Quinto Día

960 157 55
                                    

—¿Tya cómo estás? —pregunte entrando a la habitación, nuevamente como lo había hecho cuatro días atrás.

—Ahora que lo veo aquí mucho mejor profesor —respondió ella con una sonrisa—. Tengo buenas noticias.

—Dime entonces —dije sentándose nuevamente a su lado.

—Mañana me darán el alta y anoche hablé con mis padres sobre la ayuda que mencionó, ellos se pusieron muy felices y me abrazaron como hace mucho no lo hacían.

—Me alegra escuchar eso.

—Dijeron que ellos siempre me apoyarían y que cuándo salga de aquí buscaremos ayuda juntos.

—Eso es lo correcto Tya, confía en tus padres.

—Lo haré —afirmó y sonrió—. ¿Profesor?

—¿Si?

—¿Puedo preguntarle algo? —dijo nerviosa.

—Dime.

—¿Sabe qué sucedió con ese chico?

—¿Hablas de Win?

—Mm —asintió—. ¿Algunas vez se lo pregunto?

—Muchas veces Tya —respondí mirándola a los ojos.

—¿Y entonces?

—No me corresponde contarte esa parte a mi —respondí con una sonrisa, mientras mis ojos la guiaban hacia la persona sonriente que entraba por la puerta.

—Hola Tya soy...

—¡Win! —lo interrumpió sorprendida.

—Así es, ¿cómo lo supiste? —preguntó el acercándose.

—Tu sonrisa —afirmó ella feliz—, es tan dulce como lo dijo mi profesor.

—Gracias —respondió el alegre.

—¿Ustedes están juntos de nuevo? —preguntó entonces ella confundida—. Pensé que no había vuelto a saber más de el profesor.

—Y así fue Tya —le respondió Win—. Después de ese día Bright no supo más de mi, hasta que tuve la fuerza suficiente de escribirle una carta.

—¿Y qué decía esa carta?

—Mi parte de la historia —respondió el sentándose frente a ella.

—¿Puedo saberla también? —preguntó mirándolo.

—Por eso estoy aquí linda —respondió el con una sonrisa—.
Sabes, yo era un chico de muy baja autoestima, haber pensado toda mi vida que no era querido me provoco eso, pero aún así trataba que nadie lo note y siempre intentaba ser feliz, parecerlo al menos, me enamore de Bright en el instante en que se paró frente a mi y me miró a ojos, desde ese momento supe que estaba enamorado de el, recuerdo que ese día hice de todo para llamar su atención, para que el me mirara, solo quería que me mirará, es que realmente nunca pensé que alguien como el llegaría a fijarse en mi, y fui la persona más feliz del mundo cuando supe que sentíamos lo mismo por el otro, pensaba que no necesitaba más amor que el suyo para estar bien, por un tiempo fue así, pero estaba equivocado y me di cuenta de eso tarde, muy tarde. Recuerdo aquel momento a la perfección, el había vuelto después de unas semanas de la casa de su abuela, ese día tenía puesto unos Jeans claros y una camisa celeste que hacía que su piel brille, en sus ojos había una luz diferente y las ojeras que había ganado en el tiempo conmigo habían desaparecido y su sonrisa, su sonrisa brillaba tanto aquel día, pero cuando me vio a mi, sentado en el piso, la luz que trajo con el y el brillo de su sonrisa se habían apagado por completo, pero aún peor que eso, fue lo que sucedió después, nunca lo habría creído si no lo hubiera visto.

Por mil nochesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora