abriendo la boca un poco. Me encantaba escucharle sonidos muy flojitos de excitación y yo, igualmente, le correspondia con lo mismo.

En un momento entre los segundos más felices de mi vida, jugué un poco mordiéndole el labio inferior con delicadeza. Sonreímos. Salvajemente me agarró y nos dió la vuelta. Ahora él estaba encima. Me miro con cara malvada y me regaló un beso fogoso en el que no dejó de ser caballeroso y gentil en ningun momento.

Cuando los sueños despiertan (Tú y Rubén)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora