¥Capítulo 2¥

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Regreso a casa antes de que el reloj marque las diez.

Dejo los zapatos afuera porque están llenos de lodo y no me gustaría ensuciar la casa. Mamá me mataría.

Tomo una ducha rápida y me pongo la pijama, bajo a prepararme algo de cenar. Apago las luces y subo a mi habitación para dormir.

No me molesto en esperar a mamá porque se que está trabajando en el caso y seguro tardará hasta la madrugada. Creo que es lo único malo de que mi mamá sea policía, eso y que sabe cuando mientes.

Decido buscar algún vídeo entretenido para ver antes de dormir. Cuando mis párpados empiezan a pesar dejo el computador de lado y me acomodo para dormir, cuando estoy a punto de hacerlo mi celular suena indicando un nuevo mensaje.

Pesadamente tomo mi celular y veo que es un número desconocido.

Desconocido:
Mañana. Parque sur. Diez de la noche.

¿De verdad piensa que voy a ir? Ni si quiera se quien coño es esta persona. Y por eso voy a ir a ese lugar para averiguarlo.

No, no soy idiota. Obviamente llevaré mi preciado gas pimienta por si es necesario usarlo.

No contesto el mensaje y esta vez si logro quedarme dormida ya que nadie más interrumpe mi hermoso sueño.

[...]

Luego de tener un aburrido día de clases con minutos de silencio en cada una en memoria a Emilia por fin es momento de volver a casa.

No me molesta que le guarden respeto a ella, me molesta que muchas personas ahora dicen que eran sus amigos cuando la humillaban y la trataban para la mierda cuando aún vivía.

Se me hace sumamente hipócrita y de mal gusto. Joshua tenía razón, ya tenemos suficiente con ver su cara por todas partes pero eso no significa que vaya a dejar de lado la investigación, quiero probar que Mike no la mato.

Llegó a casa y como siempre mamá no está, solo la veo los fines de semana y eso cuando los tiene libres.

Me preparo la comida mientras veo algún vídeo en mi celular. Al terminar lavo los pocos trastes sucios y por el resto de la tarde me dedico a hacer tarea.

Cuando se acerca la hora del parque sur tomó una ducha y me pongo algo muy discreto. Tenis, jeans y sudadera, nada muy llamativo.

Meto mi gas pimienta en la bolsa de la sudadera, mi celular en la bolsa del pantalón y decido llevar las llaves de mi casa en la mano.

Camino hacia el sur de la ciudad, de ahí el nombre del parque.

No considero que sea insegura, los jóvenes pueden caminar tranquilamente en medio de la madrugada y nada va a pasar.

Cuando llegó trato de identificar a alguien que conozca hasta que mis ojos captan a Ruggero y mi corazón se relaja.

—¿Eras tu?— preguntó cuando llegó con el sentándome en una de las bancas.

—¿Y quien más iba a ser?

—No lo se, no es como que me llegue un mensaje de un número desconocido y sepa al instante quien es.

—¿Borraste mi número?— al escuchar la pregunta mis mejillas se tiñen de un ligero color rojo.

—No hagas drama por eso.— trato de restarle importancia.

—No sabias quien era e igual viniste.

—¿Es pregunta o regaño?

—¿Y si te hubiera pasado algo?— pregunta elevando un poco el tono de voz.

En La Oscuridad|| Ruggarol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora