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—Impresionante...

—Esto...

Murmuros y palabras que alcanzan a colarse en el oído para después irse. No debo distraerme, pero tampoco perder mi percepción de lo que nos rodea, solo son personas que cumplen con su trabajo, sus palabras no tienen peso aqui.

Un golpe tras otro, observó las gotas de sudor saltando al aire, resisto el ardor constante en la piel y muevo sincronizadamente los pies en respuesta de los ataques. Mantener mi posición y aguantar es el trabajo que tengo que hacer.

«Poco, tan solo un poco mas»piso los pies contra la madera incapaz en ceder terreno, debo demostrar que aún soy capaz de seguir sin importar que.

El enfrentamiento no se detendría hasta que uno de los dos no pueda seguir o decida alguno rendirse, ninguno de los dos es una opción viable. La debilidad en una sola palabra es, inaceptable.

—Tsk... —doy el primer paso adelante en un intento de atravesar la defensa.

Tan difícil, antes creía que leer mis ataques era simple, ahora comprendía que no era así, no ahora que yo también soy capaz de hacerlo, sencillamente es mi cuerpo que no podía ajustarse a su velocidad ni a su fuerza.

«Vamos»animo centrando mayor mis sentidos. Todo mundo poseia una debilidad en su peculiaridad como en su estilo de ataque.

Evado su palma dirigiendo al cuerpo a un lado y dando un paso me impulso a propinar un golpe, retrocede logrando rozar su brazo, avanzo otro paso ante la oportunidad dirigiendo mi fuerza en la palma contraria que está cercana a su cuerpo, no debería tener tiempo en reaccionar a esa distancia.

Un desvío del brazo, un golpe en el pecho y en instantes me estoy deslizando contra la madera en absoluta derrota.

—Tiempo —pide inmediato enderezando el cuerpo mostrandose imperturbable.

Reprimo el dolor y tomo aire, apoyándome del antebrazo inicio a levantarme, temo escuchar la respuesta por lo que solo admiro el suelo mientras me incorporo en discreta lentitud.

—Tres minutos.

Normalizo la mirada y contraigo las manos incapaz de alzar la cabeza, no es suficiente, no lo era.

—Levantate, lo has hecho bien.

Su expresión en el rostro no lo decía así.

—S-Si.

En silencio empiezo a girar obedeciendo la orden, de reojo observó al hombre adelante quien ni se molesta a verme, al contrario de los otros dos hombres en la habitación que denotan asombro.

No sé que esperaba de esto, me recriminó por creer que sería diferente en cuanto supiera que había elegido su agencia, el vernos otra vez después de varios meses frente a frente, o el conocer mi crecimiento en tan poco tiempo.

—Llama al siguiente pasante.

Detengo el andar, se corta mi respiración creyendo oír mal, subo la vista adelante y avanzo a la puerta.

Toda esperanza de algo ha desaparecido.

«Uraraka-san, suerte»curveo mis labios deseando que tenga un mejor resultado.

Percibo otra presencia acercándose, es extraño, no es la de la chica castaña la que detecto.

Es fuerte, feroz y familiar...

—Bakugo Katsuki.

Entorno los ojos, mi boca es ligeramente abierta. Sin detenerme, ni mostrar efecto alguno al escuchar aquel nombre, continuo hasta visualizar orbes rojos y cabello cenizo andando a paso lento a mi dirección. Mirada adelante, espalda erguida, no se molesta el chico en verme en lo más mínimo, mas me percató que sus manos se tensan igual ante mi presencia.

ContrasteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora