O2. El Soldado del Invierno

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Dominika despertó desorientada en una sala completamente blanca, inmediatamente sintió su cuerpo tensarse al reconocer donde estaba. Había fallado y recibiría su castigo.

— Creí que eras fuerte y que no tendría que estar batallando contigo.— se escuchó una voz masculina por el altavoz, inmediatamente la reconoció.— Siempre supe que serías una pérdida de tiempo y recursos, pero decidí darte el beneficio de la duda y aposté por ti, tu primera misión y con ello, tu primer fracaso.

— Los dejé heridos a ambos...— respondió con terror.

— No es suficiente. Tenías órdenes claras. Matarlos.

— Yo... yo...— intentó justificarse pero no pudo. No sabía qué decir en su defensa.

— Se que tienes la fuerza y la habilidad suficiente para acabar con ambos, pero aún tienes mucha misericordia, y así, Dominika, no me sirves. Esta será la última oportunidad que te daré.— varios sujetos vestidos de blanco se adentraron a la sala jalando una camilla. Ella sabía lo que eso significaba.

— ¡No! ¡No! ¡Por favor! ¡Padre!— comenzó a gritar desesperada.— ¡No lo hagas! Déjame demostrarte que puedo hacerlo.

— ¡Oh, mi niña! Claro que lo harás, después de esta sesión, dudo que te quede un poco de alma.— pudo escuchar como el micrófono se apagaba.

Los hombres tomaron a la chica y bruscamente la recostaron sobre la camilla, atando sus pies y manos a esta, evitando así que pudiese escapar, Dominika se mantenía inquieta, gritando y moviéndose bruscamente impidiendo que los "médicos" pudiesen hacer su trabajo, uno de estos le pegó un fuerte puñetazo logrando así que esta finalmente se quedase tranquila. Le colocaron un bucal y comenzaron la cuenta regresiva.

— Tres... dos...— escuchó el pitido de aquel artefacto indicando que la potencia iba de subida, cerró los ojos esperando su inminente final.— Uno.— sin mas, pegaron los tubos metálicos en ambos lados de su sien y la descarga comenzó.

Su cuerpo tembló, ardió y sudó, pero a nadie parecía importarle. Lágrimas salían de sus ojos provocadas por el dolor que sentía en el momento, pero nadie la ayudaría, el proceso se repitió tres veces más hasta que nuevamente cayo inconsciente. En ocasiones como esta deseaba el poder defenderse sin morir en el intento y es que fácilmente podría pelear con todos y cada uno de los científicos y guardias del lugar, pero no tragaba de balas y de alguna forma, no quería traicionar a su padre.

Despertó nuevamente en su habitación, su cabeza dolía al igual que su cuerpo, sus recuerdos una vez más se encontraban desorganizados y su cordura estaba cada vez peor. Pierce deseaba lograr en ella un arma mortal sin sentimientos ni moral, y desgraciadamente, lo estaba logrando.

Cada terapia de electrochoque afectaba más y más el estado mental de Dominika, volviéndola sumisa ante Alexander, era capaz de hacer cualquier cosa que este le ordenara, es por eso que Pierce no se deshacía de ella, amaba su lealtad.

— Mi pequeña... mira lo que te han hecho.— Dominika se arrinconó en la esquina de su cama abrazando sus piernas. Le temía.— Hey, no.— intentó calmarla.— No tienes porque temerme, sabes perfectamente que esto que hago es por tu bien, recuerda que solo buscamos tu mejor versión.

— Mi mejor versión.— repitió en un susurro.

— Exactamente, y, lo estamos logrando.— mintió. Solo lo decía porque sabía que ahora sería más obediente que nunca y, que no tendría ni una pizca de misericordia contra sus enemigos, pues se había encargado de plantar esas instrucciones en su cerebro.

Deseaba que Dominika fuera igual de sanguinaria que el Soldado del Invierno, que a la hora de matar no tuviera sentimientos ni empatía, que no importara nada, solo cumplir con su objetivo, y después de varios años parecía que por fin lo había logrado.

— Pelearás con el Soldado del Invierno, y quiero que lo hagas bien.— Dominika miró sorprendida a su padre, ni siquiera le conocía en persona, no lo había visto ni una sola vez y tal parecía que el proyecto de HYDRA finalmente daría inicio.

Era el día más importante de su vida, hasta ahora.

— Nick Fury está entrometiéndose mucho en mis asuntos, me atrevería a decir que incluso ya han despertado ciertas sospechas hacia mí, y no lo quiero husmeando en mis cosas. El soldado y tú serán enviados a deshacerse del problemita y no hay margen para el error, ¿entendiste?

Dominika asintió aún tratando de asimilar todo lo que estaba sucediendo.

— El ordena y tú obedeces.

— Creí que sería al revés.— Pierce le propinó una fuerte cachetada.

— Al menos él sí hace las cosas bien.— y así fue como poco a poco la chica comenzó a guardarle rencor a su futuro compañero.

Una vez montada en aquel quinjet, notó que había más agentes al contrario de la última vez, todos estos con la intención de servir al Soldado, quien seguramente ya no tardaría en llegar. Sus pensamientos fueron absortos cuando unas fuertes pisadas resonaron por todo el lugar, era él. Vestía unos pantalones cargo completamente negros, acompañados de una camisa de manga larga del mismo color y un chaleco antibalas con varios compartimientos permitiéndole así, guardar armas más fácilmente.

Su brazo metálico capturó por completo la atención de la chica pues nunca había visto algo igual, dedujo al instante que toda su fuerza estaba sobre este, un poco equivocada su idea.

El hombre de brazo metálico se incorporó dentro del quinjet tomando asiento justo frente a la chica, a quien le facilitó la vista, permitiéndole así, seguir examinándolo. Le llamó la atención la forma en la que le cubrían el rostro, pues portaba un cubrebocas negro y unos lentes obscuros, su cabello largo tampoco ayudaba tanto pues lograba cubrir gran parte de su rostro, impidiendo así, el reconocimiento facial hacia este.

¿De quién lo ocultaban?

— Estamos a cinco minutos de aterrizar. Las órdenes son claras, Nick Fury es el objetivo. Si alguien intenta interponerse, elimínenlo.

El Soldado se puso inmediatamente de pie y caminó hasta la compuerta esperando a que esta se terminara de abrir, Dominika imitó su acción pues no deseaba quedarse atrás, uno de los agentes le entregó un paracaídas y en lo que ella terminaba de ponérselo el hombre junto a ella se lanzó así, sin más.

Aún sorprendida, no perdió su tiempo y se lanzó detrás de él. Era una misión importante para ella pues quizás era su última oportunidad para demostrarle a su padre que ella podía ser casi tan fuerte como su preciado Soldado del Invierno.

— ¿Cual es el plan?— preguntó la castaña a su compañero quien recargaba rápidamente su francotirador.

No recibió respuesta.

— ¿Eres sordo o qué? Te hice una pregunta.— nuevamente fue lo mismo.

Y sin previo aviso, pegó 3 disparos hacia la pared de un departamento. Dominika logró escuchar un quejido de dolor a la distancia. La misión estaba hecha y solo quedaba retirarse. El Soldado del Invierno sin decir más nada, dio media vuelta dispuesto a retirarse del lugar, en cuanto la chica intentó seguir su paso fue envestida salvajemente por Steve Rogers quien parecía había corrido hasta su dirección.

El hombre de brazo metálico detuvo su paso dispuesto a ayudar a su compañera pues, al igual que ella, él había recibido órdenes estrictas por parte de Pierce: No permitir que le hagan daño, protegerla a toda costa.

El Soldado pateo el torso de Steve mandándolo lejos de Dominika, quien se levantó casi de inmediato lista para continuar con la pelea. Rogers como mejor sabía, lanzó el escudo en dirección de la castaña, pero fue su compañero quien se posicionó frente a ella tomando el escudo con su brazo de metal, enviándolo de regreso a su dueño quien lo tomó con dificultad.

— ¡Corre!— ordenó él.

Dominika no protestó, sabía perfectamente que no se quedarían a pelear, habían cumplido con su misión y lo único que importaba ahora era perder a Steve, pero él se encargaría de ello.

SOULMATES━━ BUCKY BARNESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora