| ɢᴇɴꜱʜɪɴ ɪᴍᴘᴀᴄᴛ - ᴘʟᴀʏꜱʜᴏᴛ |

ᵒʰ ᵐʸ ᵍᵒᵈ | ᶻʰᵒⁿᵍˡⁱ

ᴺᵒʷ ᵖˡᵃʸᶦⁿᵍ; [ ᴏʜ ᴍʏ ɢᴏᴅ - (ɢ)ɪ-ᴅʟᴇ ]

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Una deslumbrante luz golpeaba directamente mi rostro, a pesar de tener los ojos cerrados podía sentir la vibrante luminancia.

Unos grandes brazos me rodeaban, podía apreciar sus manos acariciando mis brazos. Estaba recostada en su regazo. Fruncí mi seño en el esfuerzo de abrir mis ojos, a su vez me removí en el lugar en el que me encontraba. Los brazos que me sostenían me ayudaron a recomponerme.

Y por primera vez en mi vida, lo vi.

Me sentía hipnotizada por sus ojos, destellaban sin la necesidad de reflejar la luz de todo el lugar. Una melodía que salía de alguna parte, me mantenía en estado de embriaguez. Las comisuras del castaño se elevaron en una sonrisa, no podía sentirme más cautivada.

Oh dios, ayúdame.

Este es mi primer recuerdo, mi primer recuerdo como una divinidad mixta.

Morax me explico todo con mucho detalle. Una catástrofe ocurrió antes de que yo apareciera, o bueno, mi yo actual.

Si bien aún no se la explicación de muchas cosas, se con certeza mi propósito en este mundo, morax. Mi obligación es estar aquí para morax, ser y vivir para él. Después de todo, él es quien me salvo y me convirtió en lo que soy ahora.

Jamás podría dejar mi devoción hacia el... o eso es lo que yo pensaba.

Pase décadas en este palacio, tenía todo lo que deseaba, no podía pedir más. Podía decirse que era la amante de morax.

Pero el mundo del que tanto me hablaba el castaño me tentaba mucho más con el paso del tiempo.

-Zhongli- lo llame por el nombre que usaba en su apariencia humana, volteo su cabeza en mi dirección y sus ojos ambar me miraban con curiosidad. No dijo ni una palabra, pero sus gestos me indicaban que estaba atento a lo que diría. – quiero ir contigo... - pensaba que todo saldría en el mismo tono de voz, pero mis nervios me traicionaron, zhongli nunca me a negado algo, pero por primera vez en mi existencia tenía miedo de su respuesta.

Se acercó a pasos lentos hasta el lecho en el que me encontraba acostada, tomo mi mejilla entre sus manos oscuras y con líneas brillantes que lo recorrían por todo el cuerpo, me miro y su sonrisa no tardó en aparecer.

-No lo quieres- a pesar de la repuesta que me dio seguía actuando como si me hubiera dicho las más dulces palabras. Me quede perpleja, creí estar preparada para que rechazara mi petición, pero el capricho ya se había alojado en mi ser. Aparte mi mirada haciendo que la mano de mi pareja se removiera de su lugar.