La obscuridad me envuelve.
Hay silencio a mi alrededor.
No escuchó más que los latidos de mi corazón y los suspiros que salen de mis labios.
No hay más ruido que el de mis propios pensamientos rompiéndome una vez más.
Quiero recordar esas palabras que me hacían sentir mejor en estos momentos. Pero mi mente parece estar en mi contra.
Los pensamientos son persistentes y los sentimientos se desbordan.
Las lágrimas salen de mis ojos en silencio, con calma. Como si quisieran pasar desapercibidas.
Su sabor salado llega hasta mis labios y me es imposible seguir ignorandolas.
Las dejo salir.
Queriendo así liberar la presión que se acumula en mi pecho y me impide respirar.
Queriendo sacar cada pensamiento y liberar esa presión en mi cabeza que no me deja tranquila.
Pero me cuesta.
Me cuesta dejar salir cada sentimiento, me cuesta soltar cada una de mis lágrimas, me duele pensar en que he caído una vez más.
Y justo aquí, en el fondo de una zanja es cuando puedo ver con claridad esa mano amiga que me impulsa a seguir.
Es aquí, en el inmenso abismo de soledad, cuando me doy cuenta de quien está junto a mi.
Cuando más rota me siento es cuando puedo notar quien me ayuda a recoger cada uno de mis pedazos para tratar de reponerme.
Es justo el momento en que me doy cuenta de que incluso en mis peores días esas personas me iluminan y me impulsan para que vuelva a brillar.
Y si, ese brillo tardará en llegar. Pero al menos sé que no esperaré sola a que eso suceda.
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"Una vez que ya hemos tocado fondo, nos abrimos a los cambios más grandes."
-Aang (Avatar: La leyenda de Korra)
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Escritos de media noche
De TodoNo sé como debería catalogar este escrito, no sé ni siquiera como iniciar a escribirlo. ¿Cómo definir algo que no tienes idea de como iniciar? Bien, supongo que será simple. Hay noches que no puedo dormir, hay noches que mi mente no deja de pensar e...