Ser el mensajero de Satán suele ser un trabajo difícil, tener que ver como la gente muere, saber con exactitud el momento, hora y como mueren las personas, suele ser duro de ver para los seres humanos, pero para los Ángeles de la muerte no nos importa ver, ni siquiera podemos demostrar nuestros sentimientos. Ese es nuestro pecado, por algo que que hicimos en nuestra vida pasada. Tampoco podemos interferir en la vida de los humanos... Pero es difícil para mí no hacerlo con una persona.
-¿Que miras?.
-Nada nada juasjuas.
-A veces das miedo.
-Agente en acción me llaman.
-Ya cállate o le diré a Satán que fuiste tú la que comió su gansito.
-¿Dijiste algo? Es que me distraía mirando esta revista interesante...