CAPITULO DEDICADO A: SihamMendez Siempre estoy viendo tus votos como uno de los primeros, además agradezco tu apoyo en mis demás historias. Te quiero mucho 💗****
Dolía mucho.
El pecho me ardía como si millones de chispas estuviesen tomando forma y cobrando vida dentro de mí. La garganta se me secó mientras mis ojos mostraban la humedad que había desaparecido de mi boca.
La necesidad imperiosa de lanzarme del auto en movimiento me asustó de sobremanera, todo estaba mal. Absolutamente todo; y no sabía cómo resolver esto.—Carajo —susurró Sebastián.
—Tío, eso es una mala palabra —reprochó Andrómeda.
—Discúlpame Andro, el momento lo amerita —se excusó.
—Ningún momento ametira una mala palabra —respondió sabiamente la niña.
—A… me… ri… ta, linda… amerita —le ayudó Lucero.
Yo los escuchaba, los escuchaba mientras mi corazón se me seguía desmoronando, pero no entendía nada de lo que estaba pasando; mis oídos decidieron enfocarse únicamente en lo que mi mente repetía y repetía, a pesar de no ser algo que se debía escuchar.
Varios minutos después el auto se detuvo y solo fui consiente de eso porque mi mejor amiga abrió la puerta y me obligó a salir.
Lucero me miraba preocupada, intentando adivinar qué hacer en cada movimiento, saber qué pasaba con cada suspiro que salía de mí.—¿Podrían adelantarse? —pedí.
Todos se giraron y me miraron con cara de circunstancia; Lucero me miró seriamente y sentenció:
—No te voy a dejar sola.
—Solo necesito unos minutos, por favor —rogué—. Entraré luego. Lo prometo. También necesito mi teléfono.
Inmediatamente Sebastián me lo entregó y se alejó, sabiendo que no podía decidir en esto.
Lu me miró por varios segundos donde fui consiente de la batalla interna que tenía consigo misma, hasta que asintió, me dio un abrazo y pasó seguida de los demás.
Caminé hasta llegar al extremo del restaurante, donde un estrecho y oscuro callejón se extendía hasta el final de la calle, dando inicio a otra comunidad. Me pegué de la pared lo más que pude, dándole la espalda a las personas, y esperé varios segundos hasta que el nudo en mi garganta desapareciera; cuando estuve segura de que al menos podía hablar, busqué el contacto en mi celular y esperé tranquila mientras repicaba en mi oído.
Con cada sonido de espera, el corazón se me quebraba un poco más, solamente tenía ganas de tirar el celular al piso y gritar hasta sacar el dolor que sentía, pero necesitaba sacarlo de otra manera, sin importar mis impulsos ni mis pensamientos. Tenía que ser razonable; y costaba horrores.
—Amor, te dije que iría a…
No dejé que hablara, su voz había causado en mi estómago un revoloteo desagradable, repulsivo.
«¿A quién creí amar?» me pregunté una y otra y otra vez mientras tomaba aire para contestar.
—Te felicito —susurré rota, mi garganta cada vez más seca—, lo hiciste muy bien. Todo te salió perfecto.
—¿De qué hablas ahora…?
—Cierra tu maldita boca —le espeté furiosa, interrumpiendo su estúpida y asquerosa voz—, eres un infeliz y no mereces nada bueno en esta vida…
ESTÁS LEYENDO
Descúbreme ✔️
RomanceLaura siempre tuvo todo bajo control. ¿Estudios? Bajo control. ¿Trabajo? Bajo control. ¿Familia? Bajo control. ¿Amigos? Bajo control. ¿Amor? Bajo control. ¿Sexo? Sí, eso no lo tenía bajo control, y por esa razón recurrió a la línea telefónica más s...