—¿Entonces?
—¿Entonces qué? —pregunté con la boca llena.
—¿Cómo que qué? —exclamó Lucero rodando los ojos— ¿Llamaste a señor sexo?
—Baja la voz que yo no soy tan liberal como tú.
—Media universidad lo ha llamado, no hay bronca —confesó.
Tomé de mi jugo de tomate y guardé con suma calma mi termo.
—Lo llamé —ella me miró con una ceja alzada, incitando para que contara algo más—. En ese momento estaba ocupado, pero me dijo que podría llamarlo hoy a las nueve en punto, ni más ni menos, porque cedería mi cita a alguien más.
—De seguro es alguien ocupado.
Miré a Lu, esperando el tono sarcástico de su risa, pero ella estaba seria.
—¿Lo dices de verdad? —pregunté de todas formas.
—Por supuesto —asintió—, señor sexo es un experto, te lo digo yo. Y todo el mundo sabe de él.
Miré a mi alrededor mientras formulaba la pregunta.
—¿Estudia aquí?
—¡Que va! No es estudiante. Una chica regó por toda la universidad que él le había dicho que tenía veintisiete años —Lu se acercó más a mí y susurró—. La tipa es una mentirosa y cotilla, pero el hecho de que sea mayor que la mayoría aquí, lo hace más excitante.
—Oh.
Fue lo único que dije, mientras recordaba que el señor sexo me había dicho que no era mucho mayor que yo. Quizás no tenía veintisiete años, quizás tenía menos.
—Ahora, tengo que contarte algo —miré a mi mejor amiga de forma inmediata, puesto que su tono preocupado y bajo me hizo pensar lo peor—. Confío en ti, sé que no le dirás a nadie.
—Sabes que no, Lu. ¿Qué pasa?
Sin esperarlo, ella se puso a llorar desconsoladamente, pasé mi brazo automáticamente sobre sus hombros y le acaricié la espalda, tratando de consolarla. Habían algunos estudiantes que nos miraban curiosos y otros simplemente seguían en lo suyo sin reparar en nosotras.
—Es que... q-que... No sé cómo pasó, lo juro —murmuró entre sollozos—. Y-yo me cuidé, y...
—Ya Lu, suéltalo de golpe —propuse.
—¡Estoy embarazada!
A pesar de no haber gritado, se escuchó claramente a una distancia menor de dos metros, así que, las personas que ocupaban las mesas contiguas, se giraron con los ojos bien abiertos hacia nosotras.
—¿Qué? —susurré. Sí, había escuchado claramente, pero había sido una pregunta que salió por inercia.
—Estoy embarazada —susurró, llorando más fuerte aún.
—¿Pero cómo...?
Ambas quedamos en silencio por varios segundos, su cara estaba en mi hombro y mi mano acariciaba su espalda lentamente para que se pudiera tranquilizar.
Lucero se separó de mí, y me miró con una sonrisa, yo también sonreí, porque mi mejor amiga necesitaba apoyo, no a una persona que le reprochara nada.
—Vamos a superar ésto —murmuré.
—Sí, cuando sea verdad.
—Exacto, vamos a... espera, ¿Verdad? —indagué perpleja.
Ella comenzó a reírse como una persona con retraso mental, y no paró hasta que le di un manotazo en el brazo.
—¡Que es una broma, tonta! —ella seguía riendo a costa de mi asombro.
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Descúbreme ✔️
RomanceLaura siempre tuvo todo bajo control. ¿Estudios? Bajo control. ¿Trabajo? Bajo control. ¿Familia? Bajo control. ¿Amigos? Bajo control. ¿Amor? Bajo control. ¿Sexo? Sí, eso no lo tenía bajo control, y por esa razón recurrió a la línea telefónica más s...