Tácticas de guerra

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—¡Woooow Rami nos invitaron a una zona VIP!, un emocionado César se preparaba para asistir en la noche con su amigo, mientras el moreno arreglaba sus lentes de la cámara y unas pantallas que probablemente usarían, dejaba a mano varios tripies que podrían serle de utilidad.

Realmente pensé que nos iba a costar mucho el convencer al dueño, pero fue pan comido.

—Karen separa la mesa para el estudio Nueva visión. Y por favor hoy encárgate de atenderlos mientras no estoy. —Entonces que sea una mesa para cuatro, confirmó la castaña anotando la indicación en su agenda.

—Sí Karen una mesa para cuatro y el consumo corre por mi cuenta.

Matías afinaba detalles con su asistente apartando la mejor mesa para sus invitados.

Esto será genial, pensó Matías, quien por un instante no creyó que tal situación pudiera ser posible, ya que muchos fotógrafos preferían la luz del día. Pero este par parecía muy complacido por ese horario.

Ramiro y César se vieron en la entrada del teatro, a eso de las veinte horas.

Querían llegar antes para hacer alguna toma de la fachada antigua, del recibidor, y según un animado César de las bailarinas cambiándose.

Ramiro sonreía mientras escuchaba las ocurrencias de su amigo y buscaba los mejores ángulos.

Sacando la cámara profesional empezó a hacer disparos precisos.

Tomó una en donde Maty llegaba al teatro, vestido con un ajustado pantalón de mezclilla, una camisa blanca, sin mangas, dejando ver unos delgadísimos brazos; unas botas vaqueras entalladas y el cabello rubio largo y alborotado. Tenía ese aire de rockero glam, Ramiro sonrió ante la comparación.

—Anda viejo, vamos a los vestidores suplicaba César mientras recogía parte del equipo de Ramiro, para trasladarlo a otro lugar.

—Pareces un puberto César, Ramiro enfocaba con el lente de su cámara la dulcería, con sus mostradores dorados, su alfombra roja, las paredes blancas y la máquina de palomitas y refrescos moderna.

Suspirando Ramiro decidió visitar los vestidores.

No es que el fotógrafo no quisiera tomar esas fotos.

Más bien el tenía otras ideas, pero nada perdía con visitar el lugar y verificar según su lente si habría alguna buena toma. —Vamos a los vestidores don adolescente, Ramiro molestaba a su amigo quien no se sintió culpable ni un poquito.

De inmediato fueron interceptados por Karen, quien los saludo de manera formal.

—¿Tomaran algunas fotos en los vestidores?, la mujer los miraba asombrada de la coordinación que la pareja tenía para hacer su trabajo.

—Emmm, si se nos permite y no molestamos nos gustaría ver si podemos sacar algunas tomas dijo Ramiro, sonriendo y agradeciendo a la mujer su compañía.

—Es un placer señor Moncada, señor Bazán, además ya hablaron con Maty ¿verdad?

—¿Maty?... Ramiro levantó una ceja mientras seguía a la castaña que los guiaba por un semioscuro pasillo —Este es el cuarto de utilería, la mujer les daba una breve explicación mientras los conducía hasta los vestidores, Ramiro y César dieron una rápida mirada al cuarto oscuro que les mostraban.

Ella rió al darse cuenta de que ellos no entendían que hablaba de Matías.

—Perdonen, el señor Betancourt y yo somos amigos de hace muchos años. Y por eso es la confianza de llamarlo Maty.

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