Prólogo

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Cinco años atrás

Sospecho que mi papá intenta hacerme sentir mejor luego de lo qué pasó con mamá. Aún así, siempre pretendo ocultar mis sentimientos, creo que es mejor para mis familiares. Sin embargo, mi tía sabe perfectamente cómo me siento y le preocupa que esté guardando todos esos sentimientos. Según ella guardar la tristeza no hace bien al corazón pero sé que si demuestro aflicción, ellos me tendrán mucha pena y me tratarán como si fuese una bebé.

En realidad, me siento vacía. Al llegar a mi casa y no escuchar su risa o no comer de la cena que preparaba, hace que me sienta sola. Extraño cuando veíamos películas románticas en la sala de nuestra casa y cuando salíamos de compras juntas.

El día de su muerte fue el peor de mi vida. Sentía como mi alma se rompía en pedazos como espejo cuando se cae contra el suelo. Pensaba que podía estar preparada para ese momento pero no fue así. El cáncer la derrotó antes de que ella pudiera ganar.

Durante la clase de ciencias, mucho de los alumnos se aburren y comienzan a lanzar aviones de papel o pedazos de goma para borrar pero esta vez es diferente. Alguien toca mi hombro causando que gire mi rostro rápidamente. Ahí está Destiny con una sonrisa hipócrita.

— Lamentó lo que le ocurrió a tu mamá la semana pasada — dice con una mano en su pecho, yo solo asiento agradeciendo.

No quiero decirle nada más, sé a que nivel ella puede llegar a ser. Además de eso, sé que sus lamentos no son del todo reales. Tal vez lo hace para hacer que creer que es la más empática y que "puedo confiar en ella"

Ronald Tyson llega a la conversación y toma asiento al lado de Destiny.

Ellos dos son mejores amigos desde muy pequeños. Según dicen, sus papás son amigos de negocios; tienen una empresa donde producen una marca de vino.

—Si, que pena con la muerte de tu mamá — dice Ronald ladeando su cabeza — Tengo una duda, ¿como se siente ser huérfana?

¿Que? ¿Acaso escuche bien?

— No lo tomes a mal, Chanel. —dice Destiny soltando una carcajada — Debes entender que nosotros tenemos a nuestra mamá con vida. Sin embargo, tú no.

Siento como mis lagrimas se acumulan en mis ojos. Mi respiración es entrecortada, siento que me hace falta el aire. No puedo soportarlo más.

Me levanto de mi asiento y comienzo a correr fuera del salón. Todos se me quedan mirando pero no me importa nada más que salir de ahí. Las lágrimas salen de mis ojos antes de poder llegar al baños de chicas. Me escondo en el primer cubículo y cierro la puerta, deslizándome contra ella. Mi sollozos se escuchan por todo el baño por culpa del eco.

No lo puedo creer lo cruel que pueden ser. No es la primera vez que los dos han logrado de intentar humillarme o sentirme menos pero esta vez su maldad fue la gota que derramó el vaso. Nunca me burlaría de la muerte de un familiar de algún compañero de clases.

¿Como pueden ser tan inhumanos? ¿Acaso sus padres nunca les enseñaron educación o el dinero de su empresa lo gastaban para complacerlos y criarlos de manera tan egocéntrica?

Supongo que ese es el poder del dinero, convertir a personas desagradables. Aunque no estoy generalizando, hay muchas personas adineradas y aún así son humildes.

Escucho unos pasos dentro del baño de chicas y coloco mi mano en mi boca para que nadie me escuche. Por debajo de la puerta puedo ver los zapatos que se detienen y solo se escucha su respiración.

Por favor, que se vaya ahora mismo.

— ¿Hay alguien ahí?

¡Maldición! ¿Ahora que hago?

No puedo contestarle, luego sabrá que estuve llorando y comenzará a cuestionarse el por qué. No estoy para contarle mi vida a desconocidos, ya tuve demasiado con Ronald y Destiny. De un momento a otro todo es silencio, eso me hace sentir más tranquila. Lo más que quiero es sentirme bien conmigo misma aquí a solas. No importa si estoy horas llorando sentada en el suelo.

—¡Te encontré! — dice la chica, abriendo la puerta del cubículo donde me encuentro.

Salto del susto, mi corazón parece querer salir de mi pecho. Al verme en el estado en el que estoy, sus facciones su rostro cambian y se le nota la preocupación que tiene.

— ¿Estas bien? — pregunta, me ofrece su mano para ayudarme a levantar del suelo, la cual acepto y asiento con la cabeza contestando a su pregunta — Me llamo Audrey Dawson, soy nueva en la preparatoria.

Sonrío por su amabilidad en ayudarme y por presentarse. Paso mis manos por mis pantalones de mezclilla para sacar la suciedad del suelo.

— Chanel Anderson, mucho gusto — me presento, limpiando los residuos de mis lagrimas en mi rostro.

— ¿Chanel? ¿Como la marca Chanel? — pregunta confundida pero con una sonrisa.

— ¡Si, exactamente! — le contesto con una carcajada.

— Sé que no nos conocemos pero puedes contar conmigo para lo que sea, podemos ser amigas si así lo deseas — me informa con una sonrisa tímida.

Desde ese preciso momento, sabía que podíamos convertirnos en muy buenas amigas.

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