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—No entiendo lo que dices.

Presionó los labios, contraigo las manos fuertemente, mis músculos están tensos y la nariz cosquillea.

Mis quemaduras como heridas fueron tratadas de la mejor manera, sin embargo, estar frente a este chico las fuerzas se me iban, el dolor de cada lesión, el ardor de cada quemadura volvía al tenerlo adelante a poco metros con mayor fuerza.

«No, no te acobardes»admiro el par de orbes que bajan la vista a mirarme.

En un instante podía reconocer lo que albergaba muy adentro de ellos, las emociones que se formaban y el sentimiento que se generaban arraigandose fuertemente sobre él queriendo devorarlo.

Mentía, claramente mentía, lo distingo en su orbes azul y gris que brillan contra mi pequeño cuerpo.

Tomo aire—Lo haces —aseguro—. Lo que digo es verdad...

Tensa la mandíbula, aprieta los dientes, sus ojos se vuelven fríos, la mirada se torna totalmente gélida.

La situación le desagradaba, mejor dicho yo lo hacía, por estas recientes palabras que seguro no esperaba oír de la chica más callada de la clase. Pero no me detendría, no le daría el placer en absoluto en detenerme.

«¡Byakugan!»manifiesto la peculiaridad frente a él.

—Por que Todoroki-san, yo puedo verlo todo con estos ojos.

Observó como su mano aferra mi abrigo para separarme del suelo varios centímetros en un segundo, corta la distancia entre ambos, admiro mucho mucho mejor sus gestos endurecidos y cada fibra de su ser.

«Tan fuerte»la tela ahorcaba mi cuello y el no estar del todo recuperada volvía difícil el poder respirar correctamente.

Incluso siendo capaz de haberlo detenido o evadido, limito en dejar hacer lo que quiera mientras me sujeta con esa expresión llena de odio. Aceptaré cualquier cosa que haga conmigo sin rechistar, no me defenderé por qué no me siento capaz.

Ninguno de los dos, se esperaba algo del otro finalmente.

«Todoroki-san»en medio de esta situación mis labios tiemblan queriendo sonreír.

Lentamente los gestos del rostro se suavizan, desvía la cabeza, baja el brazo y oculta la cara detrás del flequillo.

No dice nada, más se que siente lo que ha hecho, pero las disculpas sobraban realmente. El silencio no tarda en instalarse junto una extraña aura en el ambiente que vuelve todo pesado.

«Se ha tranquilizado»reconozco antes de normalizar mis ojos sin dejar de verle.

Inhalo, cubro mi boca para toser, la garganta me pica y es tranquilizador estar tocando el suelo nuevamente aunque se mueve.

Dudaba poder salir ilesa de allí.

«Patética...»no habría mejor manera en describirme.

Admirando mis propios pies, un sentimiento familiar se cuela en el aire transportandote de forma indeseable a viejos recuerdos.

—Otou-san, y-ya no puedo —los orbes me pican, los brazos duelen, estar de pie es una tortura—. Y-Ya...

—¡Silencio! No hemos terminado todavía. Esto solo es el inicio del día, falta mucho por hacer —declara.

Contraigo las manos, muerde mi labio, el aire es tan escaso.

—¡Bien, continuemos con el siguiente encuentro tan esperado!

El grito resuena junto el ruido de los espectadores que me devuelven al presente.

«El siguiente encuentro»admiro que Todoroki reacciona girando sobre si para caminar a la salida.

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