Ojos verdes

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Aún tengo trabajo cada noche, no tengo ningún problema con ello, gracias a mi insomnio desde una temprana edad nunca me ha molestado el permanecer contantemente en el trabajo, actualmente, ante mis ojos se encuentra un lienzo más alto que yo, una persona de 1,78 de altura, se trata de una pintura en la que he estado trabajando desde hace un año, este enseña una hermosa mujer en el mar con un taje de baño color negro, su piel levemente broceada enseña un cuerpo delicado y bien trabajado, de cabellera abundante y larga de color castaño claro, un rostro hermoso con pecas, unos ojos como la ventana al alma, producen una abrumadora tristeza a pesar de la sonrisa que se forma en sus labios, debido a las finas lagrimas que caen de esos llamativos ojos color verde; uno de sus brazos se encuentra extendido tocando el mar mientras que el otro se encuentra frente a su pecho con agua cayendo entre sus dedos. Le falta bastante, pero el proceso me hace sentir satisfecha olvidando todos los percances que he sufrido en su realización, en ocasiones debido a que no podía recordar completamente su rostro o porque sencillamente no soportaba mirarla.

Todo es demasiado confuso, pero mis manos se mueven por inercia dándole detalle, decidí realizarlo con pintura al óleo, así que evidentemente dejé las ventanas abiertas y las puertas corredizas del balcón, permitiendo que el ruido del exterior se filtre por el apartamento a pesar de encontrarme en el piso 17 de 23 en total; pensando en tomarme un descanso, voy directo al balcón, pero en el camino me encuentro con mi fiel canino en el sillón que tengo específicamente en esta área para él, dulcemente duerme allí, dejando visible un poco de su lengua, esa apariencia provocó que algo dentro de mí sintiera esa inexplicable calidez que ya había olvidado y luego de acariciarle la cabeza con delicadeza salí al exterior, la ciudad no parece dormir, como de costumbre acompañándome día tras día, independientemente cierre las puertas y no permita que la luz se filtre a través de las ventanas, calles frías y discusiones al final de las intersecciones son lo único que puedo recordar, sin embargo, en un intento de olvidarme de todo ello, sacó mi teléfono del bolsillo delantero izquierdo con la esperanza de encontrar boletos para asistir a cualquier ópera; hasta que el sonido del timbre de la casa despierta en mí cada terror que enterré cuando tomé ese avión hace años, aún si comprendía que la muerte estaba tras esa puerta, me limité a abrirla esperando de nuevo esas palabras que me repetí cuando era más joven " Esa persona sólo puede amar con las peores intenciones".

Preludio De InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora