La Caída De Un Ángel.

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(Louis Tomlinson)

Me sentía mal, por haber discutido con Madison, pero ya me tenia harto su rebeldía, sus salidas a fiestas y que me peleara borracha o peor cuando estaba drogada.  Pero no podía evitar estar con ella, su forma de ser, y lo hermosa que se veía a la luz del sol, me volvía loco. Estaba enamorado de ella, pero tenia que dejarla, ella me rompía el corazón y no le importaba como me sentía. Pero que le iba a importar, le había pasado peores cosas. Ella me necesitaba, estaba sola y yo me aleje. Iba camino al hotel donde se hospedaba, habitación 511, me había dicho la noche pasada cuando discutimos. Marcaba a su celular, pero no contestaba, sabia que estaba furiosa, anoche le había gritado muchas groserías. Me estacioné frente al hotel y baje lo mas rápido posible.

Camine por el vestíbulo y pregunte por unas llaves de repuesto, era obvio que ella no iba a abrirme. El señor de la recepción me miro, sabia quien era yo "Louis Tomlinson" uno de los cantantes de One Direction . Él al verme no dudo en entregarme unas llaves de repuesto. Sonreí agradecido y corrí hacia el ascensor, quería verla y pedirle perdón por lo que había dicho anoche.  Llegue al quinto piso y camine hacia su habitación. Toque su puerta, pensando que tal vez me abriría. 

-Madi, soy yo Louis-  Nadie respondía. Volví a tocar, pero al igual que la primera vez no abrió.  Abrí la puerta con las llave de repuesto, al entrar la cama estaba desordenada y llena de pastillas. El piso estaba untado de champaña. <que asco> me dije. En su mesa de noche había un libro, me acerque a tomarlo, y en su portada, tenia algo escrito con Sharpie , decía <Mi diario >. Lo tome y lo guarde entre mi axila. Mire que la puerta del baño estaba abierta, pensé que estaba tomando un baño y me acerque lentamente.

-¿Madi?- dije -¿Madison? - repetí, pero esta vez más fuerte. Entre al baño lleno de valor, y la vi. Mi cuerpo se lleno de angustia, mis ojos soltaron lágrimas. Solté el diario, mi peor pesadilla estaba frente a mi.  Me acerque a ella, le pedía a dios en mi interior que ella estuviera durmiendo. Tome su cara inerte y la sacudí.

-Madi despierta- dije débil  Madison no respondía, tenia cortadas en sus manos y su cuerpo estaba lleno de pastillas.  - Madi despierta- dije un poco mas fuerte.  El silencio, me mataba por dentro, golpee su cara, pero no respondía. Comencé a preocuparme más y más.

-¡Madison despierta!- grite con mi voz cortante, acerque su cuerpo hacia mi y comencé a gritar con llanto. Mis lágrimas brotaban, y mi corazón latía fuerte. Tome su pulso, y mi pesadilla se confirmo, Madison Blue estaba muerta. Tape mi boca del susto y la levante de la tina, poniendo su cuerpo sobre mi. Mis lágrimas eran fuertes, y yo miraba su cara fría. -¿por que Madi?- le preguntaba, tratando de escuchar una respuesta. Sentía dolor en mi pecho, saber que le había gritado antes de su muerte, me alteraba más. Llame una ambulancia. Y les dije con tristeza - Madison Blue esta muerta-. Pose su cara sobre mi pecho y tome su diario, quería saber por que se había muerto, y comencé a leerlo.

"El diario de Madison Blue"

Mi mano sudaba, los nervios me dejaban sin aliento, mi pierna temblaba evadiendo el calambre que corría por mis rodillas, mi corazón latía fuerte, yo trataba de respirar. El ruido de la gente comentando el acto de un chico tocando flauta, resonaba por mis oídos.<Hay mucho publico hoy> me dije a mi misma.<¿en que me metí?> pensé. Recordaba aquella escena, cuando cantaba en las duchas del mugriento baño del colegio. Estaba en una de las duchas enjuagando mi sudorosa melena rubia. Había puesto a reproducir canciones en mi I pod Touch, al escuchar una de mis canciones favoritas, comencé a tararear su melodía, quería cantarla, pero era muy tímida  para hacerlo frente a muchas chicas. Salí un momento de la ducha a mirar si era la única en el baño, y estaba en lo cierto. Volví a entrar en la ducha, era viernes en la tarde, un típico día de diciembre, en el estado de California. Comencé a cantar la canción , cerré mis ojos y bailaba mientras me quitaba los restos de jabón de mi cuerpo, sentía la música acariciar mis oídos y entrar a mis venas, me sentía viva, mis cuerdas vocales eran fuertes y el sonido que salía de ellas también lo era, estaba en mi mundo.  Hasta que escuche un golpe en la puerta de la ducha. Grite del susto y deje de cantar.

-¿Quién esta ahí?- pregunte asustada tomando mi toalla, por si era algún chico pervertido del equipo de fútbol.

- Soy yo Christina- dijo una mujer

-¿Christina Blue?- pregunte - ¿hermana?-

- si , soy yo tu querida hermana Christina- menciono con ironía. Abrí la puerta de la ducha, con un poco de duda.

-¿qué haces aquí?- pregunte a la chica alta de cabello rubio y ojos celeste.

-da.. - dijo con ironía- pues es temporada de navidad y tengo que estar con mi familia- dijo sonriente llena de alegría.

- pensé que estabas "ocupada"- mencione con desinterés en ella, mientras salía de la ducha.

-yo también tengo vacaciones- dijo con gracia Saque mi ropa de unos de los casilleros que estaban junto a las duchas, y una hoja amarilla con una propaganda plasmada en ella cayó al suelo. Christina la recogió y en voz alta la leyó, mientras yo me ponía ropa.-concurso anual de talentos, jueves 28 de diciembre, 6:00 pm -8:00 p.m-  -¡deberías ir!- grito de emoción Mire sus ojos de esperanza, y la mire con mis ojos en blanco.

- no, ni loca-  fruncí el ceño, regresando a mi asunto de vestirme.

-vamos- dijo suplicando - tu cantas hermoso-  La mire con cara de ira. Ya suficiente tenia con ser su hermana, la hermana de Christina Blue, no quería mas atención, quería una vida normal y tranquila, no la vida de ella, llena de atención, glamour y chismes.  

-¡no!- dije cerrando la puerta del casillero con ira. Christina tomo mi brazo, y me trajo hacia su cuerpo.

- vamos hermana, hazlo solo por mi- dijo tratando de convencerme   de cantar en el patético show de talentos.

-no lo haré por ti- dije furiosa.

- hazlo por ti- dijo mirándome a los ojos, como si supiera como era mi deprimente vida en la escuela. Me senté rendida en una de las frías bancas de metal que estaban en el baño. Hice espacio para que Christina se sentara junto a mi.  - se como te sientes- dijo Christina con tal seriedad, que pensé que alguna vez ella fue humana. - yo era como tu, la chica común y asustadiza- menciono- solo tenia dos amigas, y era feliz con ello, excepto que era invisible en la escuela, ningún chico me miraba, hasta que me volví famosa y mi vida cambio- dijo tratando de evadir las lagrimas y recordando como era su vida en los pasillos de su escuela. Suspire. Y la tome del hombro izquierdo.

- esta bien, lo haré- dije - tómalo como un regalo de navidad- dije desinteresada. Pude divisar la sonrisa de alegría que se formaba en la cara de Christina. Sus ojos brillaban de emoción, y se lanzo hacia mi escuálido cuerpo con un enorme abrazo. - pero nada más- dije - no quiero llamar la atención- Christina me sonrió con malicia y sentí un frío que corrió por mi cuerpo, tratando de decirme que me había metido en un gran lío. 

El chico de la flauta había terminado. Los aplausos de consolación eran pocos. Eso me ponía más nerviosa, ¿y si hacia el ridículo? ¿Y si cantaba mal?, estaba  muy preocupada, el sudor caía de mi frente, me hacía falta respirar. Estaba pensando en las caras de burla que me harían Rachel y su grupo de animadoras, o a Thomas Halmiton, el chico lindo de mi clase de química, él se reiría de mi. Pensé. Me acerqué a mirar el publico, lo único que me animaba era ver a mi madre, y mis amigas Angelina y Amy.  No podía ver a mi hermana, pero sabía que ella estaba en ese mar de personas sentadas en el auditorio.

Escuché una voz masculina que decía, <sales en un minuto>. Me quedé sin habla , esta paralizada con tanto público, corrí atrás del escenario y vomité en una de las canecas. Los nervios me mataban desde el interior, mis músculos estaban tensos, y mi corazón quería salir. La presentadora dijo mi nombre.

- y por ultimo la señorita Madison Blue- Vomité otra vez, y me limpie la boca con la mano. Escuché la misma voz diciendo <¡es hora!¡ es tu turno!> estaba paralizada, no podía moverme del miedo.  El joven me tomó de los brazos y me empujo al escenario. Trate de tomar el equilibrio, y al entrar vi una luz cegadora. Luego mire la caras de las personas, observándome de pies a cabeza. Trate de devolverme pero el mismo joven me volvió a empujar al escenario. Escuché una tos incómoda, mire a los lados y el joven me gritaba

-¡maldición canta!-  Trague saliva y camine lentamente hacia el micrófono, respire profundo y la melodía de la canción comenzó a sonar.

La Caída De Un Ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora