Capitulo 20

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Los ojos de Bell se fueron abriendo poco a poco, empezando a acostumbrarse a tenerlos abiertos después de haberlos tenido cerrados durante un tiempo bastante prolongado.

La luz comenzó a entrar por sus ojos, segando lo momentáneamente. Unos segundos después  se acostumbraron a la luz y comenzó a captar las cosas a su alrededor. Un techo hecho de madera oscura con algunas decoraciones incrustadas en la madera. Era el mismo techo que siempre veía al momento de despertar cuando Claude trataba sus heridas.

Sin esperar a nada ni nadie, comenzó a sentarse sobre la cama bastante cómoda. Al fijarse en su torso, bastante marcado y trabajado, estaba cubierto de vendas y algunas manchas de sangre seca podían verse a simple vista.

Bell inspeccionó su cuerpo y notó ciertas irregularidades en el. Una de ellas era que su cuello no se movía como quería, su brazo derecho no se movía para nada y no podía sentir ninguna de sus dos piernas.

Sin entrar en pánico alguno, Bell cerró sus ojos por unos instantes. Al abrirlos nuevamente, sus dos pupilas eran de un color gris,  tatuajes comenzaron a aparecer por todo su cuerpo concentrándose en las zonas de las irregularidades.

Luego de unos segundos, todo su cuerpo empezó a volverse negro. El estado general de su cuerpo era pésimo, tanto que Claude no fue capaz de curarlo en un solo intento.

Luego de unos minutos, las irregularidades se fueron y ahora podía moverse con total tranquilidad y soltura. Bell aprendió un par de trucos del espectro al que derrotó en aquella plataforma, una de ellas fue la restauración.

<Restauración>

Habilidad que permite devolver un objeto a su estado óptimo.

Justo en este momento experimentó con su propio cuerpo esa habilidad impresa en su mente.

-Hummm...

Los ojos de Bell estaban captando cosas que normalmente no podría, era capaz de ver algunas fluctuaciones en el espacio. Pensando un poco en ello, Bell llegó a la conclusión que esas fluctuaciones deberían ser algunos espíritus herrantes que no fueron capaces de llegar a su destino luego de morir.

Sus ojos volvieron a la normalidad unos segundos después dejando unos ojos de color sangre.

Si vista se fijó en la ventana, especificamente al lugar donde estaba aquella inmensa estructura que llegaba a los cielos, <La Torre Babel>.

-Hace un tiempo que no entro al calabozo.

Su voz angelical salió de su garganta. Se quedó mirando la Torre por unos instantes antes de mover su mano en forma de saludo, alguien lo estaba mirando desde algún lugar de la Torre .

Sin nada más que esperar, Bell se levantó de la cama sub importarle nada más. Salió de la habitación rumbo a la suya para prepararse e ir ese mismo día al calabozo.

Afortunadamente, Bell traía pantalones cortos.

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Bell ajustó su nueva armadura ligera que le fue prestada pues la suya propia que Odín mando a hacer a media para su persona aún no llegaba.

Su habitación estaba destruida, por lo que todos los suministros que había guardado habían volado, para su fortuna, aquella espada de color negro seguía intacta dentro de su caja.

Bell, Hijo de la BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora