Gabriel cae al suelo sujetándose el pecho por el dolor que siente, su cara demuestra el sufrimiento de este momento. No me siento mal siendo sincera, me siento como si me hubiera quitado un peso de encima, de ese tipo de lapas que se te pegan a la espalda y te chupan la sangre, pues eso mismo es lo que pienso que me he quitado y siendo sincera me encanta, es como una liberación.
-Como te atreves hacerme esta mujer.- Dice Gabriel enfadado.- Yo te lo iba a dar todo y tu me rechazas así, no te mereces seguir viva, solo mereces la muerte como castigo.
-Sigo pensando que eres un pijo sin neuronas Gabriel.- Me mira enfadado.- Te recuerdo que soy la diosa de la muerte y eso significa que no puedo morir lo has entendido. Entiendo que quieras matarme porque te deje en ridículo delante de toda tu gente, uy perdona me equivoque, plebeyos como los llamas tu no?.
Empiezo a reír como si estuviera loca, sus caras son de desconcierto y miedo.
-Todo eslabón tiene su punto débil Lavinia.- Dice Gabriel decidido.
-Osea que vienes a mis tierras, vienes a mi casa, montas una guerra con la excusa de que tengo un punto débil por el que me puedo morir, por alguna razón no se te has parado a investigar si en verdad tengo un punto débil no se me lo pregunto.
-Tus hijos.
-Qué tienen que ver mis hijos en esto Gabriel?- Le digo ya enfadada.
-Ellos no son como tú, a ellos si los puedo matar.
-Si te atreves a tocar el pelo de alguno de mis hijos el que tendrá la cabeza pinchada en un palo como un pincho moruno seras tu me estas oyendo.
-Que no puedas morir no significa que los que te quieren de verdad no lo puedan hacer.- Empieza a girar y señalar una dirección.
Nada más observó lo que él señala mi cara se queda blanca, como puede ser esto posible, que ellos tres están aquí con ellos, supuestamente los deje en el castillo no pueden estar aquí, quien fue capaz de traicionarnos y cogerlos de algún lado.
-Por lo visto te quedastes sin palabras mi querida Lavinia, ya ves mis sirvientes hacen su trabajo muy bien, no como algunos que dejas al cuidado tus hijos y queridos.- Hace una risa diabólica, lo juro de esta no sale vivo.- Pero me divertí viendo como se queda tu cara después de matar a tus hijos y a tu mate.
-Me quieres a mi no, enfréntate a mí y déjalos ir.- Mi furia aumenta.
Como puede ser posible que los hayan sacado del castillo sin ninguno de nosotros enterarnos tengo que planear esto muy bien y que los suelten, se que no debería proteger a Ethan porque él fue un hijo de su madre conmigo pero por una parte como reina debo protegerlo y es el padre de mis hijos no puedo permitir que ellos sobre todo ellos lo vean morir no lo permitas por nada del mundo.
-Entonces qué quieres de mi?- Le digo.
-Te quiero ati y quiero a tu reino, no puedo permitir que una mujer los gobierne que error es ese, las mujeres no deberían gobernar ni en los cielos ni en los infiernos, sabes lo que pensaría nuestro dios al conseguir las llaves de los infiernos será estupendo me premiara con las mejores bebidas, comidas, mujeres y riquezas, todos estaríamos contentos, pero sobre todo deberías traspasarme algo de tu poder para convertirse en un dios, estuve investigando y hay algunos dioses que pueden compartir sus poderes con otros.
-Estas loco Gabriel estás oyendo lo que estás pidiendo.- Pero este que se cree.- Como me pides un reino que ni te pertenece si supieras las normas sabrias que todo lo que pides no se puede hacer nunca en la vida y además yo soy una de esas diosas que no puedo ir regalando poderes a lo diestro y siniestro. No es tan fácil como tu crees una cosa es lo que les tu y otra muy distinta lo que nosotros leemos pequeño estupido.
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Engañada, humillada pero más fuerte que nadie.
FantasyLavinia Sangenís es un tipo de ser sobrenatural diferente a cualquiera, ya que puede ocultar sus poderes y hacerse pasar por humana para no llamar la atención. Decide salir de su reino para vivir experiencias nuevas y seguir sus sueños pero algo dif...