¥Capítulo 6¥

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Ruggero Pasquarelli

Veo como por segunda vez en la noche esposan a Karol y la suben a la patrulla.

Su mamá ve todo desde lejos sin una expresión clara en el rostro.

—Ella no es culpable.— digo cuando me acerco a darle un poco de apoyo.

—¿Sabes donde estaba para que los tenis estuvieran así?— asiento con precaución.

—Solo...— dudo en contar la versión completa y decido mentir.— Yo vine por ella y fuimos a caminar un día en la noche, había llovido unos días antes y había lodo por toda la ciudad.— su madre asiente poco convencida y por un momento olvido que es policía.

—Creo que deberíamos...— asiento frenéticamente y saco mi moto de su casa, ella se sube y arranco hacia la comisaría. Necesito llegar antes de que interroguen a Karol.

[...]

Llegamos a la comisaría y la madre de karol se adelanta a hablar con otro policía para tratar de liberar a karol mientras yo me acerco a la recepción.

—Buenas noches quería saber si podía hablar con Karol Sevilla.

—No puede recibir visitas.

—Si bien tengo entendido no es un arresto como tal, solo una retención temporal así que está en todo su derecho, necesito hablar con ella.— fulmino con la mirada a la señora que está sentada al frente mío y al final accede.

—Gracias.— le digo cuando me da el pase de visitas.

Camino entre los pasillos hasta encontrar el lugar en el que está Karol, me adentro ahí y la veo sentada en una silla con la cabeza apoyada entre sus manos.

—Hey.— la llamo. En su mirada puedo ver la pizca de esperanza al verme aquí.

—¿Sabes que yo no lo hice cierto?

—Si tranquila, se de cuando son los tenis y se que no estabas con ella solo no digas que nosotros fuimos a su casa.

—¿Y entonces que digo?

—Yo llegue a tu casa y fuimos a dar una vuelta por la ciudad, había llovido así que tus tenis se llenaron de lodo y los dejaste afuera para no ensuciar.

—Bien, y gracias.— no respondo nada pero se que mi expresión es más que suficiente para que sepa que no hay de que.

—Hey.— me acerco a ella cuando baja la mirada.— Todo va a salir bien, no eres culpable y vas a salir de aquí.— digo sosteniendo su cara entre mis manos.

Nueve su cabeza en un gesto afirmativo y me da una sonrisa de boca cerrada que no llega a sus ojos. Una pequeña lágrima se desliza por su mejilla y la retiro rápidamente con mi pulgar.

—No llores, eres fuerte Karol, lo has sido siempre y se que ahora lo eres más.

—Es que...— no puede seguir hablando porque se le corta la voz. La traigo hacia a mi y la abrazo dejando que llore en mi hombro.

Se separa de mi y hace un gesto para hablar cuando un policía entra a la sala y nos interrumpe.

—Le voy a pedir que se retire para iniciar el procedimiento correspondiente en el caso de la señorita.— asiento como desconfianza y de alguna forma mi manera de mostrarle apoyo a Karol es dándole un beso.

Me acerco a ella lentamente y dejo uno rápido en sus labios. En su cara se ve las sorpresa antes ese repentino acto así que no espero que diga algo y salgo de la habitación.

Conforme voy caminando por el pasillo veo a su mamá.

—¿Que te dijo?

—Solo estaba un poco desconcertada por todo lo que estaba pasando así que le dije que no se preocupara, que iba a salir de esto.

—¿Está más tranquila?

—Espero que si.

Karol Sevilla

—Bien Karol, estás aquí por segunda vez en la noche.— no digo nada.— ¿Que hacían tus tenis afuera de la casa?

—Ruggero había llegado por mi para ir a dar una vuelta, ese día había llovido así que el parque estaba lleno de lodo y mis tenis de mancharon, decidí dejarlos afuera porque mi madre se iba a enojar si manchaba la casa.

—¿Y que hacías en casa de Emilia el día que fue encontrada muerta?

—Había ido a hablar con ella, no fue una conversación tan agradable pero no es nada demasiado relevante. Ella quería usar a una persona cercana a mi y yo había ido a decirle que se alejara.

—¿La amenazaste?

—¿Que?— pregunto incrédula.— Claro que no, solo quería que se alejara. Era una persona con un estatus social muy grande que podía hacer lo que quisiera y tendría a cualquier persona comiendo de la Palma de su mano, le aseguro que Emilia no es la víctima aquí.

—Gracias por la información Karol ¿algo más que quieras aportar?— dudo si contarle sobre las drogas y al final termino moviendo la cabeza en un gesto negativo.

—Entonces puedes salir de aquí, no hay pruebas que demuestren que eres culpable así que quedas libre pero estaremos vigilándote.— asiento.

Retiran las esposas de mis manos y siento que la sangre vuelve a circular correctamente en esta zona.

Salgo de la sala y veo a mi mamá con su típico semblante serio pero en sus ojos se ve la preocupación mientras que por otro lado Ruggero está totalmente relajado y sin ni una sola pizca de miedo.

—Vete a casa, luego hablaré contigo.— indica mamá sin mirarme a los ojos y sin dejar que yo conteste algo.

Salgo de la comisaría y siento los pasos de alguien detrás mío, no hace falta que me de la vuelta para saber de quien se trata.

—¿Estas bien?

—¿Tu que crees?

—Responder preguntas con otras preguntas es de mala educación Karol.

—Jodete.

—¿Por qué tan agresiva?

—Porque todo esto es una mierda, no puedo creer que esa zorra aún desde el más allá consiga meterme en problemas.

—Wow de verdad estás enojada.

—Ponle seriedad a las cosas Ruggero.

—Es que le pongo seriedad pero tú estás realmente enojada.

—Es que...

—Es que ¿que? Solo habla Karol.

—¡Si estuve en su casa el día que murió!—Mierda Karol.

[...]
Notas del autor:
Este capítulo es bastante más corto a comparación de los demás pero voy a ver si en unas horas les puedo subir otro.

Yo acá me despido y recuerden, en la oscuridad; no confíen.
Mel. ✨

En La Oscuridad|| Ruggarol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora