Cuarto Día

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Aquella noche miss padres me habían preguntado por Win, yo volví a poner una escusa por el, de todas formas era algo que hacía seguido desde hace tiempo.

Cuando volví al departamento todo estaba limpió y Win me esperaba sentado en el sofá.

—¡Llegaste!—exclamó y se acercó a mi.

—Mm.

—Perdóname Bright —me pidió después—. De verdad lo siento.

—Ya no importa Win —respondí indiferente.

—Pero....

—Ya no importa Win, toda esta mierda me tiene harto —afirme molesto—. Ya no quiero seguir así.

—¿Te vas a ir? —preguntó serio, pero no pude responderle, no pude ni siquiera mirarlo a los ojos—. ¿Qué necesitas que haga para que te quedes conmigo? —preguntó y tomo mi mano con fuerza.

Lo mire sorprendido, porque no entendía, de verdad no entendía lo que me estaba preguntando, el sabía exactamente lo que estaba mal.

—Dime que quieres Bright — repitió tranquilo.

—Quiero al Win que yo conocí de vuelta —respondí mirándolo a los ojos—. Eso es lo que quiero.

—¿Es eso lo que de verdad quieres?

—Si.

—Entonces así será —aseguró con una sonrisa.

—Prometemelo Win.

—Te lo prometo, te amo Bright lo sabes, ¿cierto?

—Lo sé —respondí y el me abrazo con fuerza, pero ya no pude sentir ese abrazo como otros.

En ese momento realmente no lo pensé, pero le había pedido volver a ser el de antes, nunca me imaginé que el Win de antes era que el que tenía enfrente solo que aún no lo demostraba por completo.
Mi error fue haber creído que el no necesitaba ayuda en ese entonces, que solo su palabra bastaba para confiar en que de verdad estaría bien.

Al otro día desperté sin el a mi lado otra vez, me levanté temeroso de lo que encontraría, pero el solo había preparado el desayuno antes de que yo lo haga.

—Buen día —dijo con una sonrisa.

—Buen día.

—Desayunemos y vayamos a clases después.

—¡Esta bien! —exclame, me acomodé en la mesa, entonces el se acercó a mi y me abrazó, apoyando su rostro en mi hombro.

—Esta noche te daré tu regalo de cumpleaños —susurró en oído.

—¿Qué? —pregunté sorprendido.

—Solo vuelve después de clases —respondió y beso mi mejilla.

Luego de mis clases volví al departamento como me lo pidió y cuando entré había velas por todos lados y el estaba parado frente a mi, se veía como el Win de antes, ese que sonreía y podía contagiarte su alegría.

—¿Dónde esta mi regalo? —pregunte al verlo.

—Aquí —respondió abriendo los brazos.

Y sonrió de una manera tan tierna que hizo que me lanze sobre el, empeze a besarlo como hace mucho no lo hacía, sus besos se volvieron a sentir dulces como antes, esa noche hicimos el amor como antes, lento y suave.
Acaricie cada parte de su cuerpo y el hizo lo mismo con el mío, nos besamos hasta dejarnos sin aliento.
Cuando por fin nos detuvimos, permanecimos acostados en la cama mirando el exterior, el estaba recostado encima de mi, mientras yo acariciaba su cabello, esa noche de verdad fue perfecta, la luna estaba junto frente a nuestro balcón y solo su luz nos iluminaba.

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora