Auribus Teneo Lupum

Puertas al infierno

Una exhalación suave y temblorosa de ansiosa anticipación se estremeció sobre sus labios mientras miraba a través del campo oscuro hacia su objetivo. Una reunión de nubes oscuras había eclipsado la luna y las estrellas por completo. Le ponía nervioso lo sofocado que se sentía ahora sin que brillaran sobre su piel. ¿Era eso porque ahora era en parte lobo? Quizás era simplemente porque estaba tan acostumbrado a sentirlos por encima de él, después de haber pasado muchas noches debajo de ellos en los últimos meses.

Se sentía como si su mente picara mientras se movían a través de la hierba oscura hacia su destino. Nunca había apreciado realmente el hecho de que la conexión de Fenrir con él bloqueara las intrusiones de Voldemort hasta ahora. Podía sentirlo tratando de acceder a él, pero nunca fue más que este irritante pinchazo, incluso sus sueños habían estado a salvo.

"Una vez que pongamos un pie allí, ninguno de nosotros estará a salvo", murmuró en voz baja. Marrok, que caminaba cerca de él, lo empujó suavemente con el hombro para tranquilizarlo.

"Si hay una persona que está a salvo, creo que eres tú", dijo, mirando a Fenrir y Raquelle que caminaban justo frente a ellos. "No hay forma de que te esté pasando nada, no te preocupes".

"No estoy preocupado por mí mismo", replicó Harry.

Fenrir gruñó. "Deberías hacer, lo que sea que te suceda, le pasa a nuestro cachorro".

Harry se estremeció un poco ante la advertencia, pero Marrok lo empujó de nuevo y se puso en línea con Raquelle para que Fenrir pudiera volver a su lado con algo de privacidad. Los grandes nudillos de Fenrir rozaron suavemente el costado del estómago de Harry, antes de acariciar brevemente el dorso de la mano de Harry.

Estaba tan oscuro. Estaba agradecido por sus sentidos agudizados o de lo contrario probablemente ya se habría caído en el culo. Estaba tan lejos de cómo se había despertado esta mañana, Fenrir acariciando cada curva y hundimiento de su cuerpo mientras el sol entraba por la ventana sobre ambos. Se arqueó y le dio la bienvenida al roce de la barba incipiente, el aliento caliente y la boca firme en cada parte de él, relajada y cálida.

Ahora miró a Fenrir mientras caminaban, el calor cubría sus mejillas mientras recordaba que ambos se completaban en la boca del otro. "Si te aseguras de que todos salgamos vivos de esto, te dejaré tener mi trasero de nuevo", respiró. No estaba muy seguro de por qué lo dijo, solo tenía esta horrible y molesta sensación de que no todos saldrían ilesos de esto.

Los nudillos de Fenrir rozaron sus dedos ahora. Él rió suavemente. "Hmm, inspiración de hecho". Ahora no estaban lejos. La mansión Malfoy estaba justo enfrente, la gran valla de hierro forjado se erguía alta, oscura y presagiaba como las puertas del infierno. "No te preocupes, ¿de acuerdo?" Fenrir dijo cuando estaban a solo unos metros de las puertas. "Solo concéntrate en hacer el papel de un prisionero sumiso y roto, tendrás que hacerlo bien, mascota".

Harry asintió, tragando saliva. "Recuerda, no podemos matarlo hoy, incluso si tenemos la oportunidad. No sé cuántos horrocruxes consiguieron Hermione y Ron sin mí. Necesito estar seguro de que todos se han ido antes de que lo ataquemos de frente, se trata simplemente de convencerlo de que estoy roto para que tengamos la libertad de ir a buscar a mis amigos, ¿de acuerdo?

Fenrir no dijo nada, pero Harry sabía que estaba escuchando. "Y tendrás que hacer el papel de mi cruel, bestia de captor, tendrás que ser convincente sin importar lo que haga".

Se detuvieron en las puertas y Harry inhaló profundamente de nuevo antes de quitarse la capa (de Fenrir) y entregársela. Fenrir lo abrochó alrededor de su propio cuello con una mirada extraña en sus ojos mientras Harry se quitaba el resto de su ropa. Raquelle los metió en la pequeña bolsa en su cintura mientras Harry se estremecía, la fría noche inglesa azotaba su piel expuesta. Podía sentir la inquietud de Fenrir, su irritación de que esto tuviera que hacerse, especialmente de esta manera, pero habían acordado que era necesario para pintar la imagen de un prisionero sumiso.