🌙 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮𝖼𝗁𝗈 🌙

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— ¿Listo para el sábado? — Manuel le preguntó a Mateo.

— ¿Qué hay el sábado? — cuestionó un tanto confundido el morocho, ganándose un reproche del mayor.

— ¿Posta? — dijo sin creer lo que había escuchado. — ¿Al menos sabes qué fecha es el sábado?

— Veinticinco... ¿Creo? — Mateo contestó de inmediato.

— ¿Veinticinco de...? — siguió Vainstein, en busca de que el menor pudiera recordar algo más.

— Marzo. — dijo sin saber a qué se refería. — Ya, decime qué pasa. — exigió sin elevar la voz.

— El sábado es tu cumpleaños, pelotudo. — comentó el castaño. — ¿En serio te olvidaste de tu propio cumpleaños? — preguntó sin entender esto.

— P-puede ser. — susurró el morocho. — Sabes que odio mi cumpleaños y no me gusta celebrarlo. — soltó evitando la mirada del mayor.

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🌙.

Cuando Mateo estuvo en el orfanato, nunca tuvo su propio cumpleaños. Debido a que las encargadas, no podían celebrar de esa manera todos los cumpleaños de los nenes.

Así que optaban por realizar una pequeña, pero amena fiesta de cumpleaños una vez al mes. Y quizás no podía tener el mismo significado, pero estaba hecho con la mejor intención del mundo.

No siendo hasta que llegó con los Ribba, que el morocho pudo tener su primer cumpleaños como debía de ser. Pero esto no fue como se había esperado, porque su cara y ropa terminaron embarrados de torta.

Junto con Daniel riéndose a más no poder.

Y Mateo pudo haberse puesto a llorar ante esto, pero decidió no hacerlo. Por lo que trató de fingir que la broma había sido de su agrado y que todo estaba bien.

Aunque no lo fuera.

🌙.

Daniel siempre hacía algo por sabotear sus cumpleaños, lográndolo con mucho éxito. Bueno... a excepción de su cumpleaños número quince, el cual lo pasó con los Vainstein.

Ya que sus padres habían salido por negocios en aquella fecha y los padres de Manuel al enterarse de esto, lo invitaron a una cena nada formal.

Las amas de llaves habían preparado una deliciosa pero sencilla cena, al igual que una riquísima torta de frutilla y chocolate.

Sin lugar a dudas ese fue el mejor cumpleaños que pudo haber deseado.

🌙 .

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— Lo sé, pero cumplís diecisiete y me es inevitable no recordártelo. — se excusó el castaño. — Ya vas a dejar de ser un nene. — bromeó, limpiándose una lágrima falsa.

— Solo sos un año mayor Manuel, no es la gran cosa. — dijo Ribba.

— Si, si, si. — acotó Vainstein. — ¿Pero tus padres van a organizar algo o no? — pregunto. — Porque si no es así, podés venir a mi casa o vamos algún lado, para celebrar.

— No sé qué habrán pensado. — respondió el contrario, jugando con el envase de su bebida. — Quizás sí lo hagan, pero no me he atrevido a preguntarles, además prefiero pasar el sábado como si fuera un día normal. — comentó haciendo una mueca.

𝐑𝐨𝐭𝐨 : ᵗʳᵘᵉᵈᵃⁿⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora