🌙 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖵𝖾𝗂𝗇𝗍𝖾 🌙

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— Sigo pensando que sos un reverendo tarado. — Valentín le dijo a Daniel.

Cuando este se entero de nuevo a las actividades típicas que se realizaban en el colegio. A pesar de haberle dicho la noche anterior, que no quería saber nada más de él o bueno... más o menos eso.

— Te pedí que me escucharas, no que hablaras. — Ribba indicó con molestia, causando que el rubio intentará alejarse de él. — No, para. — le dijo desesperado, algo raro en su persona, porque no solía rogarle a nadie para que se quedará a su lado. — Perdón. — hablo.

Sorprendiendo al mismo Oliva y a más de algún transeúnte que pasó por ahí.

— ¿Perdón por...? — Valentín inquirió.

Esperando a que el otro dijera algo más, para saber qué tan mal debía de estar para que le pidiera que se quedará.

— Por ser un tarado desconsiderado y mimado cada vez que me decís algo. — el platinado se dijo a sí mismo.

Siendo suficiente, como para que el contrario volviera a su lugar, con una clara expresión de sorpresa en el rostro.

— Creo que el día del apocalipsis ha llegado. — Oliva bromeó pero con un semblante serio e impactado, que daba un gran contraste a sus palabras. — ¿En verdad te estás disculpando conmigo? — pregunto, no creyéndose nada de lo que sucedía.

— Si, pero si seguís así, te voy a mandar a la mierda. — Ribba advirtió.

Entre seguro de hacerlo y no.

Debido a que aún no sabía qué demonios le estaba sucediendo y necesitaba del contrario para tratar de descubrirlo.

— Me voy a morir. — susurró, mientras dejaba caer su cabeza contra la mesa.

— Vamos, no exageres. — Valentín dijo más calmado, al notar cómo el comportamiento natural de su "amigo" volvía lentamente. — El arrepentimiento no va a matarte. — informó con calma, porque eso no sucedía ¿cierto?

— Yo no estoy arrepentido de nada. — Daniel retrucó de inmediato lo que se le había dicho.

— ¿Entonces por qué estás así? — el mayor inquirió con una mirada acusadora, que no pudo ser refutada. — Touche. — canturreo victorioso.

Disfrutando, en gran manera, de la vulnerabilidad del contrario, aunque eso pudiera sonar y verse mal. Pero se trataba de Daniel, así que no había ningún problema por el momento.

— ¿Por qué no solo admites que estás mal? — le pregunto. — Así te ahorrarías todo este drama. — dijo, pero el platinado no pareció sentirse del todo convencido de ello.

— ¿Y en qué estoy mal? — Ribba inquirió de inmediato. — No sé si serías tan amable de decírmelo. — hablo, notándose un tanto desesperado por oír eso.

— Con mucho gusto. — Valentín respondió con una gran sonrisa en el rostro, al mismo tiempo que alzaba sus puños. — Sos un pelotudo, un egocéntrico de mierda, un narcisista, un pesado de primera. No soportas que los demás te digan algo, que vaya en contra de lo que piensas. Crees que todos son inferiores a vos y que tienen que demostrar respeto. Aunque vos lo trates peor que un pobre perro cajero. — enunció cada uno de los "problemas" de Daniel, levantando un dedo en el acto. — Puedo seguir si quieres, pero no vamos a llegar a nada bueno si estamos así. — indicó, bajando sus manos.

𝐑𝐨𝐭𝐨 : ᵗʳᵘᵉᵈᵃⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora