Auribus Teneo Lupum

Pequeña Bludger

Fenrir no se había olvidado ni se había retractado de su promesa de ir a buscar a Ron y Hermione, al menos no exactamente. Aunque Harry sospechaba que el alfa aprovecharía cualquier oportunidad para escapar de su promesa, sabía que estaba diciendo la verdad cuando le dijo la razón por la que debían esperar. El lobo había dicho que incluso si Harry prometía quedarse en la montaña donde nada podía tocarlo, tenía una forma de encontrar problemas y no creía que pudiera obligarse a irse hasta que Harry pudiera al menos defenderse con magia. Podría aprovecharlo a voluntad en lugar de esperar que lo encontrara en un momento de pánico.

Harry estaba trabajando en eso. Le había pedido a Accalia que lo ayudara como lo había prometido una vez, por lo que se había sentado en las lecciones que el hombre generalmente les daba a los niños. Pero habían pasado casi dos lunas desde que Harry aceptó esa condición y todavía no había progresado. Este hecho no tuvo un efecto positivo en su estado de ánimo ya temperamental. No volvería a hablar con Fenrir a partir de esta mañana, cuando el lobo insinuó bruscamente que tal vez Harry no se estaba concentrando lo suficiente.

Esas palabras lo habían molestado más porque sentía que podrían ser un poco ciertas. Había tenido seis años de educación mágica. Por supuesto, la magia sin varita era algo que pocos magos eran mucho mayores que él y la magia de los hombres lobo, bueno, era algo que aparentemente nunca se aprovechó por completo hasta después de una educación mucho más extensa. Pero sabía que la verdad era que había pensado que sería más fácil que esto.

Las pociones siempre eran difíciles, pero todo lo demás en lo que estaba bastante bien, desde el principio, pensó, aborreciéndose a sí mismo por lo arrogante que sonaba eso, incluso en su cabeza. Volar había sido natural, la Defensa Contra las Artes Oscuras había sido tan fácil como respirar para él; demonios, probablemente había sido una de las personas más jóvenes en conjurar un hechizo Patronus completamente corpóreo .

¿Por qué no puedo conjurar algunas chispas aceptables al menos para que Fenrir cumpla su promesa ?, pensó con tristeza, antes de darse cuenta de que estaba haciendo exactamente lo que Fenrir le había acusado antes. Concentrándose tan sinceramente en su falta de progreso y todo lo demás que estaba sucediendo, que no estaba prestando atención en absoluto. Miró a su alrededor. Los gemelos de Accalia estaban sentados con las piernas cruzadas e inmóviles como una piedra, los ojos cerrados (como el resto de los estudiantes) y pendientes de cada instrucción de Accalia. Incluso si ellos, junto con los otros niños más pequeños, solo estuvieran realmente allí para acostumbrarse a la formalidad de la escuela.

Todos estaban en (lo que Harry solo podía describir como) un estado de meditación; tratando de "sentir la magia en la tierra" donde se sentaron, la hierba que se extendía a su alrededor a pesar de la época fría del año. Harry suspiró. Nunca podría hacer esto. Hermione lo habría dominado en un momento y probablemente también le hubiera dicho, al igual que la pequeña voz en la parte posterior de su cabeza, que no podía progresar porque una parte de él no quería . No quería por lo que eso significaría ...

Lentamente, sin pensarlo, su mano se deslizó hacia abajo para acariciar el ligero bulto en su túnica. Se notaba ahora, una pequeña bola demasiado definida y redonda para confundirla con comer demasiado, pero aún no tan grande como debería ser, dada la cantidad de lunas que había visto desde esa noche. Todavía se sentía más allá de lo peculiar, lo aterrorizaba cuando se atrevía a permitirse pensar en lo que podría suceder en solo un mes más. Tragó saliva y sintió un fuerte empujón dentro de él bajo su mano. Era como si el bebé intentara tranquilizarlo. No pudo evitar sonreír levemente.

Sí, esto estaba lejos de ser la mejor situación. Ni siquiera estaba seguro de si había era un término para lo que él y Fenrir compartida en el mundo cuerdo que una vez había pertenecía. Estaba en la cima de la lista de muerte de uno de los magos más peligrosos del mundo, no tenía varita, estaba como rehén / protegido en medio de una montaña en... Merlín solo sabía dónde. Estaba aterrorizado y sin idea de qué hacer con el bebé una vez que naciera. Pero era su, su familia, una parte de él que lo amaría más que a nada, incondicionalmente.