Capítulo 3

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El nombrado Ádeio se limitó a mirarlos, en silencio recogió sus cadenas y las lanzó de nuevo esta vez a Artemisa.


Percy estaba en shock, creía que ese dios estaba de su lado pero parece que no.


—¡Mi señora!— Zoe intentó a duras penas levantarse para ayudar a su diosa.


—¡Quédate al margen de esto Zoe! ¡sabes muy bien que no podrás con él!—


Ádeio siguió atacado a la diosa de la Luna que ha duras penas se defendía del ataque feroz de su oponente.


De repente Artemisa gritó.


—¡CERRAD LOS OJOS TODOS! ¡ENSEGUIDA!—


Todos la obedecimos pero seguía sin entender por qué, podíamos escuchar los sonidos de batalla y por lo que oía no le iba bien a la diosa de la caza, a su lado Zoe temblaba por su señora.


—Hay que hacer algo, no podrá seguir así contra él—


—Pero la has oído, es peligroso y tenemos que tener los ojos cerrados—Dijo Annabeth.


Eso me recordó a nuestra primera misión cuando nos topamos con Medusa en su emporio de gnomos.


—Annabeth ¿recuerdas como derrotamos a Medusa?—


Incluso si no la veía escuchaba sus engranajes moverse.


—Si, podría funcionar he oído rumores sobre Ádeio—


Pero Zoe nos retuvo —Con él no funcionará que lo veías reflejado a través de otros objetos, su mirada es más poderosa y letal que la de Medusa—


Aquello nos dejó sin ideas pero teníamos que hacer algo. Pero a Annabeth se le ocurrió una idea.


Cogió un trozo de tela y me tapó los ojos—Será como la gallinita ciega vas hacía Ádeio y te guiamos mirando por las piernas de los demás para saber sus movimientos—


Yo estaba un poco escéptico de su plan.


—¿Seguro que no fallara?—


—Tengo un 35% seguro de que funcionará—


A mí no me tranquilizó eso mucho. Pero con los ojos vendados avancé siguiendo las instrucciones de Annabeth y Zoe, a medida que me acercaba los ruidos de la lucha eran más cercanos.


—Percy delante tuya a dos metros ¡ya!—


Percy avanzó y sintió como su espada chocaba con algo, oyó el a la diosa desplazarse a su lado pues sus pasos eran más ligeros y ágiles que los del hombre.


—No deberías haber venido—


—Lo sé señora pero su teniente no paro en insistir y yo tampoco podía quedarme parado—


En ese momento oyó un ruido de cadenas Artemisa lo empujó a un lado mientras desviaba una daga que iba hacia ella, Percy se sobrepuso y con su espada atacó al dios.


Annabeth miraba ansiosa—Percy cuidado a tu derecha—


Se agacho justo cuando un cuchillo largo estuvo a punto de atravesarle el gaznate pero le dio oportunidad a Artemisa y con ambos cuchillos apuñalo al dios, uno en el hombro y el otro en el codo.


El icor se deslizó hasta el suelo pero el hombre no hizo ni una mueca, como si no estuvieran allí. Se limitó a quitarse los cuchillos y aprovechando la aproximación de la diosa la apuñaló en el pecho.


En ese momento una flecha se clavo en su costado, Zoe le había disparado con las escasas fuerzas que tenía, Ádeio se quitó la flecha y los miró, todos se apresuraron a cerrar los ojos Artemisa a pesar de la desventaja agarró sus cuchillos firme.


Pero el dios se limitó a guardar sus armas e irse de allí, Percy tuvo la sensación de que mientras no le quitaba la vista de encima.


Sintió escalofríos.


Después atendieron a los heridos tomando néctar y ambrosía Annabeth estaba cubierta con una manta cálida junto a Zoe las habilidades curativas de la diosa la pusieron mejor pero aún tenía un tono verdoso.


Mientras iban de camino hacía el Olimpo, Percy pensaba en lo que ocurrió, cuando volvieron al hogar de la Hespérides Ladón había sido asesinado por ese extraño dios.


—Señora Artemisa ¿quien es Ádeio?—


Artemisa permaneció en silencio hasta que habló.


— Ádeio es el dios del silencio, el vacío, la desesperación, tristeza y ferocidad—


Eso explicaba el porqué tenía esa sensación.


—¿Y lo de los ojos? ¿también convierte en piedra?—


La diosa puso los ojos en blanco negando con la cabeza.


—No, es peor que eso ¿viste lo que le pasó a la Hespéride y a Atlas?—


Se estremeció al recordarlo.


—Cualquiera que vea los ojos del dios en el momento en que se pongan totalmente negros, no se que es lo que ve uno allí pero es como un veneno que se extiende en tu mente y te impulsa a suicidarte o autolesionarse—


Percy y Annabeth estaban horrorizados.


—Nadie escapa de eso ni mortales ni siquiera los dioses y como habéis visto el no esta del lado de nadie en una guerra, desde siempre a atacado ambos bandos—


—Ádeio es alguien que hasta nosotros los olímpicos tememos encontrarnos—

Las dos mitades en unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora