Capítulo 2

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Como siempre, lleva una sonrisa plasmada en la cara. Su rubio pelo recogido en una trenza y su mochila colgada al hombro. Aunque, para sí misma, debe admitir que esa sonrisa no es del todo sincera.

Suspira al recordar su conversación de la noche anterior con Chelsey. ¿Es que no se puede ser más terca? Está claro que su amiga está confundida pero, no toma la iniciativa.

-Buenos días- dice al entrar en su clase, donde no hay mucha gente, sólo Ariana y Denise, que están parloteando de algún tema que, sinceramente, no le interesa mucho. Sólo quiere que su pelirroja amiga llegue y, poder hablar con ella unos minutos antes de que empiece la clase y no tengan ningún momento del día para hablar, como le ha pasado estos días.

Mientras deja la mochila en su silla, alguien toca su hombro. Recibe a Chad con una sonrisa y se sientan en mesas juntas.

-Se te ve cansado- dice ella corriendo los rizos de la frente del chico.

-No he dormido bien- murmura agachando un poco la cabeza para que no se le vean las ojeras. Aunque es tarde ya que se las ha visto.

La actitud de Chad está empezando a hartar a Emma. Siempre ha sido muy alegre y despierto, pero desde hace un tiempo dejó de serlo. Decide pasar por alto todo eso.

-¿Ayer quedaste con Byron?- pregunta con una sonrisa y alzando las cejas. Captando el sentido de esa mueca, el pelirrojo se sonroja notablemente y la rubia ríe alegremente.

-No, al final no. Tenemos examen, ¿recuerdas?- ella asiente sobándose el puente de la nariz con dos dedos, pero al instante en el que mira por encima del hombro del chico sonríe.

-Hablando del rey de Roma...- dice alegre y el chico se gira confundido.

-Hey...- dice el chico más alto y mayor agachándose y besando al otro.

-Creo que me voy- dice Emma, notando que sobra y vuelve con sus dos amigas, a las que se ha unido Chelsey -Hola. ¿De qué habláis?

-De los whatsapps que me mandaba ayer Chad porque no podía salir con Byron y estaba triste- dice Ariana riendo y contagiando a las demás.

-Creo que se han echado mucho de menos- dice Chelsey riendo de nuevo y todas se giran. Los dos chicos están dándose besos y jugando, Chad sentado en las piernas de Byron.

-Son tiernos- dice Denise sonriendo -Pero como les pillen la cagan.

El timbre suena y los dos chicos vuelven a sus asientos rápidamente, con los labios hinchados e ignorando las miradas de asco de algunos alumnos de la clase. Emma se sienta al lado de Chelsey y suspira. A Chad le costaba al principio asumir que sería objeto de miradas, pero parece que por fin ha sabido dejarlo a un lado y concentrarse en su relación, algo que seguro valdrá la pena a la larga.

-¡Buenos días!- exclama el profesor de matemáticas entrando en la clase y casi al instante se pone a escribir en la pizarra.

-¿Es que acaso es Super Man?- le susurra Chelsey en el oído y ríe disimuladamente. A la pelirroja no le gustan nada las matemáticas, y siempre tiene que ser ella la que le lo explica todo.

-¿Entonces, se lo preguntaste?- pregunta a su amiga cuando salen por fin después de un agotador día de clase, junto con un examen de lengua de lo más difícil.

-¿El qué? ¿A quién?- aunque se ve confundida, Emma sabe perfectamente que sabe a lo que se refiere, aunque no le importa hacer como que no se ha dado cuenta y repetirlo.

-A Dean. Lo de que si quiere venir mañana a la fiesta- después de acabar esa frase oye el suspiro de su amiga, y se gira a mirarla, para después acomodar mejor su mochila. Continúan andando y se quedan paradas en la puerta del instituto.

-Se me ha pasado... se lo digo ahora cuando llegue a casa- dice jugando con sus dedos y se despiden entre abrazos y risas. Emma se dirige a su casa junto con Byron y Chad, que van en la misma dirección.

Ella va andando y ellos cogidos de la mano, mientras Byron le hace la puñeta a su novio revolviéndole los rizos.

Esos dos hacen una pareja estupenda. Ojalá encontrara a alguien que la quiera, pero Emma siente últimamente que su autoestima está algo baja. Piensa que va a quedarse sola, y aunque Ari y Chels le digan lo contrario, ella nota algo raro, como si fuera diferente a las otras chicas solo porque tienen novio y ella no. Tiene 15 años y nunca ha tenido novio, y mucho menos liarse con nadie ni nada. Cuando le dan estos bajones, Chelsey le suele decir que si fuera chico saldría con ella, pero como eso es imposible le dice que espere. Ari también dice eso, y Denise... bueno a ella no le cuenta sobre sus bajones. A veces se pone un poco borde.

-Tierra llamando a Emma- de repente despierta de su ensimismamiento por la mano de Byron, que ha pasado delante de su cara.

-Lo siento... ¿qué decíais?- dice excusándose y notando como suben los colores a su cara.

-Nosotros nos vamos ya, ¿nos vemos mañana?- dice Chad con su dulce voz provocando que el rubio le dé un beso en la mejilla. Los otros dos sonríen.

-Claro- les da un abrazo a cada uno y marcha camino a su casa.

Es raro porque ella no suele empanarse. Tiene siempre la vista en frente y es muy segura de sí misma. Bueno... hasta hace un tiempo lo era. Se siente bastante deprimida, ya que ve a su alrededor parejas y más parejas. Antes pensaba que era normal, que iba a encontrar su "príncipe azul" y que vivirían felices. Pero se ha dado cuenta de que los cuentos de hadas no existen y que tiene que tomarse la vida más en serio. Aunque luego ve a Chad y Byron y piensa, que si ellos son felices desde hace medio año, ¿por qué no puede serlo ella? A su alrededor hay felicidad, pero siente que no está en ella, que sólo la esquiva y pasa de ella riéndose de su soledad.

Chelsey le dice que no está sola, que tiene amigos. ¿Es el mismo el amor de amigos que el de un novio? Ella siempre se lo dice pero la pelirroja insiste en que para pasarlo bien basta con gente que te quiere incondicionalmente. También suele decir cosas como:

Lo importante no es el amor, son los orgasmos. No se necesita un chico para ser feliz.

Aunque está loca, la quiere demasiado.

Entra en su casa y suspira, por fin se ha acabado el viernes y al día siguiente es sábado. Aunque le deprime ir al instituto, pero es para una fiesta.

Después de saludar a su madre y su hermana corre a su habitación y se tira en la cama. Abre conversación con todas las chicas, pero ninguna puede quedar por la tarde. Bufa y abre su armario, buscando algo para ponerse. Sólo porque ellas no salgan, no significa que ella no vaya a salir a dar una vuelta.

Sonríe cuando ve en el armario sus pantalones favoritos. Son de tallo alto, como le gustan a ella y a su pelirroja amiga. Una blusa y unos botines y ya está lista. Coge un poco de dinero, se despide y se dirige al Burger King a por un gofre.

Por suerte no hay cola y encima le atiente el guapo dependiente que nunca les atiende cuando van allí.

-Hola, ¿qué te pongo?- le habla con una ronca voz y ella oculta su risa, al ver que tiene un poco de chocolate en el labio.

-Un gofre de chocolate- dice sonriendo y el chico le devuelve la sonrisa. En su placa pone Alan... de repente ese nombre le gusta y mucho.

-Lo siento pero no nos quedan- dice nervioso.

-Creo que sé por qué- dice riendo y coge una servilleta de encima de la barra para limpiarle el labio y enseñárselo, haciendo que él se sonroje -No pasa nada, no se lo diré a tus jefes.

Ríen. De repente Emma se siente muy cómoda. Va a dirigirse a la salida.

-¡Espera!- se gira y camina de nuevo hacia la barra.

-¿Sí?

-Me preguntaba si querrías quedarte y... ayudarme a terminarlo- dice y saca de debajo de la barra el gofre. Aún queda un poco más de la mitad.

-Cla...claro- se dirigen a una mesa y entre risas pasan la tarde.

En ese momento desearía que Chelsey estuviera ahí para decirle: Te lo dije.

Cómo enamorarse sin morir en el intentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora