Singto se despertó sintiendo que alguien lo estuviera mirando. Al abrir los ojos, parpadeó tratando de enfocarse. Al darse cuenta que la luz pasaba a través de las cortinas se dio cuenta que debía ser de día. Finalmente cuando puso su cerebro a trabajar, se dio cuenta de dos cosas a la vez, todavía estaba completamente desnudo envuelto alrededor de Krist y Samy estaba de pie al lado de la cama mirándolo.
—Buenos días, princesa, ¿has dormido bien? —Le preguntó Singto en un susurro, mientras discretamente movía las sábanas para asegurarse que tanto Krist como él estaban completamente cubiertos.
Krist se movió, se dio la vuelta y se acurrucó contra el pecho de Singto. Krist le dio un pequeño beso en su cuello y Singto se tragó un gemido cuando se dio cuenta que Samy estaba todavía allí de pie observando.
—Tengo hambre. —La voz de niña pequeña atravesó cualquier resto de persistente niebla. Krist pareció asustarse y se despertó con la voz de su hija. Se sentó frotándose los ojos.
«Tranquilo cariño, todo está bien».
No pudo creer lo feliz que lo hacía la comunicación silenciosa con su compañero por primera vez. Su compañero. Todavía no podía creer que había encontrado al hombre destinado a ser suyo.
Krist pareció calmarse al oír su voz antes de sonreírle y volverse para darle un beso. Cuando se volvió hacia Samy ya estaba despierto.
—Bueno, hola Calabaza, ¿has dormido toda la noche en una cama grande tú solita?
Samy le sonrió a su padre antes de levantar los brazos para que la cogiera. Krist se aseguró de que estaba cubierto antes de poner a Samy dentro de la cama en su regazo. Krist le dio a Samy un beso en la mejilla y Singto decidió que tenía que entrar en acción también. Pasando sobre él colocó un gran beso húmedo de buenos días en la mejilla de Samy.
La niña gritó y se rió en los brazos de su padre.
—Rasca. —Dijo Samy mientras se frotaba su mejilla.
—¿He oído que tienes hambre?
—Sip.
—Sí, Samy, no Sip.
—Lo siento papa.
—Está bien. Espera fuera mientras Singto y yo nos vestimos y entonces iremos todos a desayunar.
—Está bien, papa. —Le dijo Samy mientras se deslizaba del regazo de su padre al suelo y salía por la puerta.
Una vez que Samy había salido de la habitación, Krist se volvió a Singto.
—Ahora, ¿dónde está mi beso de buenos días?
Singto, aún sin poder creer que había encontrado a este hombre, se deslizó hacia adelante y le dio un beso exactamente en la mejilla de Krist, igual que a Samy.
—¡Agg! —Krist se rió alejándose de Singto—. Te castigaré por eso.
Singto no pudo dejar de reír mientras saltaba de la cama y corría al cuarto de baño. Antes de poder llegar a la puerta, Krist lo atrapó y lo aplastó contra la pared.
—Esto me resulta familiar. —La voz de Krist era un bajo y sensual ronroneo y Singto sintió que su polla se endurecía rápidamente—. Ahora, ¿dónde está mi apropiado beso de buenos días? No me iré hasta que lo consiga.
—No me atrae realmente darte un beso de buenos días. Sería más feliz de estar aquí, contigo, durante todo el día, desnudo y duro. —Singto puntualizó cada palabra con un empuje de sus caderas.
—Por mucho que me gustaría, tenemos una niña que tiene hambre. —Singto sabía esto, así que le dio un buen beso de buenos días. El beso fue lento, sin prisas, una suave fusión de lenguas y labios. Cuando finalmente lo rompió, Singto miró a Krist a los ojos, más feliz de lo que había estado nunca en su vida.
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Compañero Protector ( Libro 3)
FanfictionLibro anterior : Compañero Determinado (Brigthwin) ( Libro 2) ( Libro 3) En el espacio de dos años, Krist perdió casi todo lo que había significado algo para él. Después que sus padres murieron en un accidente de coche y su mejor amiga de cáncer, K...