Capítulo 8

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Percy junto a Nico estaban enfrente de las orillas del río Styx sus misteriosas aguas que podían disolver hasta a un mortal lo calmaban extrañamente igual que si estuviera en el océano.


Nico lo miró preocupado, empezando a arrepentirse de su plan pero Percy no le hacía caso y ya que estaban allí decidió seguir adelante.


Aún estaba furioso con Nico por la trampa que le tendió por Hades y aunque lo había liberado después estaba molesto pero no era tiempo para eso, se aproximó a las aguas a pesar de las advertencias de Aquiles y se hundió en el agua.


Era como sumergirse en ácido, intento concentrarse en su ancla pensó enAnnabeth sus ojos grises y su sonrisa.


Pero encima de la superficie vio a Claus el dios vestía una túnica griega azul marino, el viento movía sus oscuros cabellos y su sonrisa era suave y amorosa era completamente distinto al dios con el que se topó en la playa que tenía una tristeza y abatimiento que lo rodeaba. Aquí era infinitamente más feliz.


Vamos Epi ¿vas a estar todo el día en el agua? Sal y nadamos juntos o vamos por la playa


Le tendió la mano con esa mirada llena de amor y el hijo de Poseidón sin dudar lo cogió.


Salió como un torpedo de las aguas y miró a su alrededor Nico corrió a su lado.


—¿Estas bien? Has estado mucho tiempo en el agua—


—Sí—Pero Percy aún estaba confundido con lo que había visto.


En ese momento apareció Hades en su carro seguido de un ejército de muertos, la señorita O'leary se abalanzó sobre ellos, el semidiós harto de todo y con lo que había sucedido en los últimos días y encima que fueran a por su perra fue a por ellos derribando a los soldados esqueletos y convocando para sorpresa de todos las aguas del río Styx.


Tenía a Hades en el suelo con la punta de su espada contra su rostro, el dios se esfumó rápidamente del lugar.


—Quédate aquí y convence a tu padre de que nos ayude—se miró las manos no había ninguna herida en ellos pese a recibir todas esas balas.


Nico asintió y Percy se preparó para combatir a las fuerzas de Cronos.


Cuando ambos semidioses partieron del lugar una figura surgió de las aguas,Styx la diosa del río había mirado todo lo ocurrido y cuando el hijo de Poseidón se había sumergido en sus aguas supo enseguida quien era.


Después de tantos milenios estaba por fin allí. La diosa lloraba sabiendo que su hija reencarnó.


Percy y Annabeth estaban en el Olimpo, después de que Hermes había estado a punto de pulverizarlos.


—Tenemos que bajar a ayudar a los demás...—Annabeth se que quedó callada y cogió a Percy del brazo escondiéndose tras una esquina de las calles del Olimpo.


—Annabeth ¿que...—pero no terminó la frase porque enseguida comprendió lo que pasaba, pasando delante de ellos y quedándose quieto a unos metros de dándoles la espalda estaba ese extraño dios Ádeio.


Y Percy recordó algo de la profecía.


El vacío y la desesperación deberán ser necesarios, El Olimpo preservará o asolará.


Ahora lo entendía ya sabía a que se refería esa parte de la profecía.


Se adelantó hacia el dios a pesar de que Annabeth tiraba de su brazo susurrando, ¿estás loco?


—No sé quién eres y lo que pase entre los dioses y tú no es asunto nuestro, pero tienes que ayudarnos—


Para sorpresa y horror de ambos el dios que les daba la espalda se echó a reír y habló.


¿Porque debería ayudaros hijos de los dioses? No estoy del lado de nadie.


Percy por primera vez escuchaba su voz y era incluso más escalofriante que la de Cronos. Era como si un millón de huesos humanos se quebraran y formaran ese sonido, mil voces de hombres, mujeres y niños hablaran al mismo tiempo, el grito de pura angustia descarnado de la humanidad en él.


Comprendía por que no mostraría su voz, su sola presencia y mirada bastaban para asustar y ahora su voz...no sabía si ese dios estaba triste o realmente se divertía de ellos.


Annabeth estaba aterrorizada pero se sobrepusoEs cierto señor eres el silencio, el vacío, la desesperación, tristeza y esas cosas siempre están en todos y en cada bando


Percy se adelantóPuede que no estés de nuestro lado pero tampoco estás del lado de Cronos y hasta vos debéis comprender que hay un equilibrio para todo donde hay desesperación hay esperanza, no existe lo uno sin lo otro


Ádeio se volvió hacia ellos Percy y Annabeth no pudieron taparse los ojos a tiempo pero para su alivio los ojos del dios no estaban completamente negros mostraban esas pupilas blancas desconcertantes, más que interesado en matarlos los miraba con curiosidad.


Ádeio inclinó la cabeza a un lado su rostro frío y desconcertante los tuvo en tensión ¿los mataría? ¿o los ayudaría? No lo sabían.


Luego el dios se esfumó en un destello oscuro. Dejando a los dos semidioses solos.


—N oos preocupéisse volvieron hacia Hestia quien todavía sostenía la jarra de la esperanza en sus manosSi él ha aparecido es que esta batalla sera muy dura y habrá mucho dolor y desesperación


Percy miró a la diosa del hogar—Pero también hay esperanza si él está aquí también habrá lo contrario—



Percy volvió a las calles de Manhatan, esperaba que sus palabras cambiaran la opinión del siniestro dios y a su manera brindara ayuda.

Las dos mitades en unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora