- no te vayas Suga... -le rogó la chica con lagrimas en los ojos- por favor quedate conmigo
- ¿y por que quieres que me quede Valery? -Le preguntó él, dándole la espalda- yo jamás seré como el resto, no voy a quedarme quieto hasta realizar mi venga...
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Oscuridad profunda. Ni una gota de luz, nada, abrir los ojos y cerrarlos de nuevo era exactamente lo mismo, no se veía nada más que color negro. Valery tenía una horrible fobia por la oscuridad, no por algo paranormal que pudiera aparecer como en las películas de terror, si no el simple hecho de no ver nada era lo que la aterraba. En ese momento no pensaba en absolutamente en nada que no fuese buscar alguna luz, algo que la iluminara, por más mínima que esta fuera, pero no encontró nada. 《¿Acaso estoy muerta?》 Se preguntó a si misma con un profundo miedo por dentro. Acaso esa profunda oscuridad era el fin de la vida, la eterna oscuridad que debían recorrer los que ya no permanecían al mundo ¿acaso su padre se encontraba en ese lugar vagando desde el día de su muerte?.
El solo pensarlo la destrozo, sintió miedo, demaciado terror, desesperación y se quebró. Valery comenzó a llorar sintiendo un mar de lágrimas salir de sus ojos, sollozó con lentitud pero poco a poco su llanto se transformó en gritos de dolor desgarradores y desesperados, al borde de la completa locura y rendición. Pero entonces, en ese instante como un rayo de esperanza, una pequeña luz se encendió en una línea diminuta bajo sus pies, lo suficiente como para tranquilizarse y volver la cordura a su cabeza.
《Una puerta...》 se señaló a si misma al distinguir con más claridad de donde venía la luz. Aún estaba oscuro, le costaba caminar y no sabía dónde estaba, pero con pasos torpes y veloces se acercó a la madera de la puerta, tocando con desesperación implorando salida.
Un hombre, desde el otro lado de la habitación, corrió hasta el lugar al escuchar los desgarradores gritos de la joven. Llevaba vigilando la puerta toda la noche. En ese momento eran al rededor de las 6:00am y se había dirigido a la cocina por un café caliente y muy cargado con cafeína para mantenerse despierto, pero no había alcanzado a llegar cuando ya estaba de regreso a la habitación con el corazón acelerado.
Sacando un manojo de llaves de sus pantalones, abrió la puerta con las manos temblando, distinguiendo en seguida, entre la oscuridad, a la joven de cabellos dorados alterada, llorando, temblando, y con la respiración acelerada.
— ¿qué te a pasado?... —preguntó el hombre al verla de esa manera. Valery vio atentamente al hombre frente a sus ojos, tratando de reconocerlo o entender lo que estaba pasando. Estaba demaciado aturdida.
— ¿quién es usted?... ¿do...dónde estoy? —Inquirió con la voz entrecortada, pero junto antes de que él le respondieran la pregunta, a su mente le llegó el recuerdo de la horrible situación que había pasado horas atrás, o días, no estaba segura cuánto tiempo había pasado desde entonces— Taehyung... —masculló en voz baja para si misma, recordando a su mejor amigo siendo sometido por aquellos hombres. Al tener esa imagen en su cabeza, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, sintiendo un miedo en su interior.
— señorita, relájese por favor —le señaló el hombre de al rededor 30 años de edad. Se le notaba preocupado mientras giraba sus rostro en ambas direcciones del pasillo para asegurarse que nadie se acercara, sobretodo, su jefe.
