Ginny estaba intrigada. Por qué precisamente Draco se había quedado con Hermione en el pasillo era todo un misterio. En otro tiempo, él hubiera pasado de largo aunque miles de Hermiones se le cruzaran por el frente, ni la alzaría a ver, más que para insultarla, por lo que no podía sacar de su mente que ellos tenían una actitud algo cohibida, como si estuvieran a punto de confesarse algo pero que habían sido descubiertos antes de tiempo.
—Sólo nos sonreímos a modo de saludo —le había dicho Hermione cuando se quedaron a solas.
—Y... ¿desde cuándo te sonríes con ese hurón? Que yo recuerde, él no se sonríe con frecuencia y menos con gente como tú... sabes bien a lo que me refiero, no me pongas esa cara.
—Ginny, en serio. No fue nada. Coincidimos. Si ya no hay motivo para llevarnos mal, no veo por qué no deba responder a una sonrisa —Hermione se había sonrojado levemente e inmediatamente cambió de tema.
Por estar distraída, Ginny se había perdido un poco del discurso de la directora McGonagall dando la bienvenida, mencionando algo sobre héroes de guerra y escuchar esa frase la hizo aterrizar y volverle a poner sal a la herida, pues volvió a quejarse internamente sobre lo que significaba volver al colegio con la ausencia de sus amigos más cercanos; vio a su amiga y al parecer, Hermione tampoco se lo estaba tomando bien.
—Al menos nos tenemos la una a la otra —le susurró a su amiga abrazándola. No estaba tan perdida en lo que Hermione estaba pensando pues le devolvió el abrazo con efusividad.
La directora mencionó la importancia de la tolerancia, sobre todo hacia cierto grupo de Slytherin. Eso fue seguido por abucheos de parte de unos pocos que inmediatamente fueron amenazados con puntos menos y expulsión. Minerva McGonagall era implacable y no iba a permitir ese tipo de actitud.
A la mañana siguiente durante el desayuno, la llegada del correo matutino sorprendió a Ginny y Hermione, a quienes les llegaron cartas de varios de sus amigos, deseándoles un buen inicio de año escolar. Incluso Ron se lamentaba por no haber podido siquiera acompañarlas a la estación, pues su entrenamiento no permitía pedir permiso para ausentarse. A Harry también le hubiera gustado pero el ser los salvadores del mundo mágico no les había servido de nada para al menos tener una hora libre aquel martes.
El año empezó con algunos cambios. Quienes habían cursado el séptimo nivel ahora debían repetirlo en lo que se llamó octavo curso y recibirían clases todas las casas en conjunto puesto que eran sólo veinte alumnos. Ginny no recibiría clases con su mejor amiga pero tenían el resto del tiempo para estar juntas, incluso eran compañeras de dormitorio ante la ausencia de Lavender Brown.
El otro premio anual había sido Ernie Macmillan. Draco Malfoy y Pansy Parkinson, mantenían su puesto como prefectos de Slytherin, algo en lo que Ginny no estaba de acuerdo. Consideraba que no era un buen ejemplo para los menores que dos abiertamente defensores de la causa anti muggles mantuvieran la insignia pero ella no era quién para cuestionar las decisiones de la nueva directora del colegio. En todo caso, alguien tenía que hacerlo y eran pocos los alumnos de esa casa que habían regresado.
Las semanas pasaron y las nuevas rutinas iban dando paso a complicadas tareas, muchos libros por leer y poco tiempo para pensar en lo sucedido en la Batalla de Hogwarts. En realidad, en el castillo no había quedado ningún vestigio que recordara lo sucedido, más que un mural cerca del Lago Negro con los nombres de los fallecidos, a un lado de la tumba de Dumbledore.
Los domingos, Harry y Ron le escribían a Hermione una carta deseándole una buena semana y comentando sus progresos en la formación como auror. Hermione se las enseñaba a Ginny, quien podía imaginar la alegría de Harry al describir el entrenamiento y el esfuerzo que hacía por dar lo mejor de sí mismo y se alegraba por él. Lo extrañaba, no sabía si al novio o al amigo, pero en todo caso, había alguien que estaba poco a poco abriéndose paso entre sus pensamientos.
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Tú, yo y ellos
FanfictionEmpezar de nuevo después de la guerra no es fácil. Ambos bandos deben superar sus traumas y miedos para seguir adelante. Al menos tienen buenos amigos para apoyarse, y ¿quién sabe? A lo mejor dejar viejas ideas atrás, hacer nuevas amistades o dejars...