SOULMATES━━ BUCKY BARNES

O6. Yo soy tu amigo.

Dominika se encontraba descansando sobre el duro pedazo del colchoneta que se le asignaba como cama, intentaba dormir pero no lo lograba. Poco había tardado en correr por todas las instalaciones el rumor de que el Soldado del Invierno había perdido su combate contra Steve Rogers.

Dominika no lo creía, ¿cómo sería posible si era el mejor agente que HYDRA tenía? Sin embargo, fue la reacción de Pierce la encargada de confirmarle la noticia.

El hombre arrojaba todo lo que se le cruzaba por enfrente y despeinaba su cabello bastante frustrado. No había tiempo que perder, el Proyecto Insight estaba a la vuelta de la esquina y con sus dos armas más letales fallando veía pocas posibilidades de ganar. Ni el Soldado ni Dominika estaban dando su cien, Steve iba tres pasos adelante y Pierce comenzaba a perder la cabeza.

Olvidándose de sus propios problemas, Dominika decidió cerrar los ojos lista para entregarse a los brazos del morfeo, acción que no pudo concretar pues unos gritos desgarradores comenzaron a resonar por todo el lugar, juzgando por el tono, pudo descifrar casi al instante que se trataba de él. El Soldado estaba recibiendo su castigo por fallar.

Intento ignorarlo y continuar con su acción, pero le resultó imposible pues la puerta de su celda, o mejor conocida por ella como "habitación", fue abierta de golpe. Varios hombres de Pierce entraron armados, con violencia, la sacaron de su pedazo de cama y comenzaron a guiarla hasta el mismo lugar donde recién había estado Bucky.

Dominika ni siquiera protestó o forcejeó, a este punto sabía perfectamente que no servía de nada, ni siquiera el cuestionarse porque la llevaban al mismo lugar servía de algo, simplemente se resignó y dejó que pasara. Tras recibir su dolorosa terapia de electroshock, las lágrimas abundaban en sus ojos color avellana, miró a los hombres a su alrededor intentando buscar a Pierce, pero él no estaba ahí. Entonces ahí lo entendió todo.

Un hombre vestido de bata blanca se acercó hasta ella, quitó con suavidad el cabello de su rostro y su pulgar comenzó a vagar por el rostro de la chica hasta llegar a sus labios, los cuales acarició y pellizcó. La chica no entendía lo que ocurría, pero de alguna forma, su actuar lograba incomodarla.

— El lado bueno de todo esto es... que cuando terminemos tú no vas a recordar nada de esto.— el pulgar del hombre se introdujo por completo en su boca de forma brusca. Dominika abrió los ojos completamente sorprendida sin entender que era exactamente lo que ocurría.

Al día siguiente, su cabeza le dolía nuevamente con gran intensidad, no lograba recordar absolutamente nada de la noche anterior, pero esta vez era Rumlow quien la despertaba.

— ¿Te sientes mal?— le cuestionó sin tener idea alguna de lo ocurrido. Dominika asintió.— Vamos, tienes que levantar ese ánimo, hoy es un día importante para Pierce, hoy será el gran día.

— Ya no quiero pelear. Estoy agotada. Me duele todo el cuerpo.— confesó con temor.

— Vamos, tómalo como tú último día de trabajo, después de esto, prometo llevarte de vacaciones, ¿conoces las Bahamas?— Dominika movió su cabeza en señal de negación.— Bueno, prometo llevarte ahí cuando todo esto termine, por eso, debemos de hacer bien nuestro trabajo. ¿Estás de acuerdo?

¿Qué otra opción tenía? ¿Negarse y ser sometida a múltiples torturas como castigo? No tuvo otra alternativa más que asentir con una sonrisa forzada.

— Bien, ve a que te aseen y asignen tu posición, te veo cuando todo esto termine.— beso su frente en señal de despedida y salió del lugar.

Dominika obedeció a las órdenes de Rumlow. El aseo en HYDRA era básicamente que algún hombre o mujer te desnudara completamente en una sala mientras te apuntaban con una manguera, de la cual salía agua a presión bastante fría, la chica, con sus manos buscaba cubrir su desnudez, sintiéndose bastante humillada y expuesta, con la mirada hacia abajo, pudo notar los extraños moretones que adornaban sus piernas, pero decidió ignorarlos por completo, era normal tener su piel lastimada. De tantos golpes ya no tenía ni siquiera una noción de cual era el que le había provocado el hematoma.