•● CAPÍTULO 8 ●•
Las puertas del ascensor quedan totalmente abiertas; estoy desconcertada por lo que acaba de suceder, más ahora no tengo tiempo de pensar en eso. Tengo que pensar en mi. En allar una solución para sufrir lo menos posible.
Christian me da un pequeño empujón y le obliga a mis piernas a desplazarse hacia delante.
Me hayo en una sala circular, acristalada por todos los lados (excepto en el hueco del ascensor) desde aquí arriba se ve todo el terreno de tierra y cientas de personas en fila.
Ahora mismo devemos estar a unos trenta metros de altura. Esta invensa sala es totalmente blanca, y está rodeada por un comodo sofá circular de piel, también blanco,tiéne forma de 'donus' - pienso.
Lo que menos me gusta del sitio dónde estoy es... La persona que se encuentra situada frente a mi, está girado, dándome la espalda. Prácticamente me olvido de que no estoy alojada en un invenso hotel.
- Christian, retiraté.
Él me mira angustiado, no se que clase de sentimientos alvergará hacía mi persona, pero se con seguridad que quiere protejerme.
- Señór, está usted seguro, podría necesitar mi ayuda.
- Retirate te he ordenado. No querrás que...
- Enseguida señor, disculpeme, no volverá a pasar se lo juro por mi vida, amo.
No puedo reconocer a Christian, no parece el mismo jóven valiente que me ha besado, ahora parece otra persona, es cómo un corderito ante un lobo. Quién le ha visto y quien le vé.
Christian se vuelve a meter en el ascensor y pulsa el botón de abajo del todo. Antes de que la puerta se cierre me da una mirada de esperanza.
Quizá devería hacerle caso, quizas tendría que obedecer a este hombre en todo, puede que sea la única forma de seguir viviendo, quizas devería... NO. No lo aré, no pienso anular mi voluntad por esta ingrata persona.
- Bién. Tenía ganas de volver a verte, la primera vez que te ví supe que eras valiente, pero no me imaginé qué podías llegar a este punto.
De pronto se giró, lleba una mano delante y una detrás. Se está acercándo cada vez más a mi.
Nose que hacer, no se cómo actuar.
-No sabe que valiente y persistente puedo llegar a ser digo mientras retrocedo unos pasos, me he aprochimado hasta el ascensor, me temo que ya no puedo retroceder más. Pienso angustiada.
De repente y sin prebio aviso, el sr. Rodríguez se avalanza sobre mi. Puedo ver a unos pocos centímetros su rostro desfigurado, me está mirando fijamente, con sus ojos ensangrentados.
Ahora sus dos manos quedan frente a mi. La que anteriormente llebava cubierta, ahora lleva una injeción. Y creo que tiéne el ánimo de subministrala.
- ¡Detente! ¡Sueltame!
Digo mientras forcejeo.
- Aquí, el único que da las órdenes soy yo. Dice apretandome una de mis muñecas.
Luego hay muchos segundos de forcejeo, muchos chillidos, está situación me parece interminable... Todo lo que intento es en vano. El líquido de esa injeción ha empezado ha correr por mis venas. No sé que efecto tendrá en mi, espero que uno no muy trágico. Me empiezo a sentir mareada y caigo al blanco suelo.
- Tránquila, solo es un somnífero. Me dice segundos antes de que yo pierda el sentido.
Al despertar estoy... desnuda en una sala ovalada blanca, encima de una camilla. Estoy atada de pies y brazos, esta vez con cuerdas. Nosé que me han echo, más puedo observar una cicatríz en mi muslo derecho.
Intento relajarme para evitar gritar.
Empiezo a observar aténtamente el nuevo lugar dónde me ayo. Lo miro de arriba a abajo. Lo inspecióno, quizás así pueda saber lo que me han echo. A lo largo de mi expedición a través de mis ojos, observo varias cámaras, que deven estar vigilando todos mis movimientos. Está bien.
- ¡¡Aaagh!! , ¡¡Socorro!! , ¡¡ayuda!!
Empiezo ha hacer cómo si me estuviera dando un ataque de hipotermia. Todo tiéne su lógica, y proviniendo de mi más.
Si ago esto, seguramente, pronto aparecerá el perrito faldero del sr.Rodríguez, es decir : Christian.
O eso espero.
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Un nosotros
Teen FictionDafne, una jóven desamparada se encuentra confusa, a lo largo de la história irá teniendo aventuras hasta la más peligrosa: enamorarse.