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—Claro. —Johnny soltó sin problemas, colocando sus palillos a un lado.

Bueno, había aceptado rápido, eso era bueno ¿no? Dongyoung lo vio un momento sorprendido, dolido y tal vez —solo tal vez— un poco indignado.

—S-Sí, es mejor así. —respondió, aún un poco confundido— y-yo... soy un desastre, te traeré muchos problemas.

—Estoy de acuerdo con eso. —bufó el mayor, recostándose en el respaldo de su silla y cruzándose de brazos— pero no es algo que me moleste.

—¡De-Debería! —exclamó, sintiendo un nudo en su garganta y en su corazón— todo se arruinará, tendremos problemas con mi padre y...

—Tu padre no podría importarme menos. —Johnny le quitó importancia con su mano y comió otro bocado mientras el menor relamía sus labios nervioso— amor, termina tu cena... estás delirando, posiblemente es el hambre.

Dongyoung se sentó obediente pero con un puchero, viendo al mayor por unos instantes— El contrato se terminó, ya no tengo por qué estar en tu ca-casa... seguramente mi padre ya hasta vendió mi apartamento pe-pero me iré con Jaehyun mañana y...

—Nuestro contrato no terminó. —negó Johnny, viéndolo con una ceja elevada y una sonrisa de lado— me gusta dormir contigo, no necesitas mudarte.

Estupido Johnny.
Estupido y lindo Johnny con las palabras correctas que hacían a su corazón revolotear y su sangre hervir. Quiso levantarse de la silla y sentarse en su regazo para besarlo hasta el cansancio y dejar que el mayor lo abrazara con fuerza.
Joder.

—Es necesario, nosotros, este negocio se terminó, si, es mejor que sea antes de que se haga más grande y...

—Amor.

—¿Mhmm? —preguntó por instinto y sus mejillas se sonrojaron al darse cuenta de lo acostumbrado que estaba a Johnny, a sus palabras dulces, sus gestos tiernos... estaba tan acostumbrado a ser amado por él que estaba seguro lloraría por semanas con litros de helado, engordando en la cama de Jaehyun como todo un manatí.

El mayor le sonrió con esa dulzura que lo caracteriza, sus preciosos ojos fijos en él mientras tomaba su mano entre las suyas y rozaba sus nudillos, su sonrisa pícara apareció, esa que le elevaba más los pómulos.

—Nunca firmamos el contrato.

Las palabras de Johnny lo dejaron congelado, sus ojos se abrieron como platos y su mano libro cubrió su boca al darse cuenta de que era cierto... el día que se reunieron para hablar sobre el contrato habían perdido el tiempo reestructurando las reglas, comiendo y besándose el uno al otro.

No hubo un contrato... pero, ¿por qué entonces Johnny se había quedado?

—Me di cuenta unos días después, cuando encontré el archivo en el iPad, pero ¿a quién le importa?—completó el mayor, observándolo con seguridad— No necesitaba un papel firmado para quererte.

Dongyoung se ruborizó, claro que si, sus mejillas ardieron mientras sus ojos se sentían brillosos pero él giró a ver a su derecha— Supongo que eso hace todo más fácil, n-no tendremos que anular el contrato, me ahorraré los honorarios de mi abogado y...

—Yo te quiero, bebé, mucho. —la mirada de Johnny seguía igual de intensa, sus sonrosados labios curvándose en una sonrisa— y está bien, no quiero tener un contrato contigo... ser tu Daddy o lo que sea se sentía raro, yo... quiero estar contigo, de verdad estar contigo.

—No puedes.

—Claro que puedo. —bufó, haciendo rodar sus ojos, colocándose de pie y caminando hasta llegar a su lado, una rodilla tocó el suelo mientras tomaba una de sus manos entre las suyas— quiero hacerlo.

Y Dongyoung quería que lo hiciera, lo quería tan mal, pasar los días viendo la lluvia caer por los ventanales, comiendo golosinas en el sofá mientras charlaban de su día y de un profesor estupido, ignorar a su padre de por vida al lado de Johnny, joder, él quería hacer todo al lado de Johnny.

—Posiblemente la voy a cagar, no sé cómo, pero te lo aseguro. —susurró, conectando su mirada con la del contrario— voy a destruir nuestro futuro.

—El futuro no me importa media vez estés tú conmigo. —murmuró Johnny, levantando al menos de la silla y abrazándolo por la cintura, apretándolo contra su cuerpo— viviremos un día a la vez, nos amaremos un día a la vez hasta que los días se acaben y esta bien, todo estará bien porque estaremos juntos.

Dongyoung se sonrojó furiosamente, sus manos delicadas reposando sobre los hombros de Johnny que lo veía decidido, lleno de amor.

¿Él quería?
Claro que quería... era Johnny maldita sea, su corazón se derretía como un helado en verano cada vez que el mayor lo veía, pero que él lo quisiera también, mierda... que él lo haya querido sin estar obligado a quererlo.

—Dios, me provocarás diabetes a los treinta con tanta dulzura. —burló, sintiendo el rostro del mayor acercarse más al suyo.

—Todos merecemos dulzura en la vida, cariño y es un placer ser la tuya. —afirmó, colocando una mano en su mejilla mientras lo miraba con adoración.

En un instante Johnny lo beso profundamente, transmitiéndole todo su amor y llenando su corazón de paz, una sonrisa aprecio en su rostro mientras sentía las manos del mayor en su cintura y las suyas propias tocar su cabello.

Se separaron un instante y él se enamoró de nuevo de esos ojos caramelo, tiernos y suaves, que lo veían con profundo amor, como nunca imagino que alguien algún día lo vería y se convenció.

Si, él estaba algo loco pero merecía amor, merecía ser querido por alguien— y quien mejor que Johnny. —se dijo él mismo mientras juntaba sus labios de nuevo y se dejaba ser entre sus brazos... no había nadie mejor que él para endulzar su vida.

—Entonces... ¿ahora soy el novio del poderoso Johnny Seo?

—No. —negó el mayor, tocando con cuidado su cabello— eres el amor de la vida de Johnny Seo.

Su corazón se sintió revolotear, el menor se abrazó a su torso con fuerza— Oh, te voy a presentar a mi mejor amigo Jaehyun formalmente, él y su novio Mark son un amor.

—Ya lo conocí. —bufó él y Dongyoung lo vio con sorpresa— y me amenazo con mucho amor, por cierto... pero no importa, se nota que te quiere mucho.

—Creo que si. —asintió, pensando en todas las veces que intento alejar al menor pero se negó a abandonarlo— yo también lo quiero mucho.

—Ouh, alto ahí, tienes prohibido querer a alguien más que no sea yo.

Dongyoung soltó una risa, suave y adorable, una risa que hacía q Johnny sonreír enamorado— Creí que ya no ibas a estar en tu papel de Daddy celoso. —bufó.

—Estoy en el papel de novio celoso.

Novio.
La palabra atropelló su corazón de amor. Él tenía un novio, un buen novio... uno que lo amaba completamente y a quien podía amar de forma sincera. John Seo era su novio.

—Perdón por la escena, novio.

—Era de esperarse, novio. —burló el mayor— llevabas días tranquilo, es como si tu cerebro dijera: necesito crear un problema.

—Vas a tener que acostumbrarte.

—Si después nos reconciliamos como me gusta no veo el problema. —provocó, elevando una ceja de forma coqueta y observando de manera fugaz los labios de menor— voy a besarte. —declaró y el cuerpo de Dongyoung vibró expectante por el roce.

Un beso, llevo a otro y luego otro más, cortos y dulces contactos que le llenaron el corazón de paz y amor, que le recordaban que todo estaría bien, o tal vez no, pero Johnny siempre estaría a su lado... y eso era suficiente.

Ellos siempre serían suficientes, el uno para el otro y eso era lo más importante.

Fin.

Sugar, sugar | JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora