Capítulo 1

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Epimoní diosa de la perseverancia, alegría, tornados oceánicos y amistad se encontraba en las orillas del río de su madre observando las tranquilas aguas misteriosas.

Llevaba un sencillo vestido de color azul y verde que ondeaba, junto a su cabello, por el viento helado del inframundo pero no parecía afectada a pesar de ir descalza.

La mujer era hermosa con su cabello oscuro y unos ojos verdes oceánicos, muchos decían que era la versión femenina de su padre Poseidón aunque no estaba tan bronceada como él.

Una figura emergió de las aguas del río, llevaba una túnica de seda negra azulada, de cabello color ébano, sus rasgos eran delicados y hermosos muy parecidos a los de la mujer en la orilla. Pero sus ojos que eran como el ébano despedían un poder que asustaría a los mismísimos olímpicos, Styx la diosa del río y el odio y aquella por la que todos en su nombre formaban los juramentos más serios.

Sus ojos oscuros normalmente llenos de odio ahora estaban llenos de tristeza y amor por su pobre hija a la que habían destrozado tanto en cuerpo como en espíritu hasta el punto de que ya no quería vivir y se estaba desvaneciendo.

Styx deseaba destrozar a aquellos que habían traicionado a su hija, Epi no había hecho más que ayudar a quien lo necesitara y era amable con todos y era así como le pagaban.

Sobre todo uno, era el que más había herido a Epimoní.


                                                                                      Flashback


Epimoní se arrastraba por el suelo de su residencia en el Olimpo dejando un reguero de sangre dorada tras ella, su cara estaba hinchada y uno de sus ojos estaba totalmente cerrado sin poder abrirlo.

Tenia algunos huesos rotos, pero estaba tan acostumbrada a estas palizas que apenas notaba el dolor, en eso se había reducido su matrimonio a dolor y sufrimientos sin fin.

Una persona estaba de pie detrás de ella era su esposo Claus el hijo mayor de Leto y Zeus, el dios dela paternidad, eclipses, las auroras boreales, el trabajo y la valentía. La observaba impasible mientras se limpiaba las manos dela sangre de Epimoní después de la última paliza.

—Vaya¿conque aún sigues consciente? Te daré crédito eres más resistente de lo que creí—se burló. El hombre era hermoso su pelo era negro azabache sus ojos eran de un color cambiante de la noche cuajado de estrellas, al de una aurora de las zonas del norte.Pero el desprecio y el odio estropeaban esas facciones.

A la diosa aún le costaba creer que ese fuera su amable y cariñoso esposo, un hombre lleno de justicia y desinterés, serio y responsable como Artemisa y alegre y juguetón como Apolo.

Ambos se habían enamorado al instante desde que se vieron por primera vez y se hicieron el voto de solo de estar juntos sin importar lo que ocurriese y ser fieles el uno al otro por la eternidad.

Pero ahora por culpa de unas mentiras y malas tramas de enemigos y rivales que soltaron rumores y falsas pruebas contra ella acabaron por envenenar la mente de casi todos a su alrededor. Despreciándola y tratándola como poco más que un trozo de carne picada.

Los únicos que creían en su inocencia eran su madre Styx, quien podía ver la verdad al ser el río de los juramentos solemnes, su padre Poseidón y sus hermanos.

Tritón había estado furioso por la forma en que la habían tratado pero Epi lo convenció de que no hiciera nada para declarar la guerra al Olimpo y también tuvo que esforzarse mucho para hacer cambiar de opinión a su padre.

Unafigura femenina apareció al lado de Claus llevaba un vestido blanco puro, su pelo castaño recogido en flores oscuras y sus ojos eran deun azul profundo era Melpomene la Musa de la tragedia y nueva amante de su esposo.

Que irónico que fuera la propia tragedia la que ahora fuera amante de Claus.

El dios sin prestarle atención a su esposa le dio un beso en los labios a Melpomene antes de cogerle el pelo bruscamente a Epimoni.

—Y tú no te muevas de aquí,como lo hagas y me desobedezcas te arrojaré desde el Monte Olimpo—

Con esa amenaza le soltó el cabello haciendo que su cabeza impactara contra el suelo, aturdida y dolorida vio como ambos se iban riendo mientras salían del palacio dejándola sola.



                                                                              Fin del Flashback



Epimoní apartó de su mente esos dolorosos recuerdos, lo único que quería era descansar y olvidar todo lo que le había ocurrido en los últimos tiempos y su madre le había ofrecido una oportunidad de escapar de ese tormento.

Styx miraba con tristeza a su hija, sabía que con esta vía de escape lo más probable es que haría que no se volvieran a ver nunca más pero no soportaba ver a su hija en esa miserable vida, que no merecía, ni un segundo más.

—¿Estás segura Epi?—preguntó dolorida la madre, no quería perder a su hija pero si esto era lo que quería que así fuera.

—Si madre es lo que quiero—podían suceder dos cosas que no funcionara y en cambio se desvaneciera o por el contrario si funcionara.

Cualquiera de la dos opciones era válida para ella.

Styx y Epi se abrazaron fuertemente, la diosa del río soltando lágrimas oscuras no solía llorar pero ahora no podía contenerlas.

Epi tampoco pudo contenerse, se separaron y miró con seriedad a su madre.

—Despide a los demás por mí—

Styx asintió, Epi se alejó para aproximarse a un río brillante que parecía despedir una luz dorada de sus aguas, las almas se acercaban allí y se sumergían para tener otra oportunidad de renacer un nuevo comienzo.

Las aguas del renacimiento o de la reencarnación.


Epi suspiró y miró a su alrededor, a pesar de todo el dolor echaría de menos a su familia y amigos, su hogar.

La diosa se acercó y poco a poco fue sumergiéndose en las aguas luminosas hasta que desapareció por completo.

Epimoní ya no estaba al menos por ahora. 

Las dos mitades en unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora