🌙 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖲𝗂𝖾𝗍𝖾 🌙

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🌙.

Mateo comenzaba a despertar de a poco.

Sentía el cuerpo demasiado pesado, como si hubiera corrido un maratón. La luz que se reflejaba en su cara, le era un tanto incómoda.

Porque gracias a esto, no podía abrir los ojos por completo.

— Que bueno tenerlo de nuevo con nosotros, señor Ribba. — el morocho escuchó pronunciar su apellido. Pero aún estaba un tanto desconcertado, para saber de quién se trataba.

— ¿Se va poner bien? — dijo una segunda voz, qué Mateo reconoció de un inmediato.

— ¿M-manuel? — susurró el menor, sintiéndose más tranquilo. Observando ya de mejor manera, todo lo que le rodeaba. — ¿Qué pasó? — consultó, al notar que se encontraba en la enfermería.

— Lo que sucedió fue que se desmayó en la entrada y según el señor Vainstein, tuvieron una pequeña discusión, que no terminó nada bien. — la enferma tomó la palabra. — Pero dígame, ¿Es la primera vez que le pasa esto?

— Si. — contestó el morocho sentándose. — ¿Pero no es grave?, ¿verdad? — pregunto. — Después de todo, algunas personas suelen desmayarse. — dijo, intentando restarle importancia a la situación.

— Como usted lo dijo, algunas personas suelen desmayarse. Aunque estas tienen una condición médica para que eso pase. — comentó. — Pero en un adolescente, aparentemente sano como usted, no es nada normal. — dijo. — ¿Ha estado con presiones o algún malestar general en estos últimos días? — preguntó examinando al menor, quien parecía incomodó con tantas preguntas.

— N-no, para nada. — respondió nervioso, sintiendo como Vainstein no le despegaba la mirada de encima.

— De acuerdo. — habló la mujer alejándose del morocho, dejándolo respirar en paz. — Ya se nota mejor, solo evite más situaciones como la que desencadenó esta situación. — indico. — Por reglas del colegio, sus padres tendrán que ser informados sobre de esto.

— Está bien. — respondió Ribba, levantándose de la camilla. Pero sus piernas temblaban un poco, por lo que Vainstein lo ayudó a mantenerse de pie. — ¿Ya me puedo ir? — cuestionó obteniendo una respuesta afirmativa, pero antes que saliera junto al castaño, la mujer los detuvo

— Otra cosa, le sugiero que cuide su alimentación. — sugirió. — Su peso no es el adecuado para alguien de su edad. Está bastante delgado y eso puede llegar a ser peligroso. — finalizó, dejando que Ribba y Vainstein se fueran de una vez por todas.

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🌙.

Los amigos caminaron en silencio por unos cuantos minutos.

Mateo comenzó a reprocharse lo que había pasado.

Porque nunca le gustó preocupar a los demás, y casi siempre que le pasaba algo, intentaba que las otras personas no se dieran cuenta de ello.

Ocultando muchas situaciones dolorosas, que ni sus padres sabían. Ya que se prometía no verse débil ante los demás, pero esto parecía estar fallando un poco.

— Perdón. — dijo el mayor cortando el silencio. — No tuve porque hacerte eso, lo siento mucho Teo. — se disculpó, sintiéndose avergonzado y como un mal amigo.

— No hay problema, Manu. — repuso el morocho sonriendo, en busca de tranquilizarlo. — Se que no esperabas que reaccionara de esa manera.

— La verdad no. — soltó el castaño. — Y créeme que me dió mucho miedo, pensaba que te había pasado algo grave.

𝐑𝐨𝐭𝐨 : ᵗʳᵘᵉᵈᵃⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora