11 - Feliz Navidad

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Jaz se despertó gracias a Crookshanks, que estaba caminando encima de ella

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Jaz se despertó gracias a Crookshanks, que estaba caminando encima de ella. Ese gato era demasiado grande y pesaba mucho. Jaz se levantó para quitárselo de encima y ponerse un suéter abrigado, ya que hacía mucho frío.

—¡Feliz Navidad! —exclamó Hermione, saliendo del baño con una gran sonrisa.

—Feliz Navidad —murmuró Jaz con voz ronca—. Oh, ¿ya es Navidad?

—Claro, ven a abrir los regalos —dijo Hermione, sentándose en el suelo al lado de la cama de Jaz—. Aquí están los míos y esos son los tuyos.

Había un montón de paquetes para las dos. Jaz se sentó en el suelo, aún con mucho sueño, y tomó un paquete al azar. Era de la señora Weasley. Lo abrió con entusiasmo y se encontró con un jersey de color rojo que tenía trazado un bello león blanco.

—¡Uau... qué hermoso! —exclamó Jaz, quitándose el suéter que tenía puesto para ponerse el jersey Weasley.

—Yo igual tengo uno —dijo Hermione, emocionada, mostrándole otro jersey de color blanco, con la letra «H» de color morado.

Jaz siguió abriendo los regalos. Bella le había enviado una pulsera de oro; Clint le había enviado un anillo de plata con un diamante rosa; Sebastian le envió una caja llena de dulces. Por último, vio un paquete muy largo debajo de la cama que era de parte de sus padres.

Jaz lo sacó con mucho cuidado y lo abrió, encontrándose con la maravillosa escoba que había visto junto a Harry en el callejón Diagon.

—Oh, por Dios —chilló, tapándose la boca de golpe con una mano.

—¿Qué es? —preguntó Hermione.

—¡Es la Saeta de Fuego! —contestó Jaz con una gran sonrisa, contentísima.

Jaz abrió el paquete y el corazón le dio un vuelco de emoción al encontrarse con la escoba nueva, brillante y perfectamente lisa.

—Oh... —murmuró Hermione con asombro.

Jaz se puso de pie y soltó la escoba en el aire. La Saeta de Fuego flotó justo a la altura perfecta en la que ella podía montarla.

—¡Es genial! —chilló—. Quiero probarla. Necesito probarla.

—Luego —dijo Hermione, poniéndose de pie rápidamente y tomando a Crookshanks en sus brazos—. Vamos al cuarto de los chicos.

Así que corrieron hasta el cuarto de Harry y Ron, subiendo las escaleras. Desde fuera se oían risas.

—¿De qué se ríen? —preguntó Hermione, abriendo la puerta y entrando.

—¡No lo metas aquí! —chilló Ron cuando vio a Crookshanks. Tomó a Scabbers de su cama y la acurrucó en su bolsillo.

—¿También tienes una? —le preguntó Jaz a Harry, viendo que tenía una Saeta de Fuego en sus manos—. ¿Quién te la envió?

—Ah... ¿No fuiste tú? —preguntó Harry, mirándola con confusión.

Jazlyn Ramsay, el animago y el torneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora