Capítulo 15

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Jungkook estaba terminando de hacer la tarea de lengua de uno de sus compañeros cuando su teléfono sonó. 

¿Quién rayos lo llamaba a las diez de la noche un sábado?

Jungkook atendió para averiguarlo. 

— ¿Hola? — dijo él apoyándose contra el respaldo de la silla giratoria. 

— Hola Jungkook. — él reconoció aquella voz ronca al instante — el viernes olvidé en tu casa mi cuaderno. 

— Sí me di cuenta. Lo tengo en el escritorio. Planeaba dártelo mañana cuando te viera. 

—¿Podrías dármelo ahora? estoy afuera de tu edificio.

Jungkook se estiró en su asiento y tomó un suéter de lana negro y un tapado del mismo color. Tomó sus llaves, el cuaderno de Taehyung y bajó por las escaleras. Vivía en un cuarto piso, tardaba más tiempo esperando a que el ascensor subiera que bajando esos pisos. 

Cuando salió pudo ver que Taehyung estaba con la moto y su mochila negra en la espalda. Se acercó a él y Tae le pidió que se lo guardara en la mochila. 

— ¿Qué hacías? — le preguntó Tae haciendo sonar un poco el motor. 

— Tarea — respondió Jungkook a secas. 

— ¿La tuya o la de alguien más?

— Estoy haciendo la tarea de Yugy, y tengo otros trabajos que terminar para entregárselos mañana. Volveré arriba si no te importa, que me muero de frío. 

Cuando Jungkook se dio la vuelta Tae volvió a hacer sonar el motor. 

— ¿Ya comiste? — le preguntó el mayor.

— No. — respondió Jungkook sacando las llaves, se le cayeron y soltó un gruñido. Estaba cansado y frustrado: había estado todo el día resolviendo unos ejercicios de matemática para tres alumnos diferentes y él todavía tenía que resolver los suyos propios. Lo peor de eso es que él había elegido los más complicados, ahora se maldecía por eso. 

Y para colmo debía terminar su ensayo para ese mismo miércoles, si o sí. 

Tae volvió a sonar la moto. ¿Acaso Jungkook no entendía la indirecta?

Para mala suerte de Taehyung, Jungkook entró al edificio sin siquiera decirle adiós. 

Jungkook regresó a su departamento y continuó con la tarea restante. Giró para ver cuantas hojas le quedaban para realizar y contó hasta diez. Se puso a hacer las tareas que tenían menos puntos y dejaría las mas largas para más tarde. Aquellas tareas en donde debía pensar más eran las de lengua y matemáticas, porque las tareas de geografía ya se sabía casi todo de memoria al igual que las de biología, eso era contenido fácil, al menos para él. 

Terminó de realizar las tareas de sus compañeros casi cuarenta minutos después. Decidió darse una ducha híper mega rápida de diez minutos y salió, se colocó el pijama. Eran casi las once de la noche cuando su celular volvió a sonar. Era el mismo número de antes. Jungkook se preguntó cómo era que Taehyung había conseguido su número telefónico. 

Quizás alguno del grupo de WhatsApp en donde él no estaba se lo había dado a Taehyung. Tae sí estaba en el grupo. 

— ¿Qué quieres, Kim? — Jungkook ya estaba hastiado de estar despierto ese día. Se pasó la mano por los ojos y la frente — tengo cosas que hacer, por dios. 

— Te compré sushi. 

— ¿Y para qué quiero sushi?

— Estoy seguro que todavía no has comido nada. 

Jungkook recargó la cabeza en el escritorio. 

— No tengo hambre. Comete tú el sushi. — Y le cortó la llamada. 

El menor ya no quería saber nada con nadie. Se había mantenido todo el día pensando en sus fracasos amorosos y sexuales. Ambas cosas lo ponían de muy mal humor. YeonJun solo lo usaba para que hiciera su tarea y Jungkook sabía que Jun era capaz de manipularlo, ya lo había hecho en la biblioteca el otro día. Lo peor de eso es que Jungkook estaba interesado en él, románticamente hablando, y había sido rechazado. Sí tuvo un momento de intimidad con él, pero no era lo mismo que tener una cita y ¿Quién sabe? ¿quizás caminar de la mano, abrazarlo y pasar buenos momentos juntos y con agradables recuerdos? El sexo no tenía ni punto de comparación con todo eso. 

Y luego estaba la otra cara de la moneda: Taehyung también había rechazado meterse en la cama con él, entonces la incógnita era ¿Qué rayos estaba haciendo mal? Jungkook no lo entendía, ¿porqué nadie se fijaba en él? ¿Por qué le tenían que pasar esas cosas a él?

— ¿Por qué estoy tan solo? — susurró con la cabeza gacha, apretando el lápiz en la mano y los anteojos en la otra. 

Él se encontraba frustrado con todo el mundo en ese momento, porque estaba cansado de hacer tarea, cansado de fingir estar bien, cansado de que nadie lo quiera... vaya, ni siquiera sus padres estaban en esa casa. 

Literalmente estaba solo como un perro abandonado. 

Jungkook pensó que sería bueno liberarse un poco de toda esa tensión que tenía. Fue a su estantería a buscar un vibrador, pero cuando lo tuvo en la mano se dio cuenta que no tenía las ganas ni las fuerzas de estar diez minutos tocándose como un imbécil. 

Volvió a dejarlo en la estantería de sopetón y el objeto de cristal que estaba ahí, se cayó y se partió en tres partes. Jungkook maldijo en mil idiomas. Eso se lo había regalado su madre cuando tenía diez años, se lo trajo de New York. Jungkook fue por una escoba y lo tiró a la basura, suspirando y sentándose en una silla. 

Jungkook escuchó que recibió mensajes en su celular y se fijó. Eran de Jackson, le pedía si podía enviarle foto de los ejercicios resueltos. Jackson le había enviado los ejercicios mal hechos. 

Jungkook dejó el celular en el escritorio como si estuviera lanzando una carta de póker. Suspiró pesadamente y al final le resolvió los dos ejercicios y le envió foto. 

Después de casi media hora más, Jungkook por fin acabó con todo. 

Y ahora tenía que seguir con su propia tarea. 

Su celular volvió a sonar y Jungkook atendió como si el que estuviera del otro lado fuera el mismo diablo. 

— ¡¿Y ahora qué coño quieres?!

— Estoy afuera de tu departamento. Ábreme la puerta.

El nerd adicto al sex [TK] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora