Capítulo 4

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Singto no había sido capaz de concentrarse en todo el día. El trabajo pasó lentamente, sin ningún tipo de drama, lo cual era genial, puesto que no tenía el estado de ánimo adecuado para hacerle frente de todas formas. Así las cosas, las hojas de cálculo en las que había trabajado no tenían ningún sentido para él hoy y no importaba cuántas veces lo intentara, no pudo conseguir que las malditas cosas estuvieran saldadas. Singto estaba agradecido de no tener ninguna reunión y de que fuera viernes.

Llamó a Krist durante la comida y solo el sonido de la voz de su compañero calmó su alma. Hablaron durante toda la hora del almuerzo mientras Samy se echaba su siesta. Krist iría a recogerlo esta noche porque tenía el asiento de Samy en el coche y todos irían a cenar.

Tan pronto como dieron las cinco, salió fuera de la oficina y se dirigió a su casa. Quería tomar una ducha y prepararse para su cita ¿Podría llamarse realmente una cita si iba con una niña de dos años? Encogiéndose de hombros, Singto decidió que era una cita, sin importar quién estaba con ellos. Samy era parte del equipaje y sería bueno pasar tiempo con los dos.

Entrando en el camino de entrada de su casa, Singto esperó a que se abriera la puerta del garaje, ya que esa noche no usaría su coche, podía guardar su vehículo y dejar más sitio para todos los demás coches. Puede ser que tuvieran que empezar a pensar en una ampliación. Con

todo el mundo encontrando a sus compañeros, seguían agregándose coches, así como personas, a la casa. Actualmente, seis tipos de vehículos se disputaban la plaza de aparcamiento y si podía convencer a Krist para que se mudara con ellos, se añadiría un séptimo. Decidió hablarlo con sus hermanos durante el fin de semana, Singto bloqueó su coche y entró.

Se encontró con Gulf en la cocina preparando la cena. Fue a la nevera, cogió una cerveza y tomó asiento para conversar con su cuñado durante unos minutos.

—Así que, ¿te vas a quedar a cenar?

Singto pudo sentir la sonrisa rompiendo en su cara ante la idea de salir con Krist.

—No, hombre.

—¡Ohhhh! ¿Alguien tiene una cita?

Singto se rió por el tono de broma de Gulf.

—Krist y Samy vendrán a recogerme, vamos a salir a cenar.

—Esa chica es tan linda. Tienes tanta suerte, Singto.

—Singto frunció ligeramente el ceño al oír el tono melancólico de la voz de Gulf. Sabía que Gulf y Mew querían hijos

—Hey hombre, nada de eso. Tú y Mew seréis grandes padres. Te pasará. Espera y veraz que tengo razón. —Singto se tomó el resto de su cerveza y le dio un pequeño abrazo a Gulf—. Pasará cuando sea el momento adecuado. No sé cómo, pero vosotros dos estáis destinados a ser padres. Lo mismo ocurrirá con Win y Bright . —Y con eso Singto se dirigió a su habitación para vestirse.

Singto sabía en lo profundo de sus entrañas que tenía razón, sus hermanos estaban destinados a ser padres. No sabía si lo harían con una madre o adoptarían, solo sabía que iban a tener los hijos que siempre habían querido. Desvistiéndose, Singto se dirigió al cuarto de baño.

Después de una ducha rápida y un afeitado. Tomo sus jeans favoritos y se los puso. Cuando no estaba trabajando prefería ir de comando. Le encantaba la libertad y la sensación de no estar restringido. Además de que ya estaba medio duro y no quería nada en medio por si tenía suerte esa noche. Se puso el cinturón y una camisa azul marino. Le habían dicho que le quedaba muy bien y quería estar guapo para Krist.

Singto se sentó en el borde de la cama y se puso las botas negras. Bright era el único de la familia que viajaba en moto, pero todos los hermanos tenían botas similares y chaquetas de cuero. Entró en el cuarto de baño y se miró.

Compañero Protector ( Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora