Capítulo 5

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Singto no podía creer lo duro que estaba su pene cuando se detuvieron frente a su casa. Las imágenes de su compañero desnudo y retorciéndose debajo de él lo habían atormentado todo el camino desde el restaurante. Su lobo iba a reclamar a su compañero y Singto estaba muy impaciente, pero sabía que necesitaban conseguir que Samy se adaptara para pasar la noche antes de que su lobo o él consiguieran lo que querían.

Saliendo del coche, Singto tomó la bolsa de viaje de Krist, mientras que Krist sacaba a Samy del coche.

—Vamos a lavar al monstruo de la salsa de tomate y a la cama, ¿eh? —Samy se rió mientras le hacían cosquillas en un lado.

—Suena como un plan. —Coincidió Singto.

Singto sostuvo la mano de Krist cuando se dirigieron dentro. No era tarde y todos, menos Saint, estaban viendo el partido del viernes por la noche. Singto no estaba seguro de que pasaba con su hermano pequeño, pero estaba empezando a preocuparse un poco. Últimamente Saint salía todas las noches y no volvía hasta que todos los demás estaban dormidos.

Pasaba las noches yendo de un bar a otro y Singto se estaba preocupando. Los hombres lobos no podían emborracharse, sus cuerpos metabolizaban el alcohol demasiado rápidamente. Entonces, ¿qué hacía Saint si no estaba bebiendo? Era algo que debía hablar con Bright. Quizá por la mañana, tenía otras cosas que hacer esta noche en lugar de estar pensando en su hermano.

Bright levantó la vista hacia ellos cuando entraron en la habitación.

—Noches... —Bright vio la bolsa que tenía Singto y su expresión cambió, entendiendo. En lugar de decir nada, solo levantó la ceja derecha de Singto.

Singto miró a Krist y se dio cuenta de que sus mejillas estaban nuevamente de color rosa. Esto hizo que la polla de Singto se sacudiera en sus pantalones. Su compañero parecía sexy como el infierno cuando estaba tratando de ocultar su vergüenza.

Volviendo a mirar a su hermano sonrió.

—Krist y Samy se quedan a pasar la noche. —Con esa frase, agarró la mano de Krist, dio media vuelta y salió de la habitación. Podía oír las risas que lo seguían mientras guiaba a Krist por el pasillo. Una vez que llegaron a la habitación de Singto se volvió a hablar con Samy—. Este es mi cuarto princesa, tu padre estará aquí si lo necesitas en cualquier momento, ¿de acuerdo? —Samy asintió con la cabeza y se acurrucó más en los brazos de Krist—. ¿Te gustaría ver dónde vas a dormir? —Una vez más la niña asintió—. ¿Ves esta puerta de aquí? Esta es tu habitación.

—Singto abrió la puerta de al lado y entró.

La habitación, estando en una casa donde había tantos hombres, era muy masculina. La cama era de madera espesa y gruesa, con una colcha y unas almohadas azul oscuro. La coqueta y las mesillas de noche eran iguales que la cama y le daban un aspecto varonil a la habitación. Tenían que hacer un montón de cambios para convencer a Krist y a Samy de que vivieran con él. Sabía que quería a su compañero siempre con él, pero no estaba seguro de cómo Krist se sentiría acerca de vivir con sus hermanos.

Singto era consciente de que su situación no era la más convencional según las reglas, pero trabajaba para su familia. Todos los hermanos se llevaban solo unos pocos años entre ellos, y Singto no estaba seguro de querer vivir lejos de ellos todavía. A su lobo le gustaba vivir en un grupo grande y vivir bajo el mismo techo que su Alfa le daba sensación de seguridad. Tendría que hablar con Krist acerca de irse a vivir con ellos.

—Wow, mira la cama, te vas a perder allí esta noche.

—Samy se rió antes de que su padre la bajara. Vieron como corría por la habitación tratando de subirse a la cama, pero era demasiado bajita para poder llegar.

Compañero Protector ( Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora