Ame no Shita| Satoru Gojo

4

Años antes

Una tormentosa lluvia de media noche, las copas de los pinos trepidaban con fiereza hasta el punto de inclinarse; la gran tempestad hacía azotar las ventanas de la pequeña habitación de una niña de apenas 3 años que se encogía cada vez mas entre las cobijas de su cama. Estaba oscuro, causando que las pequeñas sombras de los arbustos que se reflejaban quedaran a la imaginación de la pequeña, monstruos, vampiros, maldiciones...Estaba asustada, sus pequeñas piernecillas temblaban como una gelatina. El sonido del viento silbando entre las ventanas era lo único que se escuchaba además de los sonidos de la lluvia. Un rayo iluminó la habitación con un gran rugido, la pequeña apenas espabiló al ver esas líneas tan torcidas e iluminadas en el cielo; gritó del susto.

─¡Mamáaaaa, Papáaaa!─sollozó la niña desesperada con lágrimas inundando sus ojos ocultando su cabecilla entre las sábanas.

La puerta de la habitación se abrió al instante, dando la figuras de dos adultos. Un hombre alto con piel blanquecina, orbes amarillos y con su cabello largo, lacio y negro que le llegaba hacia mitad de la espalda y una mujer de cabello largo negro recogido a la mitad con una liga, sus ojos eran de color morado(porque padecía del síndrome de Alejandría), ambos vestían tradicionalmente.

El corrió hasta donde estaba la pequeña temblando de miedo.

─¡_____!¡_____!¿Estás bien pequeña?─la movió un poco por el miedo de que se hubiese lastimado por algo, la niña salió de su "cueva" de entre las cobijas y con sus ojos acuosos miró a sus padres, sorbía por la nariz mientras se tallaba los ojos.

La madre miró al padre con una amable sonrisa, se acercó lentamente hacia ambos.

─Arata-kun, nuestra pequeña sólo lloraba por la tormenta─acariciaba la espalda de su marido, cada palabra mencionada por ella era apacible y transmitía calma. La pequeña _____ estaba acurrucada en el regazo de su padre, aferrándose a sus ropas mientras hundía su pequeña carita en su pecho; le dedicó una mirada de reproche a su mamá.

─No me gusta la lluvia.

La madre sonrió tiernamente por la adorable cara de enojo de su hija, se acercó mas a ellos acomodando las piernas de la pequeña estiradas encima de las de ella; apegándose a su marido y así estando la infante en medio de los dos mientras que reposaba su cabeza en el brazo de su padre el cual la mirada con ternura.

─Sabes ____...─dijo para llamar su atención, la pequeña alzó la vista con curiosidad para así mirar a su madre la cual observaba con cierta nostalgia la ventana; pero aun así sonreía─El cielo nocturno impregnado con nubes rojizas debido a la lluvia, es lo mejor que puede existir.

La ____ no entendía lo que trataba de decir su madre, Arata acariciaba el cabello de su hija.

─El cielo despejado luego de una lluvia, mojando el césped, las plantas y el cielo completamente libre de nubes deja ver lo mas hermoso de la naturaleza─le dijo Arata.

La pequeña miró hacia arriba.

─¿Cómo que cosas, papi?─sonrió por el dulce tono de la voz de la pequeña, mira a su esposa esbozando una sonrisa ladina.

─¿Quieres ver?─preguntó.

La pequeña asintió y, los tres se acomodaron mirando hacia la ventana que, finalmente fue abierta por su madre; una brisa fría los azotó, el olor a tierra húmeda y el sonido de las pequeñas gotas cayendo encima de los objetos metálicos. La lluvia se había calmado un poco.

─La luna, las estrellas...Y mi estrella favorita─ sonrió la madre mientras admiraba embelesada el paisaje nocturno.

La pequeña miraba de un lado a otro a sus padres, no entendía por que estaban tan inmersos en un simple cielo; hasta que quiso mirar lo mismo que ellos...