Han pasado cuatro semanas desde aquella noche.
Cuatro semanas en las que Ramiro es una presencia constante en el teatro.
—Hola Karen vengo a ver a Maty, Karen sonríe —Ramiro deja en paz a nuestro jefe, solo lo distraes. La mujer le había tomado un considerable cariño a Ramiro, ya que era muy notorio el amor de este a su amigo y viceversa.
Levantando el auricular del teléfono le avisa al pequeño rubio que Ramiro estaba ahí.
—Hola guapo, — Matías saluda a Ramiro, quien no aparta la vista de ese bello rostro.
Ramiro se acerca hasta la silla de cuero acorralando a Matías con sus brazos y depositando un suave beso en esos labios color cereza, que si no los conociera diría que son maquillados.
—Hola señor Betancourt.
Matías aprovecha esa posición para dar una fuerte palmada en el trasero de Ramiro haciéndolo gemir.
—Maldita costumbre la tuya, dice Ramiro fingiéndose ofendido.
Matías recompensa a su sexi ex activo dándole un beso húmedo y demandante.
—Es para que no olvides quien manda aquí, —dice sonriente Matías, —ese es el secreto de nuestra alcoba, qué para todos yo soy el pasivo, pero tú eres una verdadera gata en celo. Matías deja un chupetón en la clavícula del fotógrafo haciendo a este gemir.
Ramiro toma de la nuca a Matías, —Maldito bastardo, tienes una polla para morirse y grande, además de ser un perfecto seductor.
Ambos hombres se funden en otro beso mientras son interrumpidos por un ligero golpe en la puerta.
—Pasa Karen... Maty llegó el nuevo vestuario y Uriel quiere que lo revises.
Ahí están los chicos también para que se los prueben.
Karen observaba divertida como un dominante Matías tenía agarrado con las dos manos el trasero de un apenado Ramiro que hacía lo imposible por ocultar la mirada.
—Bien vayamos a verlos, —Matías parecía ajeno a lo extraño y embarazoso de esa escena.
Se levantó y extendió su mano a un apenado y súper alto Ramiro, y los tres se dirigieron a los vestidores.
Uriel el coreógrafo y encargado del vestuario le mostró a Matías el conjunto de vestuarios y observó a los bailarines modelarlos.
Por momentos sus celos eran muy evidentes pues miraba de reojo a un distraído Ramiro que lejos de admirarlos los comparaba con su hermoso activo afeminado.
—Eso es todo dijo Matías dando por terminada la improvisada sesión de modelaje.
Uriel emocionado empezó a aplaudir de forma infantil mientras volteaba con Matías, —modela el tuyo cariño, es para el número de gánsters. El hombre señalaba un elegante traje negro con una camisa rojo vino de manga larga y una corbata verde botella, acompañado de un sombrero negro a juego con el traje.
Ramiro se agachó hasta susurrarle.— Vamos modela para mí. —Sonreía de manera traviesa haciendo resaltar sus hermosos ojos verdes.
—Está bien, me lo probaré.
Se dirigió detrás de un hermoso y alto biombo oriental el cual por la posición reflejaba un poquito de sombra, le daría una lección a ese fotógrafo para que nunca mire a alguien más.
Ramiro casi se atraganta. Tomando captura de la sexy y delgada imagen en sombra que se reflejaba en el biombo.
Una delgada figura que se despojaba poco a poco de las prendas con movimientos incitantes y provocadores, sacudiendo su melena y acariciando su pequeño y redondo trasero.
ESTÁS LEYENDO
El Circo
RomanceEl amor tiene muchas caras, y viene en muchas personalidades. El amor nos cambia y nos transforma. El amor nos fortalece Esta es la historia de Matias un sexy femboy Y de Ramiro un varonil fotógrafo Es una historia no muy común. Pero al final... Amo...